Hermanos Franciscanos se reunieron a reflexionar sobre el redimensionamiento de la vida franciscana

Durante la jornada, los asistentes abordaron el tema desde la perspectiva personal, desde la fraternidad y la estructura de la provincia.

Como cada año, los hermanos franciscanos se encontraron fraternamente en la Casa de Retiro Alvernia,  para reflexionar sobre la realidad de la provincia y la reestructuración de su vida. Fueron 66 hermanos que viajaron desde distintas localidades de Chile, para vivir juntos esta jornada anual de estudios.

“Cuando aplicamos este concepto, detrás de ello está la búsqueda de fidelidad carismática, una búsqueda permanente de caminos nuevos, presencias nuevas, reestructuración de situaciones con ese propósito”, explicó el hermano Isauro Covili, provincial de la orden.

Según comentó el hermano, “la jornada fue preparada durante todo el año a través de fichas de reflexiones sobre estos mismo ámbitos, que fueron tratadas a través de fraternidades locales, a nivel de zonas, por lo que al llegar a la jornada de estudio, los hermanos ya estaban familiarizados con las temáticas”.  

El contenido, fue tratado en tres dimensiones: una personal, para pensar “qué cosas debe cada uno cambiar”, desde la fraternidad “para conversar sobre cómo podemos hacer un camino nuevo, en orden a una mayor entrega, donación, vitalidad misionera”, y también a nivel de estructura como provincia de Chile, “viendo qué lugares podemos dejar, repotenciar, favorecer, y también reconvertir, dándoles una nueva finalidad”, explicó el hermano Isauro.

Cada una de estas temáticas fue expuesta por los propios frailes, tras una metodología que incluyó grupos de trabajo divididos por características etarias y zonales, que permitieron enriquecer el diálogo.

Uno de los expositores fue el hermano Luis Mauricio Aravena, quien valoró la posibilidad de discernir junto a otros hermanos. Según explicó, en su presentación, que llevó adelante junto al hermano José Manuel Hernández, reflexionaron sobre la espiritualidad franciscana, desde el “ámbito personal y fraterno, mirando dos íconos de nuestra espiritualidad, la cruz de San Damián, que nos hace encontrarnos personalmente con Dios, y el segundo ícono fue el de la Porciúncula, que nos hace reflexionar juntos, entrar en un dinamismo desde lo personal hacia lo fraterno con Dios y los hermanos. Ello nos llevó a subrayar que hay una respuesta personal que se une, que es comunitaria, provincial”, comentó.