Formación Permanente

La formación permanente es un itinerario, personal y comunitario, que dura toda la vida, en el descubrimiento de Cristo pobre, humilde y crucificado, en uno mismo, en los hermanos, en el servicio, en la propia cultura y en toda la realidad contemporánea. Es, por tanto, un proceso de conversión, un crecimiento personal, espiritual, profesional y ministerial, de modo que el hermano menor está siempre dispuesto a comenzar a obrar el bien, según la exhortación de San Francisco (cf. CCGG 135).

La formación permanente, considerada como un proceso de «continua conversión del corazón»(CCGG 32 § 2), «exigencia intrínseca de la consagración religiosa»
(VC 69a) y exigencia de fidelidad creativa a nuestra vocación (cf. FP 40.41), es el humus de la formación inicial.

 La formación permanente se realiza en el contexto de la vida cotidiana del hermano menor, en la oración y en el trabajo, en sus relaciones dentro y fuera de la fraternidad y en la relación con el mundo cultural, social y político en el que se mueve.

El objetivo fundamental de la formación permanente franciscana es animar, nutrir y sostener la fidelidad de cada uno de los hermanos y de la fraternidad a la propia vocación en todas las dimensiones de la vida humana, cristiana y franciscana, en el espíritu y en la misión de la Orden, para construir el Reino de Dios en tiempos y condiciones en continuo cambio.

La formación permanente habilita al hermano menor para asumir una actitud contemplativa capaz de escuchar a Dios – que pide a cada uno ser evangelizado y evangelizar – y de apoyarse en las dificultades, en los desafíos y en los cambios provocados por su contexto vital.

La formación permanente cultiva la capacidad espiritual, doctrinal y profesional, la actualización y la maduración del hermano menor, de modo que pueda desempeñar cada vez mejor su servicio a la Orden, a la Iglesia y al mundo.

La formación permanente favorece la renovación de cada hermano y de las fraternidades locales y provinciales en la relación con el pueblo de Dios, respetándolo, sirviéndolo y aprendiendo de él.