Recuperar el primer amor – Lectio divina en el CPO

La segunda fase del Concilio Plenario de la Orden, se ha centrado en el discernimiento. El clima de Nairobi fresco y brumoso ha proporcionado el telón de fondo perfecto para Lectio Divinaodierna, una lectura meditativa de las Escrituras.

Fray Isauro Covili, OFM, uno de los moderadores, ha explicado que la Lectio Divinase ha programado en respuesta a la solicitud de los participantes, que han pedido que la segunda fase del CPO se abra con una sesión más contemplativa. Esto ha permitido a los miembros del Consejo adoptar una postura reflexiva con respecto a los temas que se tratarán en la segunda semana. Temas que conducirán a la formulación de pautas y darán una dirección clara para los próximos tres años de la vida de la Orden.

Fray Juan Isidro Aldana, OFM ha dirigido la Lectio Divinatomando un pasaje del libro de Apocalipsis 2, 1-7, que es el texto fundamental del presente CPO. En su contribución, que fue muy apreciada, ha instado a los frailes a volver a ese momento en que se “enamoraron” de Jesús y decidieron seguirlo en la forma de vida franciscana.

Fray Juan ha hecho algunas preguntas para que los hermanos las respondan durante un largo período de silencio y reflexión individual, después de lo cual celebraron la Eucaristía por grupos lingüísticos. Estas preguntas se basaron en una introspección, mirar el pasado con gratitud, para vivir el presente con pasión y lanzarse hacia el futuro con esperanza. Entre las distintas interrogantes, se ha planteado a los frailes si los ministerios actuales de la Orden aún reflejan nuestra pasión y deseo de servir a las personas al compartir sus alegrías y tristezas. ¿Cómo miramos el futuro con esperanza, dadas las dificultades que enfrenta la Vida Religiosa? Algunos de los muchos problemas que amenazan nuestra esperanza son: disminución de las vocaciones y aumento de la edad media, problemas de carácter financieros, relativismo y una sensación de aislamiento.

Los hermanos se han sentido beneficiados por este matutino e intenso momento de contemplación individual, seguido por el compartir la oración como una comunidad, sintiendo la presencia real del Espíritu Santo que se advierte presente en la asamblea.