LA SANTISIMA TRINIDAD: Comunión – Relación – Misión

Fr Luis Alberto Nahuelanca M, ofm. Secretariado de Evangelización.

Los Hemanos Franciscanos de Chile estamos bajo el patrocinio de la Santísima Trinidad, cuyo divino nombre nos habla de un dinamismo perenne de comunión, relación y misionariedad, elementos que nos constituyen identitariamente y de los cuales estamos desafíados a testimoniar cada día desde el habitat más natural de nuestra vida:  la fraternidad.

Fraternidad testimonio de Comunión: 

La Santísima Trinidad manifiesta con suma expresividad la belleza intrínseca de su vida comunional, testimoniada en ese diálogo interpersonal que abraza la diversidad, las diferencias y lo legítimamente “otro” de las personas (alteridad), para construir “un nosotros”, una Unidad en el Amor (Cf Jn 10,30; 17,21-23; RB6,7-9;CCGG42 ). “Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en comunión recíproca. Es la realidad de la comunión trinitaria, tan infinita y profunda que los divinos tres se unen y son por eso mismo un solo Dios”(L. Boff). La Fraternidad Franciscana esta desafíada a testimoniar hoy esta realidad teológica fundante: la belleza de la comunón trinitaria, construyendo unidad, abrazando la diversidad, en el encuentro, la proximidad y el respeto de la dignidad ontológica del hermano y de todas las criaturas con las cuales convivimos en esta Casa Común.

Fraternidad Dialógica y Relacional:

En el principio no está la soledad, está la relación. Celebrar la Santisima Trinidad compromete a los hermanos ser constructores de vínculos y relaciones profundamente humanas, sanas y libres (Cf Mt 23,8; RnB22,23). En el corazón palpitante del amor fontal-trinitario está la liberalidad, un elemento identificante, junto con la universalidad y la misericordia, de lo que Dios es y cómo actúa en el mundo: siempre en diálogo, comunicación y donación total de sí, manifestándose con radical y libérrima decisión en su creación, salvación y la convocación incesante de sus hijos hacia su amor sin límites. Estamos invitados a construir relaciones y ambientes humanizantes e integrados, en un tiempo en que los vínculos se hacen light, líquidos, las fidelidades se hacen provisorias, las pertenencias temporales y los compromisos flexibles.

Fraternidad misionera: La Santísima Trinidad es fuente y origen de todo el dinamismo misionero de la Iglesia. Su despliegue evangelizador hunde sus raíces originarias en la iniciativa del amor de Dios Uno y Trino, siendo ella la causa primordial de su misión esencial, de su identidad más profunda y de su naturaleza como Pueblo de Dios. Cuando se apaga el fervor misionero de la fraternidad viene el aburguesamiento, la rutina, el aburrimiento, el acostumbramiento que da paso a la pérdida del encanto y la pasión, la necesidad de generar estímulos nuevos para llenar el vacío existencial y el sin sentido de la vida.  Contemplar la Trinidad y su incesante movimiento de vida, nos permite volver a la frescura del origen y a la fuente vitalizante de los nuevos comienzos en el camino de nuestra fraternidad evangelizadora. (Cf. Mc 16,15-20;CtaO 8-11; RnB 14-17).