
En esta ocasión, la misa del miércoles 14 de mayo tuvo un matiz especial: fue presidida por el Reverendo monseñor Giuseppe Silvestrini, secretario de la Nunciatura Apostólica en Chile, quien acudió al Templo Recoleta Franciscana respondiendo a una cordial invitación de la comunidad.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Durante la celebración, monseñor Giuseppe Silvestrini agradeció la acogida de la presencia Franciscana en la zona norte de la capital y la participación de los fieles, haciendo memoria también de San Matías Apóstol, cuya festividad se conmemoró este 14. Su presencia reforzó el vínculo entre la Iglesia universal y esta devoción local tan significativa.
Un mensaje actual: el amor como entrega cotidiana
A la luz del Evangelio de Juan, monseñor Giuseppe compartió una profunda reflexión sobre el amor de Jesucristo y su llamado a permanecer en Él. “Jesús nos pide permanecer en su amor. Pero ¿cómo se hace? No es un amor a distancia, ni un sentimiento guardado en el corazón. Es un amor concreto, que se traduce en el servicio, la escucha, el sacrificio y una vida entregada”, señaló el secretario de la Nunciatura.
Sus palabras resonaron con fuerza al vincularlas con la figura de Fray Andresito, de quien dijo que “lo entendió muy bien”. Sin grandes dones ni milagros espectaculares, su vida fue un testimonio de entrega diaria a los más necesitados. “Con una visita, una palabra amable, un plato de sopa o una caricia. Fray Andresito entregó su vida gota a gota. Ese es el fruto que permanece”, expresó con emoción monseñor.
Fray Andresito: Con las manos llenas de amor como signo de santidad
En un contexto donde muchas veces se admira lo grandilocuente, monseñor Silvestrini destacó la vigencia del ejemplo del Venerable, cuya santidad se expresó en lo pequeño, en lo cotidiano, en su servicio silencioso a los pobres y enfermos. “Fray Andresito no vivió para sí mismo, sino para Dios y para los demás. Su vida no fue teoría, fue caridad concreta, vivida desde el corazón de Cristo”, insistió el prelado.
El llamado fue claro. “Todos podemos vivir esa misma entrega desde donde estamos, sin buscar reconocimiento, solo con fidelidad a Dios”, precisó monseñor Giuseppe Silvestrini.
Fe que se renueva ante la tumba del Venerable
Al concluir la misa, los fieles se acercaron en silencio a los pies de la tumba de Fray Andresito, donde elevaron sus oraciones personales y comunitarias, pidiendo por su pronta beatificación. Como ya es tradición, se recitó la oración oficial por su intercesión, que une cada mes a cientos de devotos en Chile y el mundo.
Esta celebración de mayo, marcada por la presencia del secretario de la Nunciatura Apostólica, deja un eco profundo: la santidad es posible hoy, cuando el amor se vive sin aplausos, desde lo pequeño y con fidelidad.