Emotiva Acción de Gracias por restauración en Iglesia San Francisco de la Alameda

La comunidad del Templo de San Francisco de la Alameda celebró este domingo 22 de diciembre, una eucaristía con motivo de la finalización de la restauración de su retablo mayor y sus imágenes devocionales. La misa, fue presidida por monseñor Mario Salas, odm, obispo auxiliar de Valparaíso.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

El Convento y Templo de San Francisco de la Alameda, cargado de historia, resplandece nuevamente gracias a la puesta en valor de su retablo mayor y sus imágenes devocionales, acción que llenó de alegría no sólo a quienes trabajan a diario en servicio de la comunidad, sino que en todos aquellos transeúntes que diariamente llegan hasta allí para encontrar paz, consuelo o algún servicio.

Por ello, la jornada comenzó con una procesión encabezada por la imagen de la Virgen del Socorro, seguida de una misa solemne presidida por monseñor Mario Salas, odm, obispo auxiliar de Valparaíso. Durante la homilía, monseñor Salas invitó a los fieles a vivir esta Navidad con humildad, siguiendo el ejemplo de María en el pesebre.

La imagen de la Virgen del Socorro, que trajo Pedro de Valdivia, por medio de su esposa Marina Ortiz de Gaete, hace más de 400 años al momento de llegar a estas tierras, es muy importante para el barrio, porque nos muestra la necesidad de vivir en la humildad como vivió María en el pesebre”, exhortó monseñor Mario Salas, odm.

Lugar de comunión y amor al prójimo

La restauración del templo representa un signo de esperanza y compromiso para los vecinos, quienes ven en este espacio un lugar de encuentro y servicio constante. Este esfuerzo de recuperación no solo preserva el patrimonio histórico, sino que fortalece la fe y el sentido de comunidad.

Así lo analiza, el hermano Miguel Ángel Correa, Guardián del Templo de San Francisco de la Alameda. Nosotros fuimos descubriendo como fraternidad, la necesidad de poner en forma aquello que se nos ha dado, que es el Templo de San Francisco, como un permanente recuerdo de la importancia de la Casa de Dios en medio del corazón de la ciudad de Santiago. Entonces un lugar tan significativo para la ciudadanía, para el Pueblo de Dios, requería una intervención acorde a los tiempos, y que fue motivada- justamente- por el querer de la comunidad, comunidad que todos los días al asistir al Templo se preguntaba por qué San Francisco estaba así, que le faltaba un poquito de limpieza, un poco de presencia, de habitarlo”.

La eucaristía de Acción de Gracias concluyó con palabras de gratitud hacia quienes hicieron posible esta obra, reafirmando el compromiso de seguir cuidando este legado espiritual y cultural. “Hemos querido dar gracias a Dios por este proceso, pero por, sobre todo, agradecer a los restauradores, a los bienhechores, a los obispos que confiaron, porque pasaron muchos obispos viendo el proyecto y también vinieron a acompañarnos en los distintos hitos”, agradeció el hermano Miguel.

El valor de trabajar con la historia

Para el restaurador y conservador del Templo San Francisco de la Alameda, Manuel Concha, la primera responsabilidad que significó para él tomar este trabajo fue el de estar a la altura del desafío y de las expectativas que los mismos hermanos Franciscanos pusieron en sus hombros, en relación a poder desarrollar un protocolo que fuera muy pertinente, “porque es un protocolo que en principio fue aprobado por el Consejo Monumentos Nacionales, y tenía que ajustarse mucho a lo que supone el manejo de bienes patrimoniales. Eso quiere decir que ese retablo, y no sólo el retablo, sino que previo a eso, trabajando en el altar de Fátima, el púlpito, más todas las imágenes del templo, poseen atributos formales, históricos y devocionales de muy larga data, lo que nos llevó a la necesidad de crear un protocolo que sea respetuoso”.

En esa línea, añadió que como encargado, el segundo desafío fue que el equipo de trabajo fuese capaz de seguir este protocolo y poder conducirlo de buena manera. “Eso también tiene que ver mucho con la experiencia que uno acumula durante el tiempo, y en este mismo orden de cosas, creemos que el trabajo que se realizó logró mediar con todos esos desafíos, entonces creemos que en ese sentido el trabajo lo logramos”, aseveró.

Lo anterior, Manuel Concha lo refuerza con el rol que juega la restauración de espacios sagrados en el fortalecimiento de la devoción y la identidad cultural de la comunidad Franciscana. “Cada una de las imágenes del Templo y de la misma Iglesia son también depositarias de la historia de la Orden Franciscana en el país, o sea, dan cuenta del trabajo y la misión Franciscana a lo largo de todo Chile. Para nosotros como conservadores restauradores, es un honor poder desarrollar un trabajo así”, enfatizó.

Finalmente, para Manuel Concha, restaurador y conservador del Templo San Francisco de la Alameda, sin lugar a duda, el proceso de puesta en valor de las imágenes y lo que se logró, “ayuda al fortalecimiento de la identidad de los feligreses, de la identidad de la comunidad, de encontrarse en este Templo, en esta casa Franciscana, de conectarse con la misión de la Orden Franciscana en su historia y en la historia que refleja cada una de las piezas que conserva el Templo”, concluyó.

La restauración marca un nuevo comienzo, proyectando un Templo que seguirá siendo un faro de luz para la comunidad en los años venideros.