Hace un mes, el Convento Franciscano de Iquique enfrentó una tragedia que devastó su templo, corazón espiritual de la comunidad. Hoy, la esperanza renace con la recuperación de su jardín, un espacio que simboliza vida, resiliencia y unión. Este gesto marca el inicio de un largo proceso de reconstrucción, encabezado por cerca de 50 personas y respaldado por un amplio espectro de organizaciones locales y nacionales. En total, se plantaron aproximadamente 185 unidades de plantas.
Por Enrique Astudillo Baeza
“A más de un mes de que el hermano fuego redujera a carbón y cenizas nuestro templo y nuestro convento. Aquí, donde otrora había un bello jardín, queremos reencantarnos, esperanzarnos y reconstruirnos. Por eso, queremos volver a enverdecer el jardín como uno de los primeros gestos de reconstrucción, organizado y autogestionado por y desde nuestra comunidad. Sabemos que después de un trauma, la única forma de reinventarse es creando vida y recreando el dolor, las plantas ejemplarizan eso, las plantas son el mejor ejemplo de resiliencia”, testimonió Aníbal Valenzuela, miembro de la Orden Franciscana Seglar, ofs, quien animó la jornada.
El jardín, que había sido un lugar de encuentro, oración y conexión con la Creación, se convierte ahora en el primer paso concreto hacia la restauración. La iniciativa, reunió a cerca de 50 personas de un trabajo colaborativo de la parroquia San Antonio de Padua, la Orden de Frailes Menores, el colegio de Arquitectos, Centro Caminos, Conaf, la Municipalidad de Iquique, la Orden Franciscana Seglar, el Gobierno Regional y el Parque Santa Rosa de Alto Hospicio del MINVU, consolidando un esfuerzo colectivo sin precedentes.
800 años del Cántico de las Criaturas
“El Cántico de las Criaturas, es un himno de alabanza que recapitula el viaje de Francisco a Dios en y a través de las cosas bellas de la creación. Para Francisco toda la creación se convirtió en una teofanía, una manifestación de la bondad de Dios. Pero el Cántico también representa una vida de conversión, ya que Francisco se esforzó por ser hermano de todo y alabar a Dios en el claustro del universo y es la piedra angular de su visión teológica”, recordó Aníbal Valenzuela.
En el marco de este acto, la Orden Franciscana también dio inicio a la celebración de los 800 años del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, una obra que exalta la armonía y gratitud hacia la creación divina. El simbolismo de iniciar este camino de reconstrucción con la restauración del jardín conecta profundamente con el espíritu Franciscano, que ve en la naturaleza una manifestación de la gloria de Dios.
Un llamado a la comunidad
La recuperación del jardín no solo ha sido un gesto simbólico, sino también una oportunidad para involucrar a más personas en este renacer. Actualmente, se está llevando a cabo una campaña para reunir tierra de hojas, compost y plantas, invitando a vecinos, instituciones y organizaciones a ser parte activa de este proceso.
Más que un jardín: un espacio de esperanza
Este esfuerzo comunitario no solo devuelve al convento un espacio físico; también revitaliza la espiritualidad de quienes lo rodean. La imagen del jardín recuperado, con nuevos brotes y colores, envía un poderoso mensaje: la fe y la unión son capaces de superar cualquier adversidad.
Como signo final de la emotiva jornada, se invitó a todos los presentes a un momento de reflexión, donde se les entregó una tarjeta de papel para que escribiesen sus deseos, tanto en lo material, espiritual o comunitario, en relación con lo que esperan que pase en el renovado jardín a futuro.
La comunidad Franciscana agradece cada gesto y donación que ha permitido este primer paso. Y aunque queda mucho por hacer, este acto deja claro que el camino hacia la reconstrucción no será solitario. Con fe, esfuerzo y amor, el convento volverá a ser un lugar donde la luz y la espiritualidad florezcan, como lo ha sido por generaciones.