La segunda eucaristía del día 14 de septiembre en el Templo Recoleta Franciscana, fue presidida por el hermano Luis Mauricio Aravena, ofm, donde los fieles rezaron con profunda devoción, por la pronta beatificación de Fray Andresito.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Con corazones llenos de fe, los fieles llegaron a las 19:00 horas, con el firme propósito de pedir por sus necesidades personales y comunitarias, y de elevar sus oraciones para que el Venerable sea reconocido oficialmente como santo.
En su homilía, el hermano Luis Mauricio, recordó la humildad, sencillez y dedicación del Venerable hacia los más pobres y desvalidos. “Jesús es capaz de acoger a todos sin excepción y de un modo muy especial, a los más abatidos, a los pobres, a los enfermos del pueblo de Israel. También todos nosotros somos seguidores y discípulos de Jesús y permanentemente debemos estar caminando junto a Él”.
Durante la homilía, destacó cómo este hombre santo, a través de sus obras de misericordia, tocó la vida de miles de personas, especialmente de los marginados. “Fray Andresito fue un discípulo fiel, fue un discípulo que pudo oír a Jesús, pudo escucharlo con bastante atención y esa atención le permitió llevar su mensaje, sus palabras, sus obras a su corazón y desde allí, mostrarla al pueblo en lo cotidiano de su existencia”, alabó el hermano Luis Mauricio.
En esa línea, animó a mirar la figura de Fray Andresito, como un hombre llamado a la santidad, a través del servicio y la fe. “Fray Andresito al igual que Jesús, siempre confío en Dios, aun cuando se vio enfrentado a situaciones que también eran adversas. Tanto Fray Andresito como Jesús y los profetas, se abandonaron a la gracia y el cuidado de Dios y en Dios, no se confundieron, porque se sintieron seguros y no se sintieron abandonados ni defraudados”, exhortó el hermano Luis Mauricio Aravena, ofm.
Al finalizar la misa, los fieles participaron del tradicional momento de oración por su pronta beatificación y por sus anhelos personal frente a la tumba de Fray Andresito, buscando su consuelo y guía en tiempos de dificultad y también como testimonio del amor y la veneración que el pueblo chileno siente.