Reliquia de primer grado de san Alberto Hurtado llega a Patronato San Antonio de Padua

Este domingo 13 de agosto al mediodía, la parroquia Patronato San Antonio de Padua recibió la reliquia de primer grado del santo chileno, padre Alberto Hurtado. La eucaristía fue presidida por el Superior Provincial de los Jesuitas en Chile, padre Gabriel Roblero, SJ; y concelebrada por el Hermano Ricardo Vázquez, ofm, párroco.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

La reliquia de primer grado de san Alberto Hurtado fue entronizada al frente de la tumba del padre Luis Orellana, primer párroco de la parroquia Patronato San Antonio de Padua, quien se destacó por su incansable amor y servicio hacia los más pobres y necesitados de su sector parroquial, como también por su cercanía y enseñanzas de amor al prójimo que le entregó al santo chileno.

Cabe consignar, además, que toda la celebración se desarrolló en el contexto del Mes de la Solidaridad que la Iglesia celebra a lo largo de Chile.

Un bien para la sociedad de hoy

En su homilía, el padre Gabriel Roblero, SJ, agradeció la invitación de la parroquia San Antonio de Padua y valoró, entre otras cosas,  la figura del padre Hurtado como un hombre capaz de confiar en Jesús, incluso en tiempos difíciles y también, las enseñanzas que le dejó el padre Luis Orellana. “Nosotros estamos viviendo una época de mucho desconcierto: la Iglesia es perseguida, nosotros en Chile con una Iglesia cuestionada, con persecuciones, con situaciones muy dolorosas que hemos vivido en el último tiempo como los abusos. Pero hay un descontento y también es un descontento de las comunidades, y quizás es bueno tener presente lo que vivieron los apóstoles y también el padre Hurtado y el padre Orellana, porque cuando vieron desafíos como la injusticia, la pobreza o cuando se necesitó anunciar Evangelio (que une la fe y la justicia social, ya que la justicia es una respuesta también a la fe), le hicieron frente. El padre Hurtado fue bendito, porque tuvo personas maestras significativas- como el padre Orellana- que le enseñaron y transmitieron la importancia de recibir a Jesús en el pobre”.

Luego, a la luz del llamado que hizo el Papa Francisco de salir a servir al mundo, el Superior Jesuita, exhortó a los asistentes a no dividirse por el contexto que vive el país de cara a los 50 años del Golpe Militar. “El padre Hurtado nos seguiría diciendo, nos seguiría escribiendo con su legado, que miremos el alma de Chile, el alma de nuestro país, que tiene sus heridas y que todavía no ha podido sanar. Hoy día en nuestro país, estamos siendo testigos de violencia, de situaciones dolorosas que fracturan la sociedad como el narcotráfico, que hay heridas sumamente abiertas en nuestro país, que la reconciliación todavía es un desafío. Pero nos animaría a resolver esta compleja trama de hechos sociales, formando comunidad, haciendo equipo para dar soluciones a desafíos sumamente complejos que tenemos hoy. Pero el alma de Chile, el cariño por la patria, el cariño por la sociedad, el cariño por las personas más necesitadas, nos hacen seguir adelante para enfrentar estos dolores, dolores que siguen resonando en nuestras calles, en nuestra sociedad que está fracturada por heridas, por desencuentros”. 

Finalmente, el padre Gabriel Roblero, SJ, también llamó a cuidar la Casa Común que vive una inmensa crisis haciendo un trabajo comunitario y recordó no descuidar la dignidad de los más pobres y abandonados. “El legado del padre Hurtado y del padre Orellana nos siguen llamando a la solidaridad. Su enseñanza es mirar la dignidad de toda persona humana y que la justicia nos llama al servicio. La tarea es sumamente grande, pero la palabra de Jesús y las figuras del padre Hurtado y el padre Orellana han dejado una huella para nuestro camino, que pongamos los ojos en Jesucristo y que, de esa relación con Jesucristo, brote toda esa fuerza, toda esa energía, ese servicio para soñar y trabajar por una sociedad más evangélica, más fraterna, más solidaria y justa. Que nos sintamos valientes para enfrentar estos desafíos, y que cuando tengamos dudas, sepamos que también la duda es parte de la fe”, precisó.

Todo concluyó con la bendición de la reliquia de san Alberto Hurtado y su entronización al frente de la tumba del padre Luis Orellana. Posteriormente, la comunidad asistente pudo fotografiarse con la tradicional camioneta verde del santo chileno.