Parroquia San Francisco de Parral da esperanza a los más pobres y desamparados

Como una iniciativa que no tiene más objetivo que ayudar al que más sufre, un pequeño grupo de voluntarios de la parroquia San Francisco de Parral, junto al Hermano Julio Campos, ofm, comenzó por las noches de los martes y jueves, a entregar una cena y una palabra de fe a quienes más lo necesitan. Con solo una semana de trabajo, la experiencia que ha dejado en los voluntarios ha sido solo obra de Dios. Todos puede ser parte de esta hermosa iniciativa.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

Ingrid Meza, es Catequista de la parroquia San Francisco de Parral y en la actualidad, junto a su esposo, forma parte de esta noble iniciativa. “Un día conversando con el Hermano Julio, le dije que venían tiempos fríos y hay gente que está en situación de calle a la cual podríamos salir a dar café o comida”, idea que se concretó en que cada martes y jueves por la noche, este -por ahora- pequeño grupo de hermanos, salga a repartir cenas a aquellas personas en situación de calle o de más escasos recursos.

Así, con solo una semana de trabajo, explica Ingrid, la idea central es entregar comida por la noche, en la medida que el almuerzo de los martes y jueves que se reparte en el Comedor San Antonio de Padua lo permita. “Tratamos de dejar unas raciones para poder entregar en la noche. Es una muy bonita experiencia, nos damos cuenta de que nosotros a veces queremos tener tanto y gente con tan poco, a lo mejor hasta con una palabra, una conversa, nos hace darnos cuenta de que nosotros somos los que exigimos muchas cosas y hay gente que no exige nada”, manifiesta.

En esa línea, Ingrid Meza sabe que esto recién comienza. “Muchas veces los hermanos en situación de calle se cambian de lugar, entonces nos cuesta más poder encontrarlo. Pero gracias a Dios dimos con todo y hasta nos faltó. La idea es seguir más adelante reuniendo los recursos, es decir, los mismos que reunimos para el comedor con los almuerzos que se entregan martes y jueves”.

Por último, Ingrid reflexiona. “Con lo poco que tenemos, tratamos de abarcar a todos los hermanos que podemos, porque parece que la comida se nos multiplica. Y eso es gracias a nuestro Padre Dios y a San Francisco”.

Mirar al que sufre

Todo partió en una conversación con nuestro párroco, donde sentíamos la necesidad de ayudar a los hermanitos que están en situación de calle. Es increíble todo lo que se aprende compartiendo con ellos, ya que además de un café y comida, compartimos una palabra de afecto, lo cual ellos agradecen mucho”. Así describe y grafica por su parte, Alfredo Araya Roa, quien también forma parte de los primeros voluntarios -junto a su esposa- de la parroquia San Francisco de Parral en llevar a cabo esta hermosa causa social.

Es que al parecer la sensación que está dejando en los voluntarios la posibilidad de ayudar a los más pobres y abandonados del sector parroquial de San Francisco de Parral, es tan indescriptible como las ganas de hacer algo por el que sufre. “En estos tiempos en que todos vivimos tan acelerados, cuesta mucho ver al hermano que sufre a nuestro lado”, añade.

Si bien en la actualidad aún son un grupo pequeño, no pierden la esperanza de reclutar más voluntarios conforme pasa el tiempo. “Esperamos motivar a las personas para que participen en esta iniciativa y salgan con nosotros a recorrer nuestra ciudad. Los hermanos nos reciben con cariño y agradecen mucho nuestra ayuda y al despedirnos pretendemos dejarlos con la fe y esperanza de que no están solos”, anima Alfredo Araya Roa.

Alfredo solo espera que el Señor siga haciendo el milagro en los corazones de cada uno de los voluntarios y voluntarias. “Personalmente ha sido muy gratificante conocer sus historias, ya que detrás de esas personas que son invisibles en el día a día, siento que es mucho más lo que recibo de lo que doy”, exhorta.

Tú también puedes ser parte de esta hermosa iniciativa, acercándote a la parroquia San Francisco de Asís de Parral o al Comedor San Antonio de Padua y averiguar la forma y el modo con que puedes aportar a esta hermosa experiencia para que siga dando frutos en medio de los más pobres y desamparados.