Jornada muralista y cultural en Barrio Victoria

Cerca de 30 voluntarios de diversos sectores sociales y comunitarios, junto a miembros de la comunidad San Felipe de Jesús, se dedicaron entre los días 25 y 28 de mayo, a pintar un mural en la Plaza Tierra Santa a un costado del templo. La obra, del muralista Luis Enrique Mico, mide 16 metros de ancho por casi 4 metros de alto.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista.

La obra, que es un religar de escenas socio culturales de la vida diaria, pretende demostrar la unión del hombre con Dios, a través de diversas comunidades. En ella, se pueden apreciar a vendedores ambulantes, zapateros, niños jugando y una imagen de san Francisco de Asís, entre otras personas.

En esa línea, la pieza artística de la Plaza Tierra Santa contó, entre otros, con la presencia de vecinos del Barrio Victoria, Municipio de Santiago, comerciantes –quienes donaron pintura- Carabineros, organizaciones comunitarias, organizaciones de salud, el Consejo de Desarrollo Local (CDL), Social Cuequero, CESFAM Matta Sur, donde estos últimos, realizaron una campaña de vacunación contra la influenza y el coronavirus.

Otra característica que tuvo la jornada muralista y cultural fue que estuvo acompañada de bailes y cantos chilenos a cargo de los grupos “Brisa de Nuestra Tierra”, “Chile Peppers”; además de la presencia del doble de Camilo Sesto (Aldo Salles) y del cantante Vicente Belmar, entre otros.

Para el Hermano Ricardo Vázquez, ofm, párroco de la Capilla San Felipe de Jesús, yquien logró consolidar y liderar este proyecto, fue importante “la idea era recuperar este espacio para los niños, donde ellos pudieran disfrutar y tener un lugar de diversión. La idea, primero partió en la capilla y luego se fue difundiendo a los vecinos del Barrio Victoria y después generó una gran aceptación a nivel de otras instituciones y actores sociales que también quisieron participar”, valoró.

A lo anterior, el Hermano Ricardo reflexiona. “El mural no es sólo un regalo para los niños, sino también para el barrio, para los vecinos y quienes visiten nuestro entorno. Acá se juntó el talento del artista, las iniciativas de los vecinos y espero que todos se sientan parte de esto, porque todos pintaron y todos se hicieron partícipes”.

Una capilla vinculada con su entorno

En el caso de Patricia Mora, quien forma parte de la Comunidad de base Semilla de Vida, y quienes, como una manera creativa y diferente de evangelizar, fueron parte de la gesta cultural en la Plaza Tierra Santa, relata que fue una experiencia maravillosa, sobre todo, desde la mirada de lo colaborativo. “Participaron pintando familias enteras (padre, madre, hijos, abuelas y abuelos, primos) personas de todas las edades. Me sentí contenta pintando y viendo participar a los demás. Pude percibir alegría en las personas que se acercaban a preguntar, a felicitar por la instancia. Fue maravilloso. Vi a la gente compenetrada, ya que todos queremos volver a tener espacios públicos seguros para los niños, los adolescentes y jóvenes, también para las personas mayores y las familias en general. Es un derecho el poder sentirnos cuidados, seguros y respetados en los distintos espacios y contextos. Aquí también resaltan los valores Franciscanos, la fraternidad y el cuidado de la Casa Común, la alegría de la cosas compartidas y edificadas como comunidad, el sin propio, pero a su vez la preocupación por lo que sucede a nuestro alrededor, a las hermanas y hermanos”.

Asimismo, para Patricia es clave poder interactuar como capilla con otros entes sociales del entorno barrial. “Es muy necesario e importante que las capillas, las parroquias estén vinculadas al entorno socio demográfico en el cual están insertas, en los diferentes territorios, no podemos estar aislados sin conocer la realidad del barrio, sin generar vínculos de trabajo con juntas de vecinos y diversas organizaciones. Si queremos generar o ser propulsores de cambios, generación de instancias de buen vivir, de buen trato, debemos hacerlo en red, para que los esfuerzos tomen la fuerza que requieren y podamos lograr cambios más profundos y duraderos en el tiempo, tomando en cuenta a las personas de la capilla, del barrio y las diversas organizaciones y así lograr también compromiso y corresponsabilidad, pero es fundamental que la capilla, en este caso, San Felipe de Jesús esté vinculada al barrio”.

Por último, Patricia Mora reflexiona. “Nos sentimos llamadas a mostrar el rostro tierno y alegre de Jesús, en medio de las dificultades, los contextos difíciles, la violencia, estamos llamados a sembrar amor y esperanza”, cerró.

Todos en un mismo espíritu

Por su parte, Gladys Aranda Ortiz, quien también participó de este proyecto, el hecho de poder tomar contacto con la Junta de Vecinos, municipalidad, comercio, los hermanos Franciscanos y todos los organismos que se involucraron en esta instancia, fue muy gratificante, “porque trabajando unidos podemos hacer muchas cosas por el barrio, la capilla y la comunidad en general. Ver pintar a los niños, ver la presencia de carabineros, la municipalidad, el Cesfam que estuvieron vacunando y al ver la obra terminada fue gratificante y estamos llanos para seguir con la segunda parte, que es la muralla lateral, para que aún la plaza se vea más hermosa y trabajaremos para colocar también más luminaria y destacar aún más los murales. Para mí compartir, el servir el almuerzo a los colaboradores fue una linda instancia, es parte de nuestra espiritualidad franciscana y aporte como Comedor solidario San Francisco, siempre estar dispuestos al servicio”.

Un trabajo hecho con cariño

Tulio Astudillo, de 80 años y periodista de la Radio Comunitaria Franklin, refleja la emoción de haber participado en estos días. “Un periodista de casi 80 años que tenga la fuerza para pintar una pared y dejarla lista para el trazado yo creo que es muy plausible, es muy lindo de verdad. No me sentía el más viejo del grupo, sino que me sentía como el más entusiasta. Yo llegué con delantales y buzos para que no se mancharan la ropa. De verdad que no se sentía cansancio, no se sentía ni el frío que en ese momento había, porque además de eso, teníamos la gran atención de las y los voluntarios por parte de la capilla, pues contaban con el equipamiento necesario para brindarnos té, café, un sándwich, refresco, así que fue muy lindo. Fue una experiencia inolvidable”.

A lo anterior, Tulio Astudillo añade que fue una linda actividad, “porque los niños quisieron participar también. Era su plaza que querían rescatar. Así que se hizo un trabajo muy interesante. Además, se hizo con la ayuda de voluntarios, de gente que está muy ligada a la Iglesia, de vecinos. Fue un trabajo hecho con mucho cariño, donde no había ningún tema político o de pura religión. Simplemente fue el pueblo, la comunidad que va a la Iglesia, que quería embellecer la plaza, porque era el entorno de la capilla. Todos se pusieron a pintar, sin importar si se iban a manchar o no. Ellos querían estar ahí, que su brocha marcara un espacio. Todas esas cosas son muy bonitas, sobre todo cuando participa la comunidad y llegan sin que les estés empujando. Eso fue magnífico”, grafica.