Hermano Nicolás Alfaro, ofm: “Vivir en el perdón es una gracia de Dios, pero es también una tarea nuestra”

La segunda misa de este martes 14 de marzo fue presidida por el Hermano Nicolás Alfaro, ofm, Guardián de la Fraternidad de la Recoleta Franciscana, quien, en sus palabras, recordó y valoró el trabajo inagotable de Fray Andresito hacia los más necesitados de nuestro país y el ejemplo de perdón hacia el prójimo que heredó para nuestra sociedad. Concelebró la eucaristía el Hermano Luis Acuña, ofm.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

El Hermano Nicolás Alfaro, ofm, comenzó su homilía precisando el tiempo de litúrgico que vive la Iglesia Católica en el mundo. “Bien sabemos nosotros que la Cuaresma son estos días preciosos para volver nuestro corazón y nuestra vida hacia Jesús. Este tiempo tiene ciertas características que la Iglesia nos invita a vivir en profundidad: tiempo para la oración, el ayuno y la penitencia o limosna”, inició.

En esa línea, valoró además otros aspectos relevantes que tiene este tiempo de Cuaresma como el perdón, la reconciliación, el donarse al otro y no caer en el egoísmo. “Vivir en el perdón es una gracia de Dios, pero es también una tarea nuestra, porque estamos capacitados para perdonar cuando en nuestra vida caminamos con tantas mochilas, con tantas cargas que nos dejan solamente tristezas, desánimo y oscuridad. El perdón es fruto del espíritu, porque nos hace caminar conforme a Dios y nos da libertad”, resaltó.

Al respecto del perdón, añadió. “Un ejemplo práctico de Fray Andresito nos dice que cuando él viajaba en barco experimentaba sus devociones y muchos se burlaban de él. Cuál fue la reacción del Venerable: oraba y descubría el camino de la cruz, la puerta estrecha que lleva al cielo. En definitiva, el camino de la intercesión. Cuando nosotros experimentamos el perdón y la oración intercedemos por esa historia y por esa persona”, valoró el Hermano Nicolás.

Por último y al igual que la primera misa – presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós– el Hermano Nicolás recordó la importancia de la limosna que el Pueblo de Dios debe tener para con las iglesias y para con el prójimo, “como un signo de necesidad de Dios y también para no olvidarnos del Señor y poder reconciliarnos con nuestra historia, ser libres para amar y para ser amados”, exhortó.

La segunda eucaristía terminó como es habitual, a los pies de la tumba de Fray Andresito, rezando por su pronta beatificación y también como un importante momento para que los asistentes al Templo Recoleta Franciscana recen al Venerable por sus intenciones, dolores y necesidades.