
El Monasterio de Santa María de los Ángeles de las Hermanas Clarisas celebró este sábado 28 de enero, los 25 años de profesión religiosa de la Madre María Paulina de Jesús Crucificado, osc. En la eucaristía, que fue presidida por el Obispo de Los Ángeles, Monseñor Felipe Bacarreza, estuvieron presentes familiares, frailes franciscanos, sacerdotes del clero local y amistades de las hermanas.
En su homilía y a la luz de las palabras proclamadas, Monseñor Felipe Bacarreza comenzó recordando el legado de San Francisco de Asís y Santa Clara en la vida religiosa de la Hermana María Paulina. “Es una fiesta lo que hoy celebramos, porque siempre he dicho que la diócesis sería distinta si no tuviera dentro de nosotros esta expresión religiosa de Dios. Ciertamente es un don de Dios tener una comunidad de vida contemplativa que se inspira en el carisma de San Francisco de Asís y de Santa Clara. Estamos enfrente de un gran testimonio y de un misterio de una vida que es entregada a Dios”, comenzó en su exhortación.
A lo anterior, agregó. “Y el mayor testimonio de nuestra hermana es el amor a Cristo. Ella está aquí y ha pasado gran parte de su vida aquí por amor a Cristo. El amor a Cristo es la entrega de la vida, y ese espectáculo de amor más completo y total es la cruz de Cristo y por eso nuestra hermana lo contempla en su nombre. Ellas tienen algo que es distinto al resto, que es el amor, saben lo que es el amor, entienden lo que es el amor, pues antes de Cristo no había conocimiento del amor”, resaltó Monseñor Bacarreza.
Sobre el testimonio de las hermanas clarisas del Monasterio de Santa María de los Ángeles, el Obispo también tuvo palabras de agradecimiento. “Las hermanas nos dan un testimonio de que ellas conocen el amor de Cristo, pues están dando la vida. Jesucristo no nos llama a tener éxito en este mundo, sino que nos llama a dar frutos y frutos eternos, frutos de santidad y para eso hemos sido llamados y por eso es importante este testimonio de entrega de la hermana. Esa misma fascinación que atrajo a Santa Clara es la que atrajo también a la Madre María Paulina cuando era todavía una joven”, concluyó en su homilía.
El don de la fidelidad
Antes de finalizar la eucaristía, la Hermana María Paulina, agradeció a todos quienes han formado parte de su vida religiosa, la que incluyó padres, familiares cercanos, amigos y sus hermanas de fraternidad que han estado presente en estos 25 años. “Agradezco a Dios por lo que significa en mi vida y en mi vocación. Agradezco el apoyo incondicional de mis padres desde el momento en que les comuniqué mi decisión de pasar a la vida religiosa, desde ese momento he sentido su apoyo y comprensión y han compartido el gozo de verme feliz y en la vocación que me ha regalado el Señor”, indicó.
Luego, manifestando el aprecio y el deseo de Santa Clara de vivir en santa unidad, la Hermana María Paulina, precisó que “ella, nos concede vivir la misma llamada de hermanas pobres. Puedo decir con certeza que vivido el gozo de que en cada lugar que he ido tengo hermanas. Gracias por estar siempre ahí para nosotras, por acompañarnos en cada momento de dificultad- que no han sido pocos- siempre sentimos su presencia y cercanía y nuestra gratitud expresada en oración que siempre nos acompaña. Para Santa Clara y para mí ha sido un seguimiento de Jesucristo hecho pobre y crucificado del mismo modo que lo ha hecho San Francisco de Asís. Respondiendo a esta llamada Dios nos introduce a una vida nueva con Cristo”.
Al cierre de sus palabras, declaró. “Lo que hoy celebro es la fidelidad de Dios. 25 años de respuestas a esta fidelidad, porque mi perseverancia no sería tal si Él no me cubriera con su gracia cada día. Mi respuesta no tendría valor si no fuese un signo profético de alguien que está por sobre mí. Solo comienzo una nueva etapa, por eso humildemente, pido que me sigan acompañando con sus oraciones para seguir perseverando en fidelidad a Cristo, la Iglesia y a la llamada carismática y ser una hermana pobre de Santa Clara”, clamó.
En redes sociales las muestras de cariño y gratitud hacia la Hermana María Paulina no se hicieron esperar:
Rosa Adriana Oñate Carrasco: “Hermana María Paulina OSC, me uno a su alegría de entrega y servicio al amor de Dios, sea el mismo Dios quien siga guiando su camino y le conduzca por la senda de la paz y el bien”.
Yenny Sáez: “Felicidades, hermosa vocación hermanita. Dios, siempre ilumine y acompañe en todo momento. Bendiciones”.
Tatiana Ojeda Sahady: “Qué alegría y vocación más maravillosa. Un gran abrazo a una verdadera sierva de Dios y su congregación”.