Si bien la pandemia frenó este tipo de celebraciones en la región, la parroquia San Francisco de Asís de Concepción, recordó este domingo 16 de octubre, su cercanía y afecto hacia el pueblo migrante que habita en la zona. Lo hizo en oración, por medio de una eucaristía presidida por su Obispo, monseñor Fernando Chomalí, y con un compartir fraterno entre toda la comunidad.
El Hermano Claudio Salgado, ofm, párroco de San Francisco de Asís de Concepción, mostró su alegría por retomar este tipo de actividades tan fraternas y de acogida hacia el pueblo migrante. “El año pasado en tiempo de pandemia, no pudimos realizar esta celebración, salvo algunos encuentros con ocasión de las eucaristías y al final del año con la celebración de Navidad para los más pequeños”, comenzó.
En su análisis inicial, el Hermano Claudio Salgado observa este tiempo de hermandad con los migrantes como una instancia valiosa de respeto, pues observa que están en permanente contacto con la Coordinadora de la Pastoral de Migrantes, Teresa Oñate, “especialmente en lo que se refiere a ayuda, ya sea de alimento o ropa, además de aquellos momentos cuando obtienen su casa o en otras necesidades básicas que ellos tienen. Con relación a la cercanía con la parroquia, siempre se procura acogerlos y acompañarlos, especialmente en la parte espiritual, motivándolos a participar de las celebraciones de la parroquia”, explica.
Respecto de lo anterior, agrega que para ellos como comunidad no es fácil llevar una pastoral bien organizada de migrantes, debido a su diversidad de trabajos, labores y horarios que mantienen, “y también por su movilidad, ya que no siempre permanecen por largo tiempo, salvo aquellos que se establecen en algunos trabajos y lugares acá en Concepción”, detalla.
Fraternidad y cercanía junto al obispo
El Hermano Claudio Salgado valoró que la celebración de este domingo 16 -la cual se realiza habitualmente el primer domingo de septiembre, pero debido a las votaciones se movió a esta fecha- haya contado con la presencia del Obispo de Concepción, monseñor Fernando Chomalí, quien presidió la eucaristía. “Fue una celebración muy fraterna y cercana, donde cada uno de ellos participaron activamente de la misa”.
Luego, esbozó que, en la homilía, monseñor Chomalí, recordó sentirse también parte de los migrantes al ser nieto de extranjeros. “Fue muy cercano en su reflexión y recordó su cercanía y cariño hacia ellos, ya que también precisó los desafíos que se le presentan cuando dejan su tierra y su familia. También hizo mención que el migrante no sale por su propia voluntad, sino que hay motivos sociales, políticos y de otras índoles que a veces los obliga a tener que abandonar su tierra y sus familias para buscar nuevos horizontes”, relevó.
Por su parte, el Hermano Claudio señaló que fue una celebración muy emotiva, cercana y de fraternidad. Después de la eucaristía, los miembros de la parroquia y las personas encargadas de la Pastoral de Migrantes invitaron un compartir fraterno entre todos, a la cual asistieron cerca de 30 personas entre niños, jóvenes y adultos.
Finalmente, el Hermano Claudio Salgado, ofm párroco de San Francisco de Asís de Concepción manifestó sobre su relación con los migrantes, que “ellos están cada día más presentes en nuestra parroquia, especialmente a través de la Catequesis Familiar con sus hijos, quienes se preparan para el sacramento de la Primera Comunión. Son muy participativos, alegres y eso nos anima a nosotros a abrirnos para acogerlos y participar de las diversas instancias junto a ellos y en un ambiente más festivo”, anheló.
Frutos del amor y la caridad
Teresa Oñate, Coordinadora de la Pastoral de Migrantes de la parroquia San Francisco de Asís de Concepción, por su parte, agradeció a Dios la posibilidad de celebrar la eucaristía junto a monseñor Fernando Chomalí. “Siento que Dios puso a la cabeza de esta Arquidiócesis a un obispo que ha trabajado incansablemente con y desde el corazón por los migrantes, ya que, por ser nieto de migrantes, le sensibiliza mucho el tema”.
Además, agradeció a todos quienes hacen posible llevar a cabo esta pastoral. “Son tantas las personas de la comunidad y también externos, los que con su generoso aporte, permiten desde el 2018, poder llegar con ayuda a hermanos haitianos y luego a venezolanos, a quienes en muchas ocasiones, vimos llegar con lo puesto. Hay muchas necesidades que cubrir, pero sabemos que con la gracia de Dios que toca a muchos, se ha podido entregar lo esencial a ellos”, analiza.
Por último, Teresa Oñate, ve también con buenos ojos y por medio de la gracia de Dios, los frutos de ese cariño al hermano migrante. “Es una inmensa alegría verlos ahora con hijos nacidos en Chile y económicamente estables, con ahorros y algunos incluso con auto sólo en 3 o 4 años, siempre sin dejar de enviar dinero a sus padres que quedaron en su patria”, concluye.