
Oración, procesión y mucho festejo. Así se vivó la celebración de los 400 años de los Fiscales en Chiloé este sábado 10 de septiembre. La gente salió a las calles para agradecer la inmensa labor y por su gran ejemplo como efectivos agentes transmisores de la fe cristiana.
“Estos son hombres y mujeres que cumplen una misión fundamental en la vida de las comunidades cristianas en diferentes islas. La misión consiste en acompañar la vida de fe, ya sea en liturgias, funerales, bautizos. El Fiscal es un referente de fe, que también con la propia vida debe anunciar la Buena Noticia del Reino”. Así resume el Hermano José Manuel Hernández, Guardian y Párroco de Apóstol Santiago de Castro, la labor de los Fiscales en Chiloé.
Siguiendo esa línea, cabe precisar que la celebración del 10 de septiembre se desarrolló en la Iglesia de Achao, lugar donde los Fiscales de la Zona Centro, fueron convocados por sus párrocos para celebrarles y reflexionar sobre su misión y de paso, reconocer su gran labor.
La Zona Centro está compuesta por las siguientes parroquias: Sagrado Corazón en Castro; Apóstol Santiago de Castro; Nuestra Señora del Rosario en Chelin y Quehui; Santa María de Rilán; Santa María de los Dolores de Dalcahue; San Judas Tadeo de Curaco de Vélez y Santa María de Loreto en Achao.
“El ambiente fue siempre festivo, de gratitud a Dios por tantos Fiscales y Fiscalas, que con el anuncio del Reino han mantenido la fe de su pueblo”, agradeció el Hermano José Manuel Hernández.
Los Fiscales de Chiloé: Siglos y siglos de fe
En palabras del Hermano Luis Alberto Nahuelanca, ofm, de la Fraternidad franciscana de Castro, la Diócesis de Chiloé está viviendo un tiempo jubilar a raíz de la celebración de los 400 años de la institución de los Fiscales. “Un ministerio eminentemente laical que tiene su origen en el contexto de la evangelización de los primeros Franciscanos llegados a México, instituyéndolos en 1532 y que se expandió rápidamente por todo el territorio americano, siendo en Chile el gran propulsor el Jesuita Luis de Valdivia, el gran apóstol de la Araucanía, llegando hasta los territorios de la provincia y archipiélago de Chiloé con la evangelización de los Jesuitas, los cuales arribaron 60 años después de la llegada de los primeros Franciscanos los cuales continúan hasta nuestros días como presencia activa en el camino misionero de esta diócesis insular”, enumera.
A lo anterior, añade que, en el ámbito de la misión circular, como metodología misional de los Jesuitas en Chiloé, se instituyó el 17 de diciembre de 1621 la institución de los Fiscales, los cuales ininterrumpidamente han seguido como pilares fundamentales en el camino de la vida y de la fe de tantas comunidades cristianas esparcidas por todo el territorio insular. “Después de la expulsión de los Jesuitas de todos los territorios de la corona española en 1767, fueron los Franciscanos quienes continuaron la atención de las comunidades, con la presencia activa de tantos laicos y laicas que en su servicio de animación y acompañamiento de sus comunidades rurales e insulares han mantenido la fe hasta nuestros días, convocando cada domingo a sus comunidades en la celebración de la Palabra; bautizando a los nuevos miembros de la comunidad y llevando los registros correspondientes; rezando las novenas y preparando sus fiestas patronales; acompañando en el dolor y ayudando a bien morir; visitando y con sus rezos fortaleciendo a los enfermos y sus familias; acompañando con sus rezos en los funerales cuando la hermana muerte visita a la comunidad y haciendo las novenas correspondientes como se acostumbra; no importando las dificultades climáticas, distancias y otros inconvenientes, allí va el fiscal o la fiscala con celo pastoral admirable para estar presente en todas los momentos y circunstancias de la vida de la comunidad a la cual se entrega todos los días”, detalla.
Hoy en la Diócesis de Chiloé existe un departamento que está dedicado exclusivamente a la promoción, acompañamiento y formación de los Fiscales, en el espíritu del Concilio Vaticano II y de las Conferencias generales del Episcopado Latinoamericano, “quienes han enfatizado fuertemente el valor de la misión laical y su rica diversidad carismática y ministerial en el conjunto de la vida y la evangelización de la Iglesia”, advierte el Hermano Nahuelanca.
Respecto de aquello, el Hermano Luis Alberto Nahuelanca, ofm, agrega que, además, “dicha instancia diocesana ha mantenido la memoria histórica de esta institución que está en los comienzos mismos de la evangelización de estos territorios insulares, incluso antes del nacimiento de la Diócesis de Chiloé, Palena y Guaitecas. El gran desafío es promover esta vocación laical y que siga teniendo su valor y su lugar en la vida de la Iglesia que hace camino en estas tierras insulares. La presencia Franciscana ha renovado su compromiso de seguir caminando junto a ellos”, concluye.