Jóvenes Franciscanos caminan para recordar a San Alberto Hurtado y su legado de amor por los pobres

Bajo el lema “Dame de beber y saciaré tus anhelos de vida”, miles de jóvenes peregrinaron desde el Parque de los Reyes hasta el Santuario del Padre Hurtado, para reforzar la importancia de la solidaridad en medio de la sociedad. Los jóvenes de las presencias Franciscanas no se restaron y caminaron juntos para recordar que en todo momento se debe ayudar a los más olvidados de nuestra sociedad.

Fue en esa línea, que este Mes de la Solidaridad motivó diversas acciones solidarias que son llevadas a cabo en las diferentes comunidades, reconociendo la realidad social y eclesial en la que se encuentran inmersos, instancias que también los jóvenes Franciscanos las hacen propias y una de ellas, fue la Caminata de la Solidaridad.

En su análisis, el Hermano Luis Cisternas, ofm, Animador del Cuidado Pastoral Juvenil- Vocacional de la Orden Franciscana en Chile, detalla que la participación de este año de los jóvenes estuvo en un primer momento de modo local, es decir, marcada por la integración que se vivió en la Casa de Jóvenes. “Éste año quisimos caminar como jóvenes Franciscanos que agrupamos a aquellos que pertenecen a la parroquia San Francisco de la Alameda, parroquia San Antonio de Padua, y aquellos que vienen acá a la casa de jóvenes”, explicó.

A lo anterior, agregó que “caminamos como una sola fraternidad juvenil Franciscana y fue muy lindo tener este espacio de integración”, donde detalló que se hizo a través de la oración, de dinámicas y de conocimiento mutuo. Posteriormente, manifiesta el Hermano Luis Cisternas, ofm, que la participación de los jóvenes en la caminata propiamente tal, fue de mucha alegría, donde “expresaron en distintos momentos que ansiaban esta experiencia masiva de reencuentro con otros jóvenes de otras zonas, de otras parroquias y de un modo más multitudinarios”.

Finalmente, el Animador del Cuidado Pastoral Juvenil- Vocacional de la Orden Franciscana en Chile, señaló que la experiencia en general, ayudó a renovar la dimensión de la fe, pero advirtió, desde una mirada más personal, la baja asistencia en comparación a años anteriores. “Ciertamente hay distintas razones en las que uno puede encontrar alguna causa, por ejemplo, los años de suspensión o pastorales juveniles en suspenso, pero esto nos anima a seguir desafiándonos, a llamar a la presencialidad y sobre todo en los jóvenes”, sentenció.

Una linda experiencia de reencuentro

María Teresa Toledo, joven que forma parte de JUFRA, señaló al respecto que esta peregrinación fue muy hermosa, ya que fue la primera que la vivió como adolescente. “Para mi fue un reencuentro conmigo y con mi fe, ya que en el trayecto pude ir orando por mis causas y agradeciendo esta experiencia. Dios me dio la fuerza para soportar la caminata y darme cuenta de que también existe un vacío en mi vida con la solidaridad, un camino que debo trabajar e incentivar a mis cercanos y conocidos a vivirla y ser parte del camino del Padre Hurtado”.

Por su parte, Carlos San Martín, de la Capilla San Felipe de Jesús de Santiago, vivió esta peregrinación de forma intensa y ante ello, detalló que como jóvenes Franciscanos caminaron juntos en un caminar fraternal, “donde pudimos compartir con integrantes de otras comunidades juveniles de las parroquias Franciscanas de Santiago, lo cual de por sí, ya es reconfortante y ver como sienten a Jesús vivo en sus vidas. Me llamó mucho la atención la alegría y energía que se vivió en todo el camino hasta el Santuario, entre alabanzas, dinámicas y cantos varios. Fue mucha la energía y el ruido que mostramos como jóvenes católicos. Siento que dimos una impresión de que la Iglesia joven no estaba muerta, solo hacía falta volver a juntarnos y disfrutar de nuestra juventud en torno al seguimiento de Cristo”, manifestó.

Finalmente, Daniela Carvacho de la parroquia San Francisco de la Alameda, analiza que, en general, esta nueva versión de la caminata se vivió con mucha emoción, recuerdos de años anteriores y también con cierta nostalgia, debido a los dos años de suspensión por pandemia. “Este año estaba lleno de muchas caras nuevas, jóvenes que por primera vez vivían esta experiencia y fue lindo compartir vivencias con ellos y ver sus caras de atención a cada detalle. Además, se vio a muchos padres acompañando a sus hijos y lo que más me llamo la atención y me gustó, fue el cambio de ruta, poder pasar por otras parroquias, por la Basílica y Gruta de Lourdes que tienen en lo personal, un gran significado para mi vida y para mi fe”, precisó.