En entrevista con Fray Gonzalo Collipal, Gilda Péndola, secretaria y amiga personal de Gabriela Mistral, repasa la vida y obra de la poetisa y valora su cercanía con la gran escritora nacional. El Fondo Franciscano, por medio de esta conversación, invita a recordar a la poetisa.
A sus 93 años, la señora Gilda mantiene una alegría y lucidez para recordar a la Gabriela Mistral. Su cercanía laboral con ella no sólo estuvo en Chile, sino también en diferentes países, lo cual nos permite ver la gran intimidad que tuvo con la poetisa.
En su paso por Italia, a través de su misión consular, la Gilda Péndola nos explica que la mayor alegría de Mistral fue el estar en tierras de San Francisco de Asís. “Ella quería parecerse lo más posible al santo y ayudar a los más necesitados, ayudar a los niños. Estaba enamorada de San Francisco por toda su vida, la forma de ser y siempre quiso imitarlo”, señala.
Por los cual concluye. “Ella era Franciscana, por su forma de vivir muy sencilla, ayudaba a los niños en sus colegios, apadrinaba a otros y por vivir con lo mínimo posible”, sincera.
La fe de Gabriela Mistral es otra de las características que la secretaria personal puede describir de la poetisa. “No era una mujer de iglesia, pero así y todo, rezaba mucho y leía la Biblia. Tanto es verdad, que en mi cumpleaños y en pleno Año Nuevo, ella mandó a buscar la Biblia y leyó delante de todos un pasaje. La Biblia era uno de sus libros de lectura”.
“Tuvimos la suerte, tanto mi hermana como yo, de conocerla y de aprender mucho de ella. Amaba su tierra y era una buena propagandista de su norte grande y de su comunidad. Era como una Franciscana más en un pueblo perdido en la montaña”, rescata.
Gilda Péndola continúa destacando aquellos valores de Gabriela Mistral como su pertenencia a la Orden Secundaria Seglar Terciaria y que transmitió constantemente la vida y obra de San Francisco de Asís en cada lugar que pudo. Un misterio será su gran devoción, pero quienes la conocieron, saben que quiso vivir como una Franciscana, describe.
Otra parte importante, fue el rol de los niños. Es sabido que en su testamento, ella entrega todos sus bienes para beneficio de los niños de Montegrande. “Para poder nacer ella, su mamá tuvo que bajar a caballo un día entero. Por lo tanto su experiencia de vida desde pequeña se ligó al poder compartir con los más pequeños”.
Por lo anterior, Péndola invita a todos a seguir promoviendo el Fondo Franciscano Gabriela Mistral. “Hay que alabar este fondo y seguir ayudando, porque hace un bien y se mantiene vivo el legado de Gabriela Mistral y yo los felicito, porque realmente ella debe estar contenta desde donde esté y sé que nos está viendo”.
“Quiero reunirme con ella, con los que más quiero, pero Dios dirá y gracias a San Francisco también”, cierra la señora Gilda Péndola.
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