“La parroquia es un espacio donde todos somos iguales ante Dios”

Con una fuerte presencia en la parroquia San José Obrero, sus seis capillas, el colegio San Antonio y el Templo San Francisco, la presencia Franciscana en La Serena retoma poco a poco las labores pastorales, siempre apuntando hacia el encuentro y la comunión entre todos. El Hermano Felipe Márquez, analiza la realidad de la Orden en la cuarta región del país.

“A pesar de que estamos en el norte chico, no se ve tanto el impacto de la migración como en el norte grande. Igualmente se ve el impacto en las calles de una población migrante que anda con niños y sus familias solicitando ayuda o con la esperanza de poder radicarse acá en el país de manera más estable”. Ese es el primer análisis que hace el Hermano Felipe Márquez, quien llegó a La Serena en marzo de este año para asumir el servicio de Vicario Parroquial en la presencia.

La igualdad y el encuentro son elementos esenciales para el Hermano Felipe a la hora de evangelizar. “En La Serena tenemos una pastoral bastante tradicional. Una pastoral parroquial que está en una población, por lo tanto, estamos a las afueras del centro de la ciudad. Por eso nuestra evangelización está concentrada ahí”, explica.

Sobre la contingencia, agrega que las actividades pastorales se han ido retomando poco a poco en la parroquia, lugar donde se ejerce con mayor fuerza la evangelización. “Hay buenos equipos de trabajo en las catequesis, en lo prebautismal y sobre todo en los responsos, ya que estos últimos son muy seguidos. Además, las eucaristías se han retomado paulatinamente en los horarios que corresponde y hemos visto que la participación ha subido cada vez más”.

En esa línea, manifiesta que el trabajo de asistencia pastoral también es fuerte, sobre todo hacia los más enfermos y quienes viven en este sector parroquial, tratando de apoyar a cada uno de ellos. “Hemos ido retomando todo de a poco y con todos los cuidados y protocolos correspondientes”, recuerda.

Para el Hermano Felipe, todo lo anterior radica en la experiencia de fe que llevan a diario junto a las comunidades. Para él, tiene que ver con el encuentro con el otro, “es decir, darse tiempo tal como lo pide la tradición cristiana. No es una cosa netamente intelectual, sino que de fe”, cree.

Por último, agradece a Dios que la mixtura de la pobreza y de la gente más acomodada no es tan sesgada como se ve en otras ciudades, “sino que es menos notoria a simple vista y eso nos gusta, porque permite el encuentro y no se generan esas barreras geográficas y económicas”. Por eso mismo, aboga a seguir por esa senda de la unidad parroquial, “que tiene que ver con que todos somos hermanos, que todos generamos puntos de encuentro y no hay separaciones entre los más pobres y ricos. Dentro del templo, todos tienen los mismos derechos y las mismas condiciones ante Dios”, concluye.

Parte de ello, se refleja en grandes actividades pastorales como el Congreso Misionero, la celebración de San Francisco, el Día de Todos los Santos, entre otros y en especial, este Mes de María 2021, el cual se está desarrollando en el Templo San Francisco, en la parroquia San José Obrero y en la capilla Nuestra Señora del Carmen, con todos los protocolos sanitarios correspondientes.