Cientos de fieles celebraron devoción a San Francisco en su día

Tras la primera misa al mediodía, una bendición de los animales a las 16:00 horas y una procesión por el interior del Templo San Francisco de la Alameda a las 19:00 horas, nuevamente cientos de fieles participaron de una eucaristía, esta vez, presidida por el Obispo Auxiliar de Santiago, padre Carlos Godoy.

Como cada 4 de octubre, los creyentes a lo largo del mundo, festejaron el día de San Francisco de Asís, uno de los santos de la Iglesia Católica, cuyas ideas siguen proyectándose desde la figura del Papa Francisco, quien adoptó su nombre al asumir su papado en 2013. Es por eso, que los festejos en la Orden Franciscana fueron durante todo el día y que finalizaron con la misa de las 19:00 horas.

En su homilía, el obispo Carlos Godoy, precisó sobre San Francisco que su historia en el mundo de hoy, nos ayuda a reconstruir el evangelio, como parte de la pedagogía de Dios en cada ser humano y cada institución: “La memoria nos ayuda a hacernos conscientes de los aciertos que hemos tenido y de cómo Dios se ha hecho presente en ella. Es en la historia donde vamos construyendo nuestra identidad. Un pueblo sin memoria es un pueblo sin identidad e incapaz de aprender de sus errores. Es un pueblo destinado al fracaso. La reconstrucción es ineludible para crecer, para aprender, para madurar y es siempre un imperativo espiritual en primer lugar y luego estratégico. Es más propio del cristianismo la reconstrucción que la deconstrucción y sobre todo de la destrucción”.

Luego, animó: “Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de reconstruirse. Para el cristiano, el pecado, el dolor, la enfermedad no tienen la última palabra, ni siquiera la muerte. La última palabra la tiene la victoria de Cristo sobre la muerte y el nuevo sentido que le da al sufrimiento. Las posibilidades de reconstruirnos nos deben llenar de esperanza. Con todo, la reconstrucción es ante todo una gracia, que hay que pedir. Es el Espíritu Santo de Dios que viene a nuestros corazones para darnos una nueva vida en Cristo. La reconstrucción espiritual exige la apertura del interior para dejar que el Espíritu navegue allí sin limitaciones desplegando toda su frescura y belleza”.

También, dio un espacio para analizar la contingencia nacional: “Luego de una sucesión de crisis, la de los abusos en la Iglesia, el estallido social, la crisis sanitaria, tenemos una gran oportunidad de reconstruirnos como comunidad humana y cristiana. Estamos viviendo un proceso de construcción de una nueva Constitución Política para Chile. Valoramos la diversidad y los esfuerzos que se hacen por tratar de cumplir con las expectativas que el pueblo ha depositado en los convencionales. La convención es una oportunidad para crear las herramientas que permitan hacer de este territorio un mejor país. No obstante, preocupa el clima de intolerancia y la falta de diálogo. Por eso, no debemos dejar de pedirle a Dios que nos regale la gracia de “asumir el diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”, recordando que en sus últimas palabras el Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 2019 del Papa Francisco.

Reglón seguido, definió: “La Convención requiere de nuestra oración y de la participación en las instancias territoriales para incidir en el proceso que nos involucra como ciudadanos y como cristianos. También gozamos de una gran oportunidad de crecer en el reconocimiento y respeto por nuestros pueblos originarios. Pedimos a Dios que en la Araucanía reine el diálogo y la búsqueda del bien común. Así, como renovamos nuestra adhesión a la civilización del amor donde el odio y la violencia no tienen cabida. Nunca la violencia, en ningún ámbito, es camino para la paz”.

Al cierre de su exhortación, el padre Carlos Godoy, invito a vivir los diversos procesos que la Iglesia se encuentra desarrollando como un proceso de renovación y conversión pastoral, tras “la terrible situación de los abusos por parte de clérigos”, como él los define: “Ha sido todo un tiempo de aprendizaje que exige nuestro compromiso para que nunca más un niño, una niña, un joven o una persona adulta sea abusada por quién se espera refleje el rostro misericordioso de Dios. Los errores del pasado hay que reconocerlos para no volver a repetirlos. Ha sido un tiempo donde la presencia del Espíritu Santo se ha dejado sentir especialmente en la sensibilidad del Pueblo de Dios. Son diversos los clamores y esperanzas que vamos escuchando en experiencias de participación a nivel diocesano, de la Iglesia Latinoamericana, y que seguiremos profundizando gracias al próximo Sínodo sobre la sinodalidad convocado por el Papa Francisco. Momentos que enriquecerán el actual camino de discernimiento nacional hacia la Tercera Asamblea Eclesial Nacional, que esperamos sea una instancia que nos permita tomar las opciones necesarias -teniendo a Jesucristo en el Centro para renovarnos y llegar a ser verdaderamente una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora”.

Por último, llamó a la Orden Franciscana y sus raíces, a tener una posibilidad de reconstruirse en medio de los momentos complejos: “Pedimos, especialmente a nuestra Señora de los Ángeles que ella nos ayude a vivir más y mejor el carisma que Francisco le regaló a la Iglesia. Que podamos convertirnos en lámparas que alumbren a todos los caminantes, cautivos y desterrados. Que podamos plantar un rosal en todos los hogares, verter lluvia sobre los campos quemados, soltar vientos que porten esperanzas, esperar en la puerta a todos los repatriados, correr con un cesto en la mano sembrando la paz, ser báculo para los cojos, lazarillo para los ciegos y madre para los huérfanos”, clamó.

Voces agradecidas

Carolina Parada: “Siempre venimos en familia, además venimos a la bendición de nuestros animalitos. A mi hija le quise poner Francisca en conmemoración a San Francisco de Asís para que la proteja siempre, porque él es una figura importante para nosotros, sobre todo por la piedad que refleja al momento de cuidar a los desprotegidos, a los frágiles, a los más necesitados y aquellos que están sufriendo de alguna pena en estos tiempos de pandemia. Mucha gente está sufriendo de soledad, pasando este calvario que ha sido de alguna manera una cruz como es el covid y acompañando desde el silencio”.

Jaime Figueroa: “San Francisco es mi santo preferido y especial. Siempre trato de venir a sus misas y participar, porque es una persona especial, porque lo llevo dentro mi corazón y su pobreza espiritual y el caminar con los pobres es mi ejemplo”.

Alberto Deza: “San Francisco representa la humildad, la entrega, la esperanza de vida y el amor al otro. Vengo a pedir la tranquilidad y la calma frente a tanta incertidumbre y mirar en positivo la vida”.

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