En el Domingo del Buen Pastor, este 25 de abril, se realizó la Primera Jornada Vocacional Franciscana de este año 2021. La actividad, se llevó a cabo en sintonía con la 58° Jornada de Oración por las Vocaciones convocada por el Papa Francisco a nivel mundial.
Para ello, realizaron esta actividad con 6 de los 8 jóvenes que están siendo acompañados en distintos momentos de su proceso vocacional. Al mismo tiempo, estos jóvenes pudieron optar por un espacio de interacción: “Hay muchos que ya llevan un tiempo siendo acompañados por nosotros, y otros que están recién comenzando este año su discernimiento vocacional, por lo tanto, queríamos que esta jornada fuera un momento de encuentro, de compartir y de conocimiento mutuo”, explicó el Hermano Luis Cisternas, Animador del Cuidado Pastoral Juvenil- Vocacional OFM.
Para este año, el lema elegido por la Orden fue “Orar y optar por los jóvenes”: “Nosotros también tenemos que optar por ellos, es decir, empezar a meternos en los ambientes juveniles, acompañarlos e interesarnos por ellos, por su vida. Por eso este movimiento es muy desafiante, ya que nos compromete con mayor fuerza”, agregó.
En la actividad, hubo, además, espacios para rezar, compartir y reflexiones acerca del mensaje del Papa Francisco para las Jornada Vocacional de este año, el cual llevó por nombre “San José, el sueño de la vocación”: “Esto es muy importante, porque las vocaciones, según nuestro análisis, no surgen del aire, sino que surgen desde los propios jóvenes, de sus familias, por lo tanto, si nosotros queremos que lleguen vocaciones a nuestra Vida Franciscana, debemos rezar por ellos, por sus vocaciones y al mismo tiempo, generar la confianza en el Señor que llama, que convoca y que se preocupa de su pueblo”, manifestó el Hermano Luis quien presidió la eucaristía de cierre de la actividad vocacional.
Cabe mencionar, que también se desarrolló una Adoración al Santísimo por el aumento de las vocaciones religiosas a la Vida Franciscana.
Voces agradecidas:
José Parra de 17 años, siguió la jornada desde Rancagua y le pareció una experiencia muy enriquecedora, ya que pudo conocer gente nueva, “conocer sus vidas y cómo fue el llamado de Dios que recibieron. También encontré muy entretenido poder participar en grupos, ya que pude conocer y aprender cómo Dios ha actuado en ellos. En ese momento, me sentí más cercano a la Iglesia y reforcé mis ganas de hacer la voluntad del Señor y la promesa que Dios tiene para mí”.
Para Diego Bórquez, también fue un espacio muy enriquecedor: “Fue un momento para rezar, para reflexionar sobre mis proyectos de vida y mis motivaciones y la presencia de Dios en nuestras vidas. Aprendí mucho a la luz de la imagen de San José, fue un compartir de este caminar vocacional y entre hermanos, lo que me ayudó a ver la alegría y el esmero de cada hermano en sus servicios particulares y solo me llevo palabras de agradecimientos de cada uno y por lo vivido”.