La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Aprovechando esta instancia, el Hermano Isauro Covili, entregó un mensaje de esperanza y fe para todos los chilenos, chilenas y en especial, para los migrantes. Además, repasó la contingencia nacional y mundial.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
¿Es la Cuaresma una buena instancia para priorizar la difícil realidad que viven los migrantes en Chile?
“Nadie desea por sí mismo y por gusto, abandonar su tierra y su cultura. Sencillamente hay motivaciones sociales, políticas y religiosas en los hermanos del norte y los que están en cualquier lugar. La actitud cristiana frente a ello es la del abrazo, la acogida, de estar atentos, de auxiliarlos, el de la solidaridad. Como Franciscanos animamos a esta realidad. La situación de los migrantes enrostra a los países latinoamericanos, los países tienen que dialogar, tienen que conversar, unificar ciertos criterios en bien de estos procesos y movimientos de migración. Que sea un tiempo para reconocer a Jesús, pobre y crucificado en el rostro de los migrantes y de tantos pobres que abandonan su tierra para buscar mejores lugares para su familia”.
¿La Cuaresma es un tiempo propicio para poner a Jesús en el centro de nuestra vida?
“Es un tiempo para renovarnos en la fe, para renovarnos en la esperanza, para reencontrarnos con la pasión de Jesús, su vida entregada y donada en bien de todos. Este tiempo que también vivimos afectados por la pandemia, donde nos reconocemos vulnerables, nos invita a dejar nuestros lugares, a preocuparnos más unos de otros. Nos invita a reconocernos como hermanos, a reconocernos en camino, a mirar a Jesús en su Pascua, a renovar la esperanza. Hoy pareciera que la esperanza no tiene mucho espacio en nuestra sociedad, pareciera que ofrecerla y mencionarla es un acto provocador. Estamos invitados a renovar el mundo cristiano en Jesús que es nuestra esperanza, para enfrentar la vida y agradecer a tantos que en este tiempo de pandemia han entregado su vida, incluso muchos muriendo en el ámbito de la salud. Este tiempo es para tener un corazón agradecido, pero a la vez esperanzador, por el tema de la vacuna, que ya en nuestro país está presente, pero aún hay muchos países empobrecidos que no tendrán la vacuna por años”.
¿Cómo católicos estamos llamados a participar activamente de los procesos electorales?
“La vida cristiana y la vida Franciscana no es de automarginación, sino que es compromiso con la historia y con los procesos sociales, políticos, religiosos, culturales. Por lo tanto, desde este lugar histórico de San Francisco, invito a todo el mundo cristiano, a todos los creyentes, también a los no creyentes y a todos los Franciscanos y Franciscanas de la gran familia. Estamos invitados no sólo a contemplar lo que pasa delante de nuestros ojos, sino que a sumarnos y a comprometernos activamente en esta agenda política que se ha trazado para este año. Estamos invitados a ser actores y partícipes activos, aportando con ideas, con reflexión y aportando también con el voto que cada uno en conciencia podrá entregar en aquellos días en que seremos convocados para ejercer nuestro derecho a votar”.
¿Qué mensaje dejaría para la sociedad chilena este 2021?
“Invito a vivir este Tiempo de Cuaresma buscando los tres pilares fundamentales: el ayuno, la oración y la limosna. Hay tantas cosas de las cuales tenemos que ayunar. Ayunar con temas que tienen que ver con el abuso, ayunar con lo que tiene que ver con el exceso de comunicación -sean verdaderas o falsas las noticias. Ayunar también de malas ideas, ayunar de nuestras faltas, de nuestros pecados para dejarnos configurar con Jesús. El ayuno por el ayuno no tiene la importancia, el ayuno en cuanto nos configura con Jesús y con su proyecto. La limosna como expresión de ofrenda, como expresión de preocupación por los demás. La caridad con el que sufre, con el que está mal. En este tiempo invito a todos a cultivar una sociedad más fraterna como nos invita el Papa en su última encíclica Fratelli tutti, que podamos cultivar relaciones humanas, que podamos cultivar respeto, que podemos cultivar ambientes de paz, para que podamos gritar todos basta de violencia, de agresión, de imposición, de dominio, de poder. Que la Cuaresma nos enseñe a hacer un camino de humildad, de sencillez, de la mano de Jesús, para que Él sea glorificado y amado por todos”.