Restos de Monseñor Berríos ya están en Catedral de San Felipe

Este 16 de diciembre, los restos de Monseñor Roberto Bernardino Berríos Gaínza, fueron trasladados de manera definitiva, desde el antiguo convento de Curimón hasta la cripta del Templo mayor de esta localidad del Aconcagua.

Monseñor Roberto Berríos, nació en la localidad de Navidad el 7 de enero de 1885. Fue bautizado en su lugar natal el mismo año 1885. Fueron sus padres, Pablo Marcial Berríos Vera y Benigna Gaínza Jeria, quienes contrajeron matrimonio el 5 de febrero de 1883, en la capilla de Matanza.  Según consta en el certificado parroquial de Navidad, se encuentra el registro de matrimonio de los padres del hermano.

Ingresó al Noviciado el 24 de julio de 1901 y posteriormente, emitió su profesión solemne el 6 de enero de 1906, siendo ordenado sacerdote el 10 de junio de 1911.

En su paso por La Granja, fue Maestro de estudiantes, Profesor de Sagrada Escritura y párroco. Posteriormente, fue Definidor y Ministro Provincial entre los años 1936 y 1938.

En este último año (1938), el Papa Pío XI lo elige y designa como segundo Obispo de la Diócesis de San Felipe, cargo que ostentó hasta 1958, cuando deja San Felipe y regresa a La Granja.

Luego, partió al convento de San Francisco de la Alameda donde fallece en olor de santidad el 22 de julio de 1975 a los 90 años de edad.

Legado

Como Obispo de San Felipe, fundó 25 parroquias durante su magisterio e invitó a distintas congregaciones religiosas a sumarse a la actividad pastoral de su Diócesis: Religiosas Mercedarias, las Hermanas Franciscanas Cooperadoras Parroquiales y las Hermanas del Amor Misericordioso, entre otras.

A pesar de sus importantes roles pastorales, nunca olvidó sus orígenes. Es por ello, que lugares como Colchagua, Nilahue, Pumanque, La Estrella, Marchigüe, Litueche y Navidad, fueron siempre terrenos misioneros y espacios para pasar sus vacaciones y reencontrarse pastoralmente con su gente, además de consagrar muchas parroquias y en especial capillas en su paso.

Un hombre con celo por el Evangelio

Desde la Orden Franciscana, queremos señalar que Monseñor Berríos dejó un testimonio vivo y alegre de pobreza y sencillez. Siempre disponible para cualquier servicio; dispuesto como un buen pastor, sencillo, servicial, misionero, y fiel a su lema episcopal, “Por su Cuerpo”, que es la Iglesia.