La última encíclica del Papa Francisco “Fratelli tutti” es una invitación a mirar con amor y esperanza el futuro social del mundo. En esa línea, una vez más la Orden Franciscana, profundizó en este importante documento papal y en esta segunda oportunidad, fue una mirada más bíblica la que animó la exposición a cargo del Hermano Gonzalo Collipal, Licenciado en Teología Bíblica.
Al igual que el primer taller, el Hermano Miguel Correa, Encargado de las Comunicaciones, señaló que “hoy, queremos dar una mirada distinta a la vez anterior y en esta ocasión, queremos contemplar y adentrarnos desde una mirada más teológica y bíblica de este nuevo documento papal y que nos ayude a la lectura y al discernimiento”, animó.
En un primer análisis que hace sobre el Papa Francisco y un panorama mundial, relata el Hermano Gonzalo Collipal, que el Santo Padre en este documento, “constata el mundo actual y sus tendencias, pasando por la pandemia, la inmigración, el racismo, el desempleo, la discriminación de la mujer, la esclavitud y la trata, el aborto, el populismo, las guerras, la especulación financiera, el abuso tecnológico del poder y la pena de muerte».
Respecto de la intuición que tenía el Papa Francisco sobre el Santo de Asís, detalla que, tal como cita la encíclica, «este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si, vuelve motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social».
Para el Fraile Gonzalo Collipal, la parábola del Buen Samaritano es la clave de la encíclica, ya que nos prepara para entenderla, donde sostiene que “el trasfondo de las relaciones entre nosotros, entre las personas, obedece a un desafío y sabemos que un desafío tiene esto del don y de la tarea. Esta doble dimensión, que es posible, pero que es necesario construir, son un trasfondo bíblico y que viene justamente de una parábola dicha por Jesús hace 2000 años, por lo tanto, viene con un trasfondo de mucho antes. Es decir, es un trasfondo relacional de la Biblia».
Continúa señalando que «la vida de Jesús se va entendiendo como un caminar, donde va derramando misericordia y perdón, recogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados, ayudando a los pobres y necesitados. El discipulado se entiende como seguimiento de Jesús en su camino. Un punto culminante de este camino, lo constituye la subida a Jerusalén. Con ello, Lucas da inicio a una nueva etapa en el ministerio público de Jesús. Hasta ahora toda su actividad se ha desarrollado en Galilea, a partir de este momento, se va a embarcar en el tema del camino, que físicamente lo acercará a la ciudad santa y espiritualmente, lo hará madurar más en su proceso de asumir con radicalidad su tarea de mesías, de enviado y de salvador”.
Añade, que el Papa nos habla en esta parábola de los cuatro personajes que hay en ella. Allí, desglosó:
Los ladrones: Que roban y hieren al caminante que son personas y estructuras económicas sociales y políticas del neoliberalismo y del populismo corporaciones multinacionales que producen víctimas desigualdades descartado refugiados y guerras.
El hombre herido: Víctimas del sistema actual.
El sacerdote y levita que pasan de largo: Aquellos que no se comprometen, se limitan a pronunciamientos, que buscan sus intereses nacionales y populares, se dejan corromper, cierran los ojos a los desastres de las multinacionales.
El Samaritano que lo cura con aceite y vino: Representa todas las personas de buena voluntad que desde cualquier religión o sin ella, ayudan al necesitado, al prójimo, buscan la colaboración de otros, son los que van más allá de su cultura y nación, se abren a toda la humanidad, al extranjero, al necesitado, al pobre y el marginado.
Sobre el tema de la persona como relación, manifiesta que “la persona se revela no como un ser solitario autosuficiente ni absoluto, sino como un centro o un núcleo de relaciones con el mundo, los hombres, el trascendente y consigo mismo. Esto está en el corazón de la espiritualidad Franciscana, por lo tanto, Fratelli tutti hace mucho eco sobre lo que nosotros llamamos las relaciones justas, que es buscar a Dios con un corazón sincero”, dijo.
Concluyó, entre otras cosas, analizando que “sólo seremos capaces de reconocer nuestro prójimo, un hermano, con independencia de razas, fronteras, lenguas y culturas, si nos abrimos a los demás, es decir, si adoptamos la actitud del Buen Samaritano. En ese sentido, las comunidades cristianas tienen que ir a lo fundamental, y lo fundamental, es siempre Cristo”.
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar:
Paola Alarcón: “Muchísimas gracias por la profundidad de esta exposición y la sinceridad de las enseñanzas. Gracias Hermano Gonzalo y Miguel Ángel por permitirnos compartir este momento para nuestro crecimiento interior y una reflexión abierta”.
Elsa Iturriaga: “Tenemos tan arraigado en nuestro corazón la discriminación por raza, cultura, ideas, que este es un llamado a reconectar y recomenzar. Gracias hermano”.
Sonia González, misionera Catequista de Boroa: “Que hermosa y profunda exposición. Gran desafío para el hoy. Sobre todo, para las y los que tratamos de hacer vida la espiritualidad Franciscana como consagrados”.