Siervo de Dios Fray Pedro de Bardeci de Aguinaco 1641-1700

Recordando 320 años de su muerte con fama de santidad

Nació en Orduña, Vizcaya, España; hijo de Francisco y Casilda. Su padre era abogado y tuvo cinco hermanos. Su familia era cristiana y de regular situación económica. Los habitantes de Orduña eran devotos de Nuestra Señora de la Antigua. Recibieron gran influencia religiosa del convento franciscano de la ciudad. En 1661 viajó a México junto a sus hermanos Francisco y José, dedicándose en ese país al comercio, pero renuncio a este oficio al tener que enfrentar la usura que iba contra su conciencia. Entonces su nuevo trabajo consistió en ser escribano de un barco por un tiempo, debiendo desechar el puesto antes que escribir una mentira y traicionar sus principios cristianos. Emigró a Lima, Perú, donde se encontraban sus hermanos que  navegaban constantemente. Hacia 1668 encontramos a Pedro en Potosí, Alto Perú, dedicándose a examinar metales, escribiendo posteriormente un pequeño estudio sobre la utilidad de la plata. Sobresaliendo por su conducta, es contratado por Francisco Esquivel, dueño de la mina, para educar a sus hijos. En 1675 llega a Chile para encontrarse con su hermano Francisco y el 29 de agosto hizo la renuncia de sus bienes e favor de este mismo hermano. El 8 de septiembre del mismo año ingreso al noviciado franciscano de la Provincia de la Santísima Trinidad de Chile en la Recoleta franciscana, ubicada en el barrio de la Chimba. Su opción fue ser hermano lego, destacándose por su humildad y caridad. Según relata Jesús José De la Cámara, Pedro amaba  a sus enfermos, fuesen blancos o mestizos, indios o morenos. Los enfermos reclamaban su presencia en el lecho del dolor; las madres le suplicaban por la salud de sus hijos. Su oficio de enfermero lo ejercía con ardiente caridad, asistiéndolos personalmente y consolándoles. Visitaba el hospital del Socorro llevando algo de comer y haciéndola distribuir entre los enfermos y esto lo realizaba con el hermano José.

En el periodo final de su vida debió vivir la división en dos bandos de los religiosos franciscanos de Chile con motivo de la elección de un Ministro provincial. Siguiendo su conciencia él reconoció al superior legítimo. Debido  a este hecho tuvo que trasladarse al convento de San Francisco el Grande. Fr. Pedro falleció el 12 de septiembre del año 1700 en la enfermería del convento.

Era tal su fama de Santidad, que al anuncio de su muerte, llegaron cientos de personas, que buscaban ver el cuerpo del Siervo de Dios, incluso intentaron sustraer trozos de su hábito como devoción y recuerdo. Las autoridades civiles tuvieron que disponer protección especial y las eclesiásticas inmediatamente constituyeron un tribunal para levantar acta de su fama de santidad.

La Causa de Beatificación a través de los siglos ha sido accidentada, pero la devoción de los fieles  ha sido constante e ininterrumpida. Esto lo corroboran las diversas manifestaciones que se presentan en su tumba a la entrada del templo San Francisco.

Al celebrar este nuevo aniversario, pedimos su intercesión, para vivir más cristianamente.