El Apóstol y su pueblo: El Padre Negro 1945-2020

Al cumplirse 75 años de la Pascua de Fray Crisógono Sierra y Velásquez (+3 julio), “El Padre Negro” en este clima de pandemia, es una esperanza que asoma, el recordar su vida y testimonio de Fe.

            “El sacerdote de Cristo, el apóstol con alma de niño, el evangelizador de los pobres, el hijo de Francisco de Asís, el apóstol de la humildad y de la pobreza que despreciara honores y riquezas para consagrarse al servicio de Dios, se remontó a lo alto…”[1].

            Estas palabras, resumen la vida de quien fuera, un Apóstol de su pueblo, como tan bien expresó el presbítero Adolfo Rivera. Fue un “pastor con olor a oveja”, como invita el Papa Francisco a los sacerdotes de nuestro tiempo.

            Se fue un apóstol, nos dice Berta Feliú, “de insaciable sed apostólica entregado en absoluto al servicio de Dios, y a imitación de los apóstoles de Jesucristo que sembraban por todas partes la palabra del Evangelio. Confiaba todas sus obras al amor materno de la Madre de Dios. ¡Morir es vivir! El Padre Crisógono está vivo en el cielo, radiante de luz y rogando por nosotros”.

Así, lo constate en una visita a Caldera y la Región hace tres años, tomando testimonios a quienes lo habían conocido y en una peregrinación a su tumba. Está  vivo su testimonio de amor en medio de su pueblo e intercediendo por sus familias. Esa expresión “Nunca los dejare solo” sigue presente en medio de la comunidad y más que nunca hoy.

El poeta de la Región Isaías Ortiz Guerrero, compuso este poema dedicado al Padre Negro, que en su estrofa final dice:

¿Dónde te fuiste? ¿Dónde estás?

¡Yo no he muerto, yo estoy vivo!

Los que viven para Cristo

no pueden morir jamás!

Y tus resto padre amado

Ellos descansan en paz!                                     Fr. Juan R. Rovegno S.OFM

                                                                                                     


[1] Editorial de “El Amigo del País” de Copiapó, El padre Crisógono.