“Es necesario dar pasos hacia un nuevo pacto social más justo, una nueva Constitución, que exprese mejor el Chile de hoy, sus logros y sus esperanzas, y se sienten así las bases de una nueva república”, aseguró el Administrador Apostólico de la Diócesis de Osorno en la celebración de la Misa por la Justicia y la Paz en Chile que vivió hoy la Iglesia osornina en el Templo San Francisco.
Al medio día de este sábado 26 de octubre, se inició la eucaristía que presidió el Obispo Jorge Concha Cayuqueo, concelebrada por algunos sacerdotes, y celebrada por el pueblo fiel que se mostró confiado y con mucha esperanza en que pronto haya respuestas concretas desde el Gobierno a las demandas de los habitantes de nuestro país, que hoy exigen mayor equidad en los diversos ámbitos de conforman nuestra sociedad.
Frente a los acontecimientos de los últimos días, el Pastor de la Iglesia osornina, dijo en su homilía que la explosión social “a la que estamos asistiendo es expresión de un malestar social profundo, acumulado de modo creciente desde hace décadas en Chile, y que toca la vida de millones de personas de nuestro país (…)”. También señaló que “la toma de conciencia fue extendiéndose y la ciudadanía en forma colectiva, y sin precedentes, se armó de valor y salió a gritar a los cuatro vientos que la vida en Chile se hace insoportable y se exige un cambio”.
Destacó que “Hay consciencia generalizada de que a la base de todo está el sistema económico, que produce inequidad e injusticia que afecta a la gran mayoría de la población; también hay un sentir muy amplio de que el sistema político, que es visto como lejano, está al servicio del sistema económico, y no al servicio del bien común que se dice”.
También lamentó y rechazó las diversas formas de “vandalismo que con violencia inusitada ha destruido servicios públicos, que sirven a todos, y se ha dañado la propiedad de muchas familias causando mucho dolor, daño patrimonial y pérdida de fuentes laborales. Esta acción antisocial es reprobable de todo punto de vista, y no pueden desviar la atención de lo importante”, y explicó que esta gran explosión social visibilizada en manifestaciones multitudinarias” no se puede derrochar ni puede derivar en situaciones indeseadas”.
Enfatizó que la ciudadanía pone en crisis el sistema neoliberal y político que rigen en el país, y añadió que “Las respuestas económicas y políticas deben estar a la altura de las demandas”. Destacó la escucha y el diálogo que debe tener la autoridad frente a las múltiples demandas de la gente, e instó a “no temer a renunciar a posiciones personales políticas e ideológicas, que son legítimas, pero que no son dogmas, cuando está en juego el bien común de Chile y sus habitantes, más bien debe primar el sentido de justicia, una opción clara por la paz y el sentido de unidad que necesitamos. Aquí nadie sobra”.
“Es imprescindible la participación ciudadana amplia, sin exclusiones y organizada, para recoger lo mejor posible el clamor social e inyectar legitimidad a un proceso que puede ser una gran oportunidad para nuestro país y su futuro”, agregó el Obispo y señaló que “Es necesario dar pasos hacia un nuevo pacto social más justo, una nueva Constitución, que exprese mejor el Chile de hoy, sus logros y sus esperanzas, y se sienten así las bases de una nueva república”.
Jesús, el Buen Pastor, vino “para dar vida a los hombres y para que la tengan en abundancia” (Jn 10, 10), señaló, y continuó “Es parte de este don de Jesús, una vida digna para todos, vivida con libertad, con cultura, con educación y con muchas otras cosas, pero, sobre todo una vida en cuyo centro encuentre lugar el Dios de la Vida”.
También dijo que, desde hace tiempo, seguramente faltó profetismo a quienes anuncian el Reino de Dios y “muchas veces el sistema en que vivimos nos encandila”, y del mismo modo como este sistema neoliberal decepcionó una y otra vez a la gente, “también nosotros como Iglesia hemos decepcionado. Nuestras incoherencias, pecados y delitos han llegado a ser un obstáculo, no sólo para cada uno y las instituciones que representamos, sino para el mismo mensaje al que nos debemos y decimos servir”.
“Por esto, muchas de las críticas que escuchamos en estos días también a nosotros nos llegan (…) Sí, nos ha faltado profetismo, pero esta es una nueva oportunidad para que los cristianos pongamos a Dios y a su Hijo Jesucristo en el centro de nuestra vida personal y comunitaria y con Él busquemos servir a todos nuestros hermanos en la tarea de un mundo mejor (…) La injusticia genera violencia; la paz llega sólo con la justicia”, finalizó el Obispo.
Fuente: Comunicaciones Osorno