Los frailes como modernos mendicantes

La historia nos dice que la Orden Franciscana, junto con otras órdenes medievales, comenzó como una orden mendicante o, más simplemente, como un grupo de mendicantes! Estas órdenes representaban una contracultura, desafiando la cultura predominante que priorizaba el bienestar material y social de un individuo. San Francisco de Asís está particularmente asociado con esta pobreza de inspiración religiosa, y es un modelo atemporal de la vida “sine proprio” (sin nada propio).

Ochocientos años después, la Orden Franciscana, como muchas otras Órdenes religiosas, necesita una economía saludable para mantener y comprometerse con quienes viven en la pobreza. Muchas personas podrían preguntarse cómo los frailes pueden hacer esto sin ir en contra de su voto de pobreza. Durante uno de los últimos días del PCO, el Ecónomo general OFM, fray John Puodziunas, ha expuesto esta y otras preguntas durante su presentación a los miembros del Consejo.

El hermano John ha explicado que vivir “sin nada propio” no significa ser indigente, sino ser consciente de “lo que uno posee y las cosas que lo poseen a uno”. Por lo tanto, el corazón está en las actitudes que definen las relaciones personales: con Dios, con los hermanos y con uno mismo.

“Para Francisco, dar a los pobres significaba restituir (ADM 6, 7, 21) Lo más importante no es que tenga algo que dar: la solidaridad se expresa principalmente por estar con el otro, estar con los pobres”, ha dicho fray John.

Fra John ha descrito 8 principios válidos no sólo para los frailes, sino para todos aquellos a quienes Dios ha dado recursos para compartir:

  1. La lógica del regalo, una vida arraigada a la correcta gestión, reconociendo que todo lo que tenemos y somos es un regalo de Dios, y simplemente somos administradores, usuarios temporales.
  2. La transparencia, el compromiso de ser francamente abiertos y honestos sobre quiénes somos, qué tenemos y cuánto tenemos.
  3. La responsabilidad, la necesidad de informar con precisión y veracidad sobre cómo utilizamos los recursos que nos han confiado como administradores.
  4. La justicia, un valor impulsado por la transparencia y la responsabilidad. La justicia no se refiere a la igualdad, donde todos son iguales, sino que la justicia consiste en dar y recibir según los propios dones y las necesidades individuales.
  5. La simplicidad, la capacidad de vivir de acuerdo con nuestras necesidades, saber lo que es suficiente, evitar la tendencia humana de acumular, ya sean cosas, edificios, propiedades, dinero, fondos, inversiones.
  6. Las relaciones, el núcleo de lo que somos, y por lo tanto central en todos estos valores. La conciencia de que no estamos solos, de que estamos en este proyecto de vida juntos.
  7. El trabajo, trabajamos por lo que tenemos sin evitar el trabajo manual, trabajamos con nuestras manos.
  8. El sacrificio, estar dispuesto a renunciar a todo lo que tenemos y todo lo que somos para el bien del otro.