Durante la sesión de clausura del Concilio Plenario de la Orden Franciscana, que ha tenido lugar este mes de Junio en Nairobi, Kenia, fray Michael Perry, Ministro general ha exhortado a los frailes a volver a su primer amor.
Él ha basado sus reflexiones finales sobre el tema de la reunión, que proviene del Libro del Apocalipsis (Ap 2, 2-5)
“Estamos llamados a regresar a nuestra pasión original y escuchar al Espíritu con esa pasión”, ha dicho fray Michael. “Creo que el deseo de escuchar apasionadamente ha sido demostrado por todos ustedes, miembros del Consejo Plenario, durante nuestras discusiones y discernimientos”, ha agregado.
La reunión de 17 días ha comenzado con una disposición activa de escuchar los informes de cada una de las diversas Conferencias OFM. Los delegados, luego, han llevado esta experiencia a la oración, al discernimiento y al diálogo. Como consecuencia de este proceso, han surgido algunas propuestas para el Definitorio general, que se tendrán en cuenta para la preparación del documento final del Consejo Plenario, que se elaborará en los próximos meses.
El Ministro general ha explicado que volver a nuestro primer amor no significa abandonarnos a la nostalgia. Luego ha continuado diciendo que este amor debe traer “pasión a nuestro compromiso hacia nuestros hermanos, la Iglesia y el mundo”.
Fray Michael ha provocado a los frailes, diciendo que la invitación bíblica a regresar a nuestro “primer amor” también debe expresarse en nuestra forma de pensar y actuar sobre los recursos humanos y económicos de los cuales solo somos administradores.
A continuación se encuentra el texto completo de su mensaje:
“VUELVE A TU PRIMER AMOR”
EL LLAMADO DEL CONSEJO PLENARIO PARA RENOVAR Y REVITALIZAR NUESTRAS VIDAS EN MEDIO DE UN MUNDO EN CONSTANTE CAMBIO
Queridos hermanos, nos acercamos rápidamente al final del Consejo Plenario de 2018. Espero que cada uno de ustedes haya experimentado un profundo sentido de pertenencia a la única Fraternidad universal de la Orden. A través de los informes de las Conferencias, nuestras celebraciones litúrgicas en grupos pequeños y grandes, nuestros momentos de recreación, nuestras comidas y, muy especialmente, a través de la metodología/proceso del “World Café” en mesas pequeñas, hemos tenido una oportunidad única de conocernos más unos a otros, más acerca de la vida de los frailes en las distintas regiones o Conferencias de la Orden, más acerca de los desafíos a los que se enfrenta el mundo, la iglesia, el ambiente natural y la Orden. Lo que ha quedado claro es que, a pesar de algunas diferencias muy particulares o contextuales, hay mucho que nos une tanto en términos de identidad fundamental como en términos de restricciones específicas y desafíos particulares a los que nos enfrentamos en mayor o menor medida en todas nuestras entidades.
EL WORLD CAFÉ Y LA APERTURA DE LA MENTE Y DEL CORAZÓN FRANCISCANO
Recordarán que antes de participar en el proceso del “World Café,” algunos miembros del Consejo expresaron sus reservas. Muchos de nosotros hemos sido formados en sistemas que son fundamentalmente “deductivos” en términos de análisis de la realidad y resolución de problemas. El modelo del World Café, por el contrario, es una metodología principalmente “inductiva.” Comienza con la realidad humana, con “lo que es,” y luego lentamente, a través de un proceso de lluvia de ideas, comienza a extraer tendencias y/o elementos comunes que pueden ayudar a dar forma tanto a la identidad como a la acción. Un proceso deductivo comienza con algunas hipótesis duras y rápidas sobre Dios, la iglesia, la vida religiosa, la acción humana, la manera en que el mundo trabaja, en resumen, la “identidad” que es de alguna manera “conocida” y “compartida,” y luego pasa a un análisis para confirmar y/o corregir y remodelar nuestras hipótesis. Al final, lo que se produce a través del razonamiento deductivo es una visión clara y ordenada de quiénes somos, hacia dónde vamos y cómo vamos a llegar allí. Si bien algunos de estos elementos podrían aparecer en el trabajo que hemos emprendido estos días, queda una cierta cantidad de “desorden” y “sin terminar” que se manifiesta en las formulaciones de cada uno de los siete temas que hemos discutido en este Capítulo Plenario.
Esto era de esperarse en el proceso inductivo en el que decidimos participar y, de hecho, previmos que el CPO no produciría un documento final, sino que generaría la sustancia de un documento que se redactaría posteriormente, en la forma de un documento post-sinodal.
LA ENCARNACIÓN ES UN ASUNTO DESORDENADO
Una de las metáforas más fuertes presentadas en la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la identidad y el papel de la Iglesia en el mundo de hoy se encuentra en el párrafo 49 de Evangelii gaudium: “Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos.”
Desde el Concilio Vaticano II, la Orden de Frailes Menores ha dedicado recursos, Capítulos Generales y Consejos Plenarios a la búsqueda de “definir” y reivindicar la posesión de una identidad clara, fija y definida, de lo que significa ser un fraile menor en medio de un mundo y un cosmos que están cambiando a un ritmo cada vez mayor. Estos cambios acelerados a veces dejan en sus inicios una creciente sensación de pérdida, desarraigo espiritual y psicológico, e impotencia. Este desafío fundamental a la identidad humana, cristiana y franciscana ha sido reportado a este cuerpo plenario por varios grupos del “World Café.” Pero un mundo en constantes cambios también necesita el desafío que viene de nuestra identidad humana, cristiana y franciscana. No es de extrañar que los Frailes Menores, como la mayor parte de la humanidad, están buscando lo que varios misiólogos describieron como un proceso de identificación y recuperación de “constantes en contextos.” Creo que podemos decir que estas “constantes” son los elementos que consideramos verdaderos, inalterables, permanentes, no sujetos a las presiones de los cambios que se producen en los ambientes científicos, sociales o naturales:
(1) relación profunda y permanente con Dios;
(2) compromiso con la fraternidad/hermandad Evangélica;
(3) el compromiso de vivir y trabajar con hermanos y hermanas pobres, excluidos y marginados;
(4) la búsqueda de una espiritualidad de itinerancia al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia; y
(5) el deseo de abrirse a la formación permanente y a la conversión de mente y corazón.
(Las Cinco Prioridades de la Orden)
Al mismo tiempo, se ha vuelto cada vez más clara en el curso del estudio de los informes de las trece Conferencias y de la Custodia de la Tierra Santa que los contextos en los que se viven estos valores fundamentales requieren un re-pensamiento de cómo vivir mejor estos valores centrales en una manera que despierte nuevamente en nuestro interior nuestro primer amor, pero que también requiere que re-inventemos la formas específicas por las cuales debemos vivir y compartir estos valores. No podemos simplemente seguir haciendo lo que siempre hemos hecho como si los “odres viejos” pudieran recibir y soportar el “vino nuevo”.
Tendríamossólo que mirar la cuestión de la migración humana, que es un fenómeno/problema común en todas las conferencias y en la Tierra Santa. Los desafíos emergentes de nuevas formas de migración humana nos retan a inventar nuevas respuestas que fluyen desde nuestro compromiso fundamental de Frailes Menores, con el fin de demostrar nuestra voluntad de acoger y acompañar a nuestros hermanos y hermanas de manera que refleje lo mejor que somos como seres humanos, discípulos del Señor Jesús resucitado, seguidores de san Francisco, y miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia.
Lo mismo aplica a los desafíos de dar respuesta a los jóvenes, al cambio climático global causado por seres humanos, a la violencia, a las consecuencias de los medios de comunicación social, y una amplia gama de otros temas interrelacionados planteados en los informes de las Conferencias, y de los dos especialistas externos (Dra. Maryann Cusimano Love, y el cardenal John Onaiyekan), y por medio del proceso “World Café.”
Los “constantes” o valores fundamentales de la vida franciscana articulados en las cinco prioridadeso siete valores más uno(Ite, nuntiante –incluyendo la dimensión de Justicia, Paz e Integridad de la creación) hacen claro que no podemos huir o escondernos de estos desafíos que nos están atropellando – en realidad, están gruñendo dentro de nosotros, dentro de nuestras fraternidades y la Orden. Más bien, estamos llamados por el señor Jesús, por san Francisco de Asís, y por el Papa Francisco y toda la Iglesia a abrazar estos retos y reconocer dentro de ellos oportunidades para reafirmar nuestra identidad carismática y para expresar la plenitud de nuestra Fe y confianza en Dios, y nuestra creencia en la presencia y la imagen de Dios en cada criatura viviente (Laudato si´). Es gracias a esta creencia y confianza profunda en la presencia de Dios en el mundo que una vez más expresamos nuestra profunda disponibilidad de arriesgar todo por el Reino de Dios, un Reino de verdad, kusticia, amor, libertad y perdón, que son los “cinco pilares” de la paz (Papa Pablo VI, San Juan Pablo II).
Yo pienso que se puede decir que dos muy distintas maneras de pensar se podían ver en como los Consejeros consideraban el material para la reflexión. Algunos se sentían más cómodos empezando con las “constantes” de nuestra identidad descrita anteriormente, usando lenguaje explícitamente religioso, haciendo clara su motivación. De esta manera, acciones que de lo contrario podrían ser interpretadas simplemente como intervenciones humanitarias que no requieren un compromiso a una cosmovisión específicamente cristiana pueden ser vistas como derivadas de un compromiso con estas “constantes.” Otros miembros del Consejo se sentían cómodos usando una terminología más ‘secular,’ acercándose a la cuestión de identidad a través de un análisis de los temas centrales, mientras entendían implícitamente que las razones de nuestro compromiso están centradas en la Fe y son fieles a estas mismas “constantes.” Es cuestión de si es implícita o explícita nuestra motivación en la Fe.
Ninguno de los dos enfoques es inherentemente mejor que el otro, siempre y cuando lo trascendente/trans-histórico y lo inminente/histórico no se separe el uno del otro. Una comprensión Franciscana del acontecimiento de la encarnación nos conduce a abrazar simultáneamente tanto a Cristo como a la persona humana, al Cristo crucificado y glorificado en San Damiano y la a colonia de leprosos, justo más allá de las fronteras humanas de Asís. El amor de Dios y el amor de todos los que y lo que Dios ha creado es la respuesta más completa a la invitación de Cristo de tomar su cruz, venir y seguirlo (cf. Mc. 8:34; Mt. 16:24; Lc. 14:27). Es aquí donde constantes y contextos encuentran su expresión más completa, y que, si se vive en la fe y el amor, da lugar a lo que San Pablo describe como las condiciones para dar la bienvenida a la ‘nueva creación ‘ que Jesús inaugura en y a través de su cruz y resurrección (cf. 2 Cor. 5:17ff: “El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.” traducción del Libro del Pueblo de Dios).
DEL CONSEJO PLENARIO DE LA ORDEN AL CAPÍTULO GENERAL 2021: PRÓXIMOS PASOS
El propósito del Consejo Plenario, expresado en el Constituciones generales y Estatutos generales, Art. 194, es prestar asistencia al Ministro General y a su Definitorio para gobernar e inspirar la Orden, fomentar relaciones y comunicaciones más profundas entre la Curia General y las Conferencias, y entre las Conferencias mismas, y ayudar a preparar el próximo Capítulo General. Deseo expresar el agradecimiento a los miembros del Definitorio General, y mi profunda gratitud, por el compromiso que cada uno de ustedes ha hecho en formar parte de este Consejo Plenario y de participar plenamente en la metodología, ofreciendo nuevas percepciones y planteando importantes preguntas sobre quiénes somos como Frailes Menores en el mundo de hoy, y cómo podemos responder más plenamente al doble llamado a amar a Dios y amar a todos los que y lo que Dios ha creado de una manera que refleja nuestros valores más profundos y convicciones. Ustedes han respondido a los requisitos del artículo 194 de la CCGG en una manera quees a la vez inspiradora y desafiante. Ustedes ham planteado serias preguntas sobre la identidad y la acción en la búsqueda de generar un sentido de claridad de identidad y también un sentido de urgencia evangélica a la faz de un mundo que necesita desesperadamente un mensaje de amor, misericordia, gozo y esperanza.
El Definitorio General comenzará a trabajar inmediatamente a nuestro regreso a Roma, reexaminando todos los informes de sus respectivas Conferencias y la custodia de Tierra Santa. Vamos a revisar todos – y quiero subrayar Todos – los comentarios y propuestas presentados por cada una de las mesas del World Café en cada una de las diferentes etapas de interacción, a fin de asegurar que no dejemos ninguna idea o perspicacia nueva o útil que pueda permitir al Definitorio General mejorar nuestra manera de gobernar e inspirar a todos los frailes de la Orden a aspirar a un sentido más alto y profundo de la vida evangélica. Tras esta revisión y análisis del material que hemos generado juntos, es la intención del Definitorio General preparar un documento post-Plenario del Consejo que comunique a los frailes de la Orden los resultados de nuestras discusiones y discernimiento. También es muy probable que el Definitorio General, basándose en las deliberaciones del Consejo Plenario, proponga varias acciones para toda la Orden (es decir, respuesta a la realidad de la migración, a los desafíos presentados por Laudato si’ a la evangelización y a la misión, etc.) eso ayudará a crear un sentido más profundo de pertenencia a una hermandad mundial capaz de involucrar al mundo de una manera que promueva el desarrollo humano integral, la plenitud de la humanidad y el medio ambiente plenamente vivo. Lo que esas acciones concretas podrían ser aún no se han determinado. Esto requerirá más análisis y discernimiento por nuestra parte, basándonos en el trabajo de este Consejo Plenario.
RESPONSABILIDAD DE CADA MIEMBRO DEL CONSEJO PLENARIO
El proceso del Consejo Plenario no termina con la Eucaristía de clausura y la cena festiva. Al igual que con la celebración eucarística, la llamada es tomar lo que hemos experimentado en el momento sacramental – en la Eucaristía, y también en el Consejo Plenario – y compartirlo con el liderazgo en todas las Conferencias y en la Custodia de Tierra Santa. Así, el primer nivel de compartir es con el Presidente de su respectiva Conferencia (los que no están presentes en el CPO), y con los Provinciales, Custodios y Presidentes de Fundaciones. Si no hay un plan inmediato para una reunión de su Conferencia después de este Consejo Plenario, les ruego que preparen una declaración escrita en la que ustedes presentarán algo sobre su experiencia del Consejo Plenario, el proceso o la metodología empleada, los ‘resultados’ del trabajo del proceso del World Café, y el documento propuesto final que se enviará al Definitorio General para el trabajo que debe realizar a raíz del Consejo Plenario.
Una de las mayores debilidades de la Orden es la falta de comunicación. Si es útil, yo sugeriría que ustedes trabajen con los frailes de otras Conferencias en la elaboración de lo que van a compartir con sus Conferencias. Será esencial que expliquen los temas que hemos discutido, poniéndolos dentro del contexto de nuestra identidad carismática como discípulos del Señor Jesús Resucitado, miembros de la Orden y de la Iglesia, y miembros responsables de la comunidad humana. En caso de que el Definitorio General, después de una relectura de todos los materiales del Consejo Plenario, proponga varias acciones concretas en todo la Orden, será esencial que se conviertan en defensores, explicando el razonamiento detrás de cualquiera de estas acciones y promoviendo las acciones como un medio para renovar nuestra identidad carismática como miembros de una fraternidad contemplativa en misión en busca de medios renovados para proclamar el evangelio en contextos cambiantes, y de pie ante un mundo enfrentado a muchos desafíos, un mundo buscando una nueva razón por la esperanza.
En un nivel más práctico, será vital que trabajen con nosotros para asegurar que el texto que será remitido por el Definitorio General a las Conferencias sea traducido a los idiomas de los frailes de cada entidad respectiva. Además, podría ser útil que ustedes trabajaran con las Conferencias en el desarrollo de herramientas para el estudio del documento del Consejo Plenario y también para desarrollar herramientas online y de otros tipos para ayudar a todos los frailes a participar en un proceso que continuará hasta 2021 y más allá.
Parte del proceso de las reflexiones Post- Consejo Plenario podrían incluir no sólo acciones prácticas (1 o 2) sino también sugerencias prácticas sobre cómo comprometer a todos los frailes en sus Conferencias en este proceso en curso. Debemos recordar a los frailes que estamos en un viaje; itinerancia no es sólo un medio para renovar nuestras vidas; contiene las semillas para esta misma renovación. Sin movimiento – interno/espiritual y externo/estructural -no habrá conversión. Es así de simple.
DESPERTAR NUESTRO PRIMER AMOR DE DIOS, DE LOS HERMANOS, Y DEL PUEBLO DE DIOS Y DEL UNIVERSO CREADO
Para concluir, me gustaría volver al texto bíblico que ha servido como tema central en la preparación y ejecución de este Consejo Plenario2018 de la Orden. Me estoy refiriendo al libro delApocalipsis, capítulo 2, versículos 3-5 y 7:
“Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos. Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer. Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente. … El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias.” (Rev. 2:3-5, 7a).
Me gustaría destacar cinco aspectos o elementos de este texto bíblico que consiento son importantes para nuestras consideraciones mientras nos preparamos para cerrar la segunda fase de nuestro proceso del Consejo Plenario.
- Este texto nos llama a la escucha apasionada a la voz de Dios en nuestras vidas, en la Iglesia, en la Orden y en el mundo. Estas no son dos palabras que solemos reunir, pero esto es, de hecho, el llamado de esta Escritura. Estamos llamados a volver a nuestra pasión original, y a escuchar al Espíritu con esa pasión. Creo que el deseo de ser oyentes apasionados ha sido demostrado por ustedes, los miembros del Consejo Plenario, a lo largo de nuestras deliberaciones y discernimiento.
- Este texto no fue seleccionado para criticar a los miembros del Consejo, sino más bien, como marco para entender el desafío que enfrentamos colectivamente en la animación de nuestra fraternidad global. Como Frailes Menores, nos anclamos profundamente en el Evangelio y el ejemplo de Jesús. Sabemos, sin embargo, que hay hermanos que se desalientan, que tienen preguntas y dudas sobre el futuro de nuestra Orden, y tal vez sintiéndose abatidos porque ellos – o nosotros – hemos caído de “las alturas.” Aquí, esta escritura del Apocalipsis nos llama a arrepentirnos de habernos apartado de nuestro primer amor. Esto no significa que debamos tomar el curso de la promoción de un regreso nostálgico al pasado. No estamos siendo llamados a un nuevo tipo de enamoramiento, uno que promueve una respuesta infantil que hará poco para ayudar a cada uno de nosotros a profundizar nuestra fe, nuestra esperanza, y nuestra capacidad de amar y soñar. Más bien, nos invita aprovechar la pasión que Dios tiene para cada uno de nosotros, y llevar esa pasión a nuestro compromiso con nuestros hermanos, la iglesia, y el mundo.
- Para que este tipo de compromiso sea auténtico, para ser fieles a nuestro llamado a ser Frailes Menores, debemos también aprendan de nuevo cómo escuchar a nuestros hermanos, escucharse unos a otros, escuchar los sueños y también las decepciones que cada uno de nosotros soportamos. No sólo debemos permitir que Dios nos guíe hacia un amor renovado de la Trinidad, de Dios en nuestras vidas; también permitimos que Dios nos guíe hacia un renovado amor de nuestros hermanos en la Orden. Debemos aprender nuevas formas de apoyarlos mientras viajan a través de noches oscuras. Y debemos celebrar la bondad de nuestra vida en la fraternidad, y el don de la vocación de cada uno.
- Nuestra escucha, sin embargo, no puede dejar de escuchar a Dios y a nuestros hermanos en la Orden. Debemos continuar desarrollando nuevas herramientas y promoviendo dentro de la Orden (la Orden completa, Provincias, Custodios, Fundaciones, Fraternidades locales) un nuevo espíritu de escuchar la voz de Dios hablando en el mundo, el grito de Dios que se levanta del interior del pueblo de Dios y desde dentro del universo creado por Dios. Estos “gritos” pueden tomar una forma explícitamente religiosa, o pueden tomar la forma que algunos no reconocen como explícitamente religiosa. Debido a nuestra fe en Dios, creemos que el Espíritu de Dios renueva la faz de la tierra (Salmo 104:30), y que Dios ama a todos en todas partes, y llama a todas las personas, toda la creación a sí mismo. Ustedes han traído a este Consejo informes de cómo han escuchado al mundo, a la Iglesia y a los frailes. Hemos compartido estos informes, y escuchado juntos, en un modo contemplativo, a lo que el Espíritu está diciendo en contextos dramáticamente diversos. Continuemos esta práctica de la escucha apasionada, escuchando el Espíritu con corazones apasionados. Seamos embajadores no sólo de un mensaje, sino también de un método que promueve la escucha mutua, el discernimiento y la acción colectiva (colaborativa).