Clotario Blest y la Orden Franciscana en Chile

17 de noviembre de 1899. Llegaba al mundo Clotario Blest Riffo, quien se convertiría en uno de los sindicalistas y dirigentes sociales más importantes de nuestro país. Este mes, queremos recordar su obra, vida y trabajo.

Soy un incansable predicador de la unidad de la clase trabajadora chilena,
porque cuando la clase trabajadora chilena está unida, es invencible.
Nadie se atreve contra ella.

Clotario Blest fue un funcionario público y sindicalista, organizador de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales ANEF, de la Central Única de Trabajadores de Chile CUTCH, del Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS, del Movimiento de Izquierda Revolucionario MIR y hermano terciario Franciscano.

Desde muy joven estuvo vinculado a la Iglesia Católica, siendo influenciado por el pensamiento social cristiano del sacerdote jesuita Fernando Vives Solar y propiciando a un Cristo Obrero.

Se ha desfigurado a Cristo ante las masas hasta el extremo de hacerlo odioso. Silencio alrededor del obrero que es Cristo: mucha palabrería alrededor del Dios que es rey. Se ha desfigurado a Jesús, mirándole sólo como Dios, y no como hombre y obrero, verdadero hermano nuestro según la carne, donde Él quiere y desea y pide ser imitado y amado.

Además de ser influenciado por Fernando Vives, Clotario solía frecuentar las conferencias de Luis Emilio Recabarren. Su trabajo, de hecho, ha sido considerado como la continuación natural de Recabarren tanto en pensamiento como en acción política.

En 1922 entró a trabajar como empleado público en la Tesorería General de la República. En aquellos años, la ley no permitía que los empleados fiscales formaran sindicatos. Por este motivo Blest decidió en un comienzo (1938) formar una asociación deportiva, llamada Asociación Deportiva de Instituciones Públicas, la cual sería el antecedente a la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), constituida por el mismo Blest en 1943. Allí ocupó la presidencia durante 15 años. Pero no sólo la ANEF debe su existencia a don Clotario, la Central única de Trabajadores también.
Un primero de Mayo de 1952 se agrupaban más de 50 mil trabajadores en la Plaza de los Artesanos. Blest inicia su discurso. Tras un largo silencio, exclama:
“¡Sólo la unidad sindical hará posible que triunfemos en nuestras demandas! Por eso les pregunto: ¿quieren o no la unidad?” Sí’ se escuchó responder a la muchedumbre.  “¡Entonces, díganselo a todos estos dirigentes! ¡Díganles ustedes mismos que quieren la unidad!” Durante aproximadamente 15 minutos se escuchan los gritos de la muchedumbre exclamado ‘unidad’, ‘unidad’, ‘unidad’.

Era el primer paso.  La Central Única de Trabajadores de Chile comenzaba a nacer. Tras ese primer impulso, 10 meses después, un 12 de Febrero de 1953 se crea la Central Única de Trabajadores (CUT). Blest fue elegido presidente de la organización.

Desde la presidencia de la CUT, encabezó permanentes huelgas y movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones económicas de los trabajadores. Estuvo al frente de las grandes huelgas nacionales y fue encarcelado catorce veces por Carlos Ibáñez del Campo, tres por Jorge Alessandri y una por Eduardo Frei Montalva.

El gobierno intentó a través de varios métodos alejarlo de la dirigencia de la CUT, como por ejemplo, ofreciéndole el cargo de Tesorero General de la República, pero Blest nunca aceptó ya que para él, la independencia de la política y la autonomía del movimiento eran trascendentales.

“Ud. no me conoce, Excelencia. Le agradezco su gesto, pero no puedo aceptarlo. Me encuentro impedido de hacerlo. No lo hago por una cuestión de principios. Por lo demás, estaría traicionando a todos los compañeros que han confiado en mí. Ellos no me lo perdonarían. Ni yo tampoco”.

En 1961, tras 8 años en el cargo, abandonó la presidencia de la CUT y comenzó a participar en los movimientos revolucionarios que surgieron en Chile.

En 1968 participó en la toma de la Catedral Metropolitana de Santiago, en la cual desplegaron un lienzo que decía: “Por una Iglesia junto al pueblo y su lucha”, acto en el que junto a otros sacerdotes, religiosas y laicos, buscaban criticar la actitud de la Iglesia Católica hacia las clases más desprotegidas.

“Prefiero a los ateos que hacen el bien sin esperar recompensa alguna en la vida eterna, a los católicos que sólo actúan de buena manera porque serán premiados. Eso no es cristianismo, sino comercio.”

Tras el Golpe de Estado siguió luchando por la defensa de los Derechos Humanos, y como gesto simbólico, el dirigente no se volvió a cortar su barba, sosteniendo que se afeitaría sólo tras la recuperación de la democracia.

En 1976 y a sus casi 80 años, formó el “CODEHS” Comité de Derechos Humanos y Sindicales. Su casa sirvió de refugio para perseguidos políticos, ayudándolos a conseguir asilo en las embajadas.​ Participó además en numerosas manifestaciones contra el gobierno

Don Clotario defendía la idea de que desde un punto de vista cristiano, era mucho mejor ir a visitar a los presos el domingo que ir a misa. Por ello, todos los domingos, iba a la Penitenciaría a visitar a los presos políticos, a quienes les llevaba información de utilidad y ayuda. Ellos a su vez, proporcionaban información sobre su situación, la que se utilizaba en los informes.

Su labor en pro de la paz fue reconocida por el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), de quienes recibió en 1978 el Premio de la Paz y en 1980 fue nominado al Premio Nobel, pero en Chile no ha recibido el reconocimiento a su labor histórica-social.

“Y la acción y el ejemplo arrastra mucho más que la palabra
Libertad, Justicia y Fraternidad
Hacer el bien a todos los que sufren
No hacerle el mal a nadie
Sólo atacar a quiénes atacan a los trabajadores
¡No se desalienten nunca!
Tendrán que tener a veces pequeñas derrotas, no, si
¿cuántas derrotas no hemos sufrido nosotros?
Ahora ya llevo más de diez años en la misma tarea
sin resultado alguno, porque aún la podredumbre es mucho más grande que antes
No se desalienten jamás, sigan adelante en esta lucha
especialmente en las poblaciones, donde está más, hay más pobreza…”

En los últimos años de su vida, fue acogido por los Hermanos franciscanos. Falleció en Santiago, el 31 de mayo de 1990. Sus funerales fueron realizados en el Templo San Francisco de la Alameda.

Clotario Blest, fue un hombre de una consecuencia admirable y una enorme capacidad de lucha, su vida fue sin duda ejemplar, desarrollando una política popular independiente de los partidos políticos. Creemos que hoy es necesario alzar su figura para que los jóvenes trabajadores conozcan, valoren y mantengan vivo su legado, siendo el más importante, la unidad de los trabajadores.