
Mediante un convenio la Orden Franciscana traspasará el convento al Serviu para un proyecto social, por lo que urgía buscar un lugar en el cual guardar y conservar el material oculto en la improvisada biblioteca secreta en donde los escritos se han ido deteriorando.
El fuerte olor a humedad mientras bajamos las escaleras hace suponer de antemano que los libros no están guardado bajo las mejores condiciones.
El subterráneo del convento donde se ubica la secreta biblioteca de la Orden Franciscana de Osorno, ha sido forzosamente el hogar de cientos de textos de filosofía, historia y teología, los cuales son literalmente un «tesoro literario» de la zona sur de Chile.
Forzosos porque los escritos fueron rescatados y reubicados en el mismo lugar, junto al nuevo templo de San Francisco, tras dos incendios voraces ocurrido en 1943. El primero de ello ocurrió en agosto y afecto únicamente a la antigua Iglesia de San Francisco, que está en el mismo lugar; frente a la plazoleta Yungay, destruyéndola por completo, pero sin causar victimas fatales.
Pero en diciembre de ese fatídico 1943, ocurriría un segundo siniestro, esta vez en el Seminario Menor o en el Colegio Seráfico de la Orden, que contrariamente a lo que sucedió a mediados de año cobraría la vida de 15 personas, niños en su mayoría.
«Los niños que se vieron amenazados por las llamas corrieron por las escaleras, pero allí los esperaba la muerte. La escalera estaba minada por el fuego y por eso apenas ellos la tocaron se desplomo sepultando aquellos que buscaban en ello la tabla salvadora. Aquella noche fue de desesperación y angustia. Los niños que sobrevivieron saltaron desde 8 metros de altura saliendo con algunas lesiones menores», cita el texto «Apuntes para una historia» , escrito por Fr. Ángel Peréz sobre Osorno y los Franciscanos en torno a la reacción en la tragedia del rector del colegio, el padre Paulino Mansilla.
Actualmente, telarañas, fecas de rato, polillas y polvo adornan el improviso espacio que aloja lo que quedó de los registros bibliográficos que hablan de la vida entorno a la antigua fe tanto en la provincia, en el país y el mundo.
A simple vista se pueden observar interesante ejemplares, no solo de religión sino también de literatura e historia, como la documentación de la Guerra del pacifico escrita solo nueve años después de su consecución. Además, a raíz del paso del tiempo, muchos tienen sus tapas de cuero quemadas y paginas arrugadas por el efecto del agua y el siniestro.
Por eso, para rescatar y evitar que este patrimonio se siga deteriorando, la Orden a través del guardián de la fraternidad de Osorno, Juan de Dios Hernandez, de 76 años y el jefe del Museo Histórico de Osorno, Gabriel Peralta, postularon a un FONDART del Ministerio de Cultura para, por una parte clasificar y determinar cuál es el material disponible y, por otra, conservar en condiciones optimas los libros y colecciones en otro lugar.
El proyecto
1943, en los meses de agosto y diciembre ocurrieron dos incendios que destruyeron el templo y el seminario respectivamente. En el segundo de ellos, fallecieron 15 personas, casi todos niños.
«En este proyecto voy en calidad de historiador. No es un proyecto de la municipalidad, sino que lo presentamos en conjunto con la Orden Franciscana de Osorno, en el sentido de que ellos me invitaron a mediados del año pasado a conocer sus archivos porque estan en un proceso de remodelación, de cambio del recinto y una de las cosas que siempre les preocupa era el tema del material bibliografico- documenta que exisitian en las bodegas, el cual fue rescatado en el año 1943 cuando se quemo el primer templo , y a fines de ese año el convento franciscano, donde fallecieron cerca de 15 niños», explica Gabriel Peralta.
Sobre el proceso de cambio, el jefe del Museo Histórico se refiere a un convenio que firmo este año la Orden Franciscana de Chile con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo para trasformar el actual convento de la calle Lynch con Prat en una residencia para adultos mayores vulnerables.
De ahí la urgencia para conseguir un hogar optimo para las piezas históricas alojadas en el subterráneo del inmueble.
Conservar
Según Peralta , el proyecto no incluye la parte de la restauración: «básicamente es de conservación preventiva y apunta a impedir el deterioro de algunas de las colecciones que están en proceso de degradación.»
El historiador explica que lo ideal es mantener los libros a una temperatura ambiente promedio de 20°C y entre los 40°C y 60°C de humedad. «Esos son los rasgos estándar a nivel internacional por el manejo de colecciones documentales», precisa.
El proyecto del Fondart fue adjudicado por 4 millones 500 mil pesos y tiene un plazo de ejecución de 6 meses, comenzando en marzo del presente año. «Fue uno de los mejores proyectos evaluados por la presentación, sobretodo por le valor patrimonial que tiene la colección», apunta Gabriel Peralta.
Sobre la posibilidad de restaurar el material, explica Peralta que se trata de un trabajo muy delicado y a largo plazo en Chile lo hace solamente el Centro Nacional de Restauración de Santiago. Además, comenta que debido a su minuciosa técnica y tecnología en función del detalle y su costo es muy elevado.