Isidora Cruz, voluntaria en el Departamento Textil del Museo Histórico Nacional, llegó a restaurar el vestuario de la imagen que perteneció a las monjas Clarisas del Monasterio de Santa Clara.
Cabe mencionar que el convento de esa congregación estuvo emplazado, durante siglos, en el sitio que hoy ocupa la Biblioteca Nacional. Hoy el Niño Pastor ha vuelto al lugar donde estuvo por muchos años.
Conversamos con Isidora:
¿Con qué te encontraste cuando llegaste al Laboratorio de Conservación y Restauración de la Biblioteca Nacional?
Con un vestuario en muy buen estado, lo que coincidía con el diagnóstico que me habían entregado. Sólo había deterioro importante en las blondas que son los elementos más delicados. En primer lugar, se registró el estado de conservación de las piezas. Luego, se realizó el tratamiento de conservación y restauración. Se decidió realizar un lavado y ahora estoy ejecutando la unión de un tul a las blondas para luego rearmar las piezas en base a lo que observé y cómo estaban hechas originalmente.
Cuéntanos de los materiales de la vestimenta del Niño…
Principalmente hay algodón, seda e hilos entorchados, que en este caso, son hilos de seda envueltos en un hilo metálico. Cuando se restauran piezas textiles, generalmente se trata de usar el mismo material con las que fueron confeccionadas, por eso ahora estoy trabajando con seda. Eso sí que en restauración todo depende del “caso a caso”.
¿Qué interés profesional le asignas a este trabajo?
Son piezas con un gran valor histórico. Tienen la particularidad de haber sido hechas por personas aficionadas porque no se sigue un patrón en su confección y tienen diferentes tipos de puntadas para las uniones. Es un trabajo muy interesante.