Queridas hermanas,
¡el Señor les dé la paz!
La fiesta solemne de la madre santa Clara me ofrece la oportunidad para reflexionar con ustedes sobre algunas cuestiones que hoy interpelan inequívocamente a nuestra vida y nuestro seguimiento del Señor Jesucristo. La complejidad de nuestro tiempo exige saber leer en profundidad los acontecimietos y nos desafía a encontrar modalidades nuevas para vivir con fidelidad nuestro carisma y para caminar al lado de los hombres y mujeres de hoy ofreciendo una palabra de esperanza y de misericordia. Nos confrontamos con escenarios de crisis en varios niveles, tanto en el ámbito social como en el individual. Tampoco nosotros estamos excluidos de estas fatigas, que tocan nuestra vida y la de nuestras fraternidades.
El Señor nos conceda saber mirar estas crisis como oportunidades. Queremos, por tanto, ponernos juntos a la escucha, dejándonos provocar por la Sagrada Escritura y el testimonio de Clara de Asís.
Nosotros los Hermanos Menores hemos identificado los temas que afrontará el Consejo Plenario de la Orden el próximo año, orientando el camino por medio de tres palabras emblemáticas: escuchar, discernir y actuar.
Creo que pueden ser palabras significativas también para ustedes, queridas hermanas, que hoy están llamadas a afrontar nuevos retos, a responder a exigencias que provocan e interpelan y a atravesar la coplejidad permaneciendo fieles a la intuición evangélica de la madre santa Clara.
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