Y puesto que son hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba, Padre!” (Gal 4,6)
Queridos hermanos:
En esta Solemnidad de la Santísima Trinidad, que el Señor de las misericordias nos anime y motive, a seguir descubriendo en nuestra vida de hermanos y menores, un llamado universal a ser reflejo y testimonio de la vida trinitaria en nuestra propia vida de fraternidad y servicio.
En este domingo tan especial para nuestra provincia, pido a Dios que nos bendiga abundantemente con las gracias que necesitamos para vivir cada día de nuestras vidas a la vocación a la que hemos sido llamados.
¡Muchas felicidades a cada uno de ustedes!
Fr. Santiago Andrade T., ofm. Ministro Provincial