No vaya a ser cosa que no hayas visto el mensaje de Jesús: Mes Vocacional Franciscano normal
El mes de Agosto para nosotros, los hermanos franciscanos de Chile, es un tiempo especial, ya que desde hace años y por EEPP (Estatutos Particulares) lo denominamos como el MES VOCACIONAL, donde se nos invita a orar y reflexionar, especialmente, sobre las vocaciones a nuestra vida franciscana. Es en este mes donde nos encontramos con al menos dos momentos muy significativos para nuestra espiritualidad franciscana, esto es La Porciúncula y Santa Clara que han de ser no sólo momentos celebrativos, sino que también momentos de reflexión y de proyección.
¿Bastará con un mes para despertar vocaciones a la vida franciscana? Un mes, un año, quizás la vida entera no sean suficientes para despertar vocaciones a nuestra vida, pero ¿será una cosa de tiempo? O será, ¿qué no nos hemos dado cuenta de que no es en la espera, sino en la realidad que nos toca vivir donde estamos llamados a motivar el nacimiento de nuevas vocaciones? San Francisco de Asís llamaba a sus hermanos a re-comenzar siempre, ya que hasta la fecha poco o nada hemos hecho. Sin embargo, ¿hemos tomado real y concreta conciencia de la invitación que nos hace nuestro hermano Francisco a motivar en el hoy de nuestra historia la pregunta por el seguir a Jesús al modo franciscano?
Bien sabemos que el mundo actual tiene para los jóvenes muchos atractivos (estudios superiores, éxito profesional, viajes, placeres, etc.), que parecieran ser suficientes para satisfacer o llenar la necesidad de proyección y de sentido de la vida; pero, la experiencia de la vida nos muestra que estos atractivos sólo satisfacen o llenan algunos aspectos de la vida del hombre, nunca su totalidad; no logran dar respuesta completa a la necesidad de trascendencia connatural a nuestra condición humana, como individuo y sociedad. Es urgente que nos atrevamos a mostrar a nuestros jóvenes la corta visión de considerar estos atractivos como dadores de sentido pleno a sus vidas y es ahí donde cabe perfectamente nuestra propuesta vocacional.
Por otro lado, como Iglesia, nos quejamos y lamentamos de que no hay vocaciones y que no hay jóvenes. Sin embargo no nos preguntamos qué hemos hecho para despertar y suscitar vocaciones a los distintos estados de vida. Tenemos una certeza de fe, de que Dios nunca abandonará a su Iglesia y que siempre estará suscitando vocacionados que lleguen a remecer la pasiva tranquilidad por la que cíclicamente pasamos como Pueblo de Dios. Pero esta certeza ¿ha de favorecer nuestra pasividad y falta de compromiso para animar al respecto a nuestras comunidades cristianas y a nuestro entorno? La pregunta que hemos de hacernos y buscar responder todos, como individualidad y como fraternidad-comunidad, es ¿por qué en mí comunidad no se suscitan vocaciones?
Probablemente algunos estarán pensando que ya no hay muchos motivos para mantener viva las esperanzas y que el fin está pronto… Otros, ojalá los más, estarán tomando conciencia de lo que significa esta pregunta para nuestra vida eclesial y franciscana. Hoy es momento de retomar el mensaje de Jesús, del mismo Señor que te ha llamado y ha confiado, con ello, una gran responsabilidad para tu vida, que es la de mostrar a todos la felicidad de saberse llamado por el Amado a establecer una relación de amor con Él y, desde Él, a servir como discípulo suyo a la comunidad cristiana.
Tómate el tiempo de releer la historia de tu vida y ver todos los signos y mensajes que Jesús fue dándote hasta el momento de la toma de conciencia de tu propia vocación; es esa experiencia la que te ayudará a trabajar por suscitar y acompañar a los muchos jóvenes que te están esperando. No vaya a ser cosa de que no hayas visto el mensaje que Jesús tenía para tu vida.
Fraternalmente en el Señor,
Fr. Villy Terzan Peters, ofm.
Animador provincial CPV,