
El sábado 3 de mayo, el Jardín del Convento Franciscano fue escenario de una jornada cargada de espiritualidad, compromiso ecológico y fraternidad. A pocos meses del incendio que consumió parte del templo el 11 de octubre de 2024, la comunidad parroquial se reunió para vivir una mañana de contemplación y cuidado del entorno, marcando un paso más en el camino de reconstrucción espiritual y material.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Niños de catequesis, sus familias, hermanos OFM, hermanas clarisas capuchinas, miembros de la Orden Franciscana Seglar (OFS) y voluntarios participaron activamente en esta significativa actividad, donde la fe, la naturaleza y la comunidad se entrelazaron.
Sentidos despiertos en medio del jardín: contemplar la creación desde la fe
A cada asistente se le entregó una guía impresa con pasos para activar los sentidos. Esta herramienta propició momentos de contemplación profunda, donde el silencio, la observación y la oración se volvieron canales para experimentar a Dios a través de la creación.
Los atriles dispuestos en distintos puntos del jardín contenían estrofas del «Cántico de las Criaturas» de San Francisco de Asís, cuya redacción cumple 800 años en 2025. Este detalle no solo conectó con la espiritualidad franciscana, sino que inspiró a muchos participantes.
“Observar y ver que donde antes hubo cenizas, ahora hay diversas plantitas hasta unas maripositas estaban posando en las plantas, me emociona”, comentó Valentina Sánchez, una de las niñas de catequesis.
Atriles con el Cántico de las Criaturas: un homenaje a San Francisco
Este gesto fue profundamente valorado, como lo expresó Noelia Ávalos, ministra de la Fraternidad Santa Isabel de Hungría (OFS). “Que bendición más grande fue contar con ellos para que juntos viviéramos momento de contemplación y oración en medio del jardín, recorriendo y mirando las bellas imágenes del cántico de las criaturas, que nos movieron a alabar y bendecir a Dios por la Creación, la Vida y la Fraternidad”.
Luego del momento de contemplación, la comunidad se organizó para realizar trabajos de mantención en el jardín: trasplantaron especies vegetales, mejoraron el suelo con tierra y abono, y regaron cada rincón con dedicación. La jornada mostró cómo la esperanza se cultiva también con las manos en la tierra.
El protagonismo de los más pequeños fue evidente. Observaban, preguntaban, ayudaban, aprendían. “Donde antes hubo cenizas ahora hay diversas plantitas, hasta unas maripositas estaban posando en las plantas. La palmera que estaba toda quemada, está floreciendo. Eso nos muestra que aún hay esperanza”, añadió con emoción Isidora Sánchez, otra de las niñas de catequesis.
La jornada también sirvió como una experiencia viva de educación ecológica, en línea con el espíritu de la Encíclica Laudato Si’, que este año cumple una década de su promulgación.
Una comunidad que florece: fraternidad, oración y reconstrucción
El ambiente fraterno se fortaleció aún más en el compartir final, alrededor de una mesa generosa, alimentada por los aportes voluntarios de la comunidad. Más allá de lo material, lo compartido fue la esperanza, la resiliencia y el amor al prójimo.
“Hace unos seis meses, nuestro jardín no existía, todo estaba quemado y destruido producto del incendio. Ahora lo miro y está renaciendo la vida en estas pequeñas plantas, donde antes no había nada. Seguiremos caminando juntos, unidos, nuestra esperanza está viva, no se ha quemado”, declaró emocionada Carmen Vázquez, catequista y testigo de la transformación del jardín.
El hermano Julio Campos, OFM, párroco de San Antonio de Padua y encargado de JPIC (Justicia, Paz e Integridad de la Creación) de la Provincia de la Santísima Trinidad de Chile, destacó el valor espiritual de esta jornada. “Celebrar los 800 años del Cántico de las Criaturas y los 10 años de Laudato Si’ es una oportunidad para profundizar nuestra relación con Dios, con los hermanos y con la creación. Hacer actual el cántico es fortalecer nuestras relaciones con el otro y con nuestra Casa Común”.
Desde el corazón de la comunidad franciscana nace el deseo de que el jardín esté completamente restaurado al cumplirse un año del trágico incendio. Lo dijo con claridad Aníbal Valenzuela, consejero JPIC de la OFS. “Nos hizo muy bien el momento de contemplación y posteriormente los trabajos de mantención del jardín. La proyección es que, al cumplirse un año del incendio, el próximo 11 de octubre, el jardín esté completamente recuperado, aportando color y frescura al entorno”, auguró.