Por medio de Fray Andresito estamos llamados a asumir nuestra cruz y vivir con esperanza

En una misa marcada por la fe y el compromiso, este 14 de noviembre el Templo Recoleta Franciscana fue escenario de la segunda eucaristía mensual por la pronta beatificación de Fray Andresito. Siempre en el contexto del Mes de María, la celebración congregó a fieles y devotos que recuerdan al Venerable por su vida dedicada a los pobres y marginados en Chile.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

La eucaristía, presidida por el hermano Nicolás Alfaro, ofm, Guardián del Templo Recoleta Franciscana, recordó al inicio el legado de entrega y servicio de Fray Andresito en medio de los marginados, acción que sigue inspirando a nuevas generaciones.

En su homilía, el hermano Nicolás invitó a los presentes a reflexionar sobre el desafío de «asumir nuestra propia cruz» como un camino de salvación y encuentro con Jesús. “En esa cruz que tanto tememos o nos duele enfrentar, Jesús nos quiere salvar, nos quiere encontrar, nos quiere levantar. Pero para ello, debemos atrevernos a enfrentarla, porque el mayor miedo surge cuando el ser humano huye de esa realidad que le asusta y duele. Fray Andresito nos enseña a mirar el dolor y las pruebas como caminos hacia Dios”, expresó.

Ejemplo de amor a los más necesitados

Luego, el Guardián del Templo Recoleta Franciscana, precisó que, para el hombre de ayer, hoy y el de futuro, será un desafío tremendo romper con su propio egoísmo para poner en el centro a Jesucristo. “La cruz es la mediación por la que Jesús nos muestra su amor extremadamente hacia nosotros. Pero la cruz sin Jesús no tiene sentido, es un absurdo, es la muerte injusta y es una muerte que no nos lleva a la trascendencia. Frau Andresito es una invitación a encontrar en Jesús el Reino del Padre”, agregó.

Durante la misa, el hermano Nicolás, exhortó a los asistentes a que su misión diaria debe estar guiada por la aspiración a la vida eterna. “Estamos llamados a la vida en el cielo, pero debemos enfrentarlo día a día, con valentía y confianza. Jesús es el Reino del Padre, y nuestra gran dificultad radica en darnos cuenta de ello, en reconocer que el mismo Jesús que nos da la cruz, es también el camino hacia el Reino”, alentando a la comunidad a ver en sus propios desafíos una oportunidad para acercarse a Dios.

La invitación a no evadir el sufrimiento, sino a acogerlo y transformarlo, resonó profundamente entre los fieles, quienes, inspirados por la vida de Fray Andresito, que vivió su fe a través del amor y servicio hacia los más débiles, reflexionaron sobre la importancia de asumir los retos personales con esperanza y fe, confiando en que Jesús camina junto a ellos en cada paso.

Fray Andresito también nos habla de esa cruz. Tuvo una gran devoción a la cruz de Jesús. En su vida, no rehuyó a la cruz, no rehuyó a la incomprensión, a la violencia, y frente a estas realidades, supo poner su vida en el corazón de Jesús y de Dios. Ante la violencia, respondió con paz. Ante la humillación, respondió con bondad y la oración. Ante el egoísmo, respondió con bondad. Descubrió que su centro era el Maestro y ese centro lo unía a él mediante la eucaristía, esa que nos alimenta y que nos hace escuchar la voz de Dios”, precisó el hermano Nicolás Alfaro, ofm.

La figura de Fray Andresito sigue siendo un ejemplo vivo para la sociedad chilena, un llamado constante a mirar con amor a los demás, especialmente a quienes más lo necesitan. Lo cual se vio reflejado al cierre de la eucaristía con la oración por su pronta beatificación.