El 1 de mayo, Valentina Cárdenas, asumió la dirección del Hogar de Ancianos San Francisco de Asís en Castro. Cuáles son sus desafíos, temores y anhelos frente a esta nueva responsabilidad que Dios le pone por delante, es lo que a continuación conoceremos.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Trabajadora Social de profesión, creyente y servidora de vocación. Así podemos describir someramente a Valentina Cárdenas, quien en este primer mes bajo la dirección del Hogar de Ancianos San Francisco de Asís en Castro, ya ha visto partir al descanso eterno a un abuelo y tomar el bastión de una entidad llena de sueños, pero también cargada de retos por delante. Su historia, su entorno, sus sueños, en la siguiente entrevista.
¿Cómo han sido estos primeros meses a cargo del hogar?
“Ha sido un tiempo de gracia, donde he podido desde la observación y la escucha, ir adentrándome en la realidad del hogar, los adultos y personas que lo habitan. Ha sido tambien por cierto un tiempo convulsionado donde he tenido que ir adentrándome en todo lo que significa esta nueva realidad laboral y todos los procedimientos que conlleva, tanto administrativos como legales. Tiempo que he contado con todo el apoyo, tanto del personal del hogar como de los hermanos de la Fraternidad de Castro y de la Provincia”.
¿Qué te motivó a tomar este cargo?
“Al hogar he estado ligada hace varios años desde el anonimato solidario, consiguiendo y enviándoles ayuda de diferentes formas. Durante el periodo de permanencia en la Fraternidad Dulce Nombre de Jesús en Castro, del Hermano Julio Campos, ofm; en reiteradas ocasiones conversábamos y me hacía la pregunta acerca de si sería de mi interés asumir la responsabilidad del Hogar de Ancianos, dejándomelo como una inquietud que ir madurando. Ya con la llegada del Hermano José Manuel Hernández, ofm; volvieron a surgir estas inquietudes por parte de la fraternidad, ya de una manera más formal, por decirlo de alguna manera, hasta concretarse ya en un hecho hace un par de meses”.
¿Es decir, hay una permanencia de hace tiempo con el hogar?
“El hogar siempre ha sido parte de mi entorno e historia, y como Trabajadora Social, es un espacio desafiante en el accionar de la profesión que abrazo y como creyente. Sé que en el ocaso seremos juzgados en el amor y bajo la bella espiritualidad que abrazo es el espacio del leproso, del crucificado hoy. Por lo que lo que se venía gestando hace ya un par de años no fue sorpresivo, hubo un proceso de reflexión y maduración para llegar a tomar la decisión que Dios me ha pedido y hoy me ha puesto a la cabeza de esta bella obra de la provincia. Agradezco la confianza depositada por parte de los Hermanos Franciscanos de la provincia en mi persona, pues han sido muchas las muestras de cariño y apoyo de parte de ellos”.
¿Qué dijo tu familia y/o tu entorno?
“En mi familia hubo sólo apoyo frente a este nuevo desafío y mucha alegría, pese a que al inicio igual se mostraron un poco ansiosos y dubitativos frente al nuevo desafío, considerando que me venía a algo nuevo y totalmente distinto a lo estaba desarrollando, pero me hicieron siempre ver que confiaban en mí y mis capacidades”.
¿Dónde observas el o los principales desafíos en esta nueva labor?
“En esta nueva labor los desafíos son multidimensionales, ya que van desde lo material-estructural hasta lo cotidiano como la calefacción y alimentación, y sabiendo que siempre los recursos son escasos y limitados, por lo que aquí estan los grandes desafíos de esta obra hacia adelante, el poder mejorar la gestión en la obtención y distribución de recursos ya sea por canales locales, estatales e incluso internacionales”.
¿Cuáles son los dolores que observas como prioridades a trabajar?
“Más que dolores a trabajar, se hace urgente humanizar este espacio, volver a darle sentido del por qué hacemos lo que hacemos, ya que no trabajamos en cualquier espacio, trabajamos con la fragilidad de la persona en el ocaso, y a la vez, es necesario impregnarlo del carisma Franciscano y sus valores que son el sello de la Misión y Visión del Hogar San Francisco de Asís, valores que por lo demás ponen al centro a la persona, al hermano como un regalo y don de Dios”.
¿Qué mensaje dejas a toda la comunidad y al entorno del Hogar de Ancianos?
“La vejez es sinónimo de vulnerabilidad en muchos aspectos de la vida, estas vulnerabilidades son multidimensionales y pueden ir desde lo económico hasta lo emocional. En un país que envejece a pasos agigantados y donde las tasas de natalidad van a la baja, es urgente comprender que la des valía en la vejez es responsabilidad de la sociedad en su conjunto, por lo que la invitación es mirar con ojos de amor al adulto mayor y la sabiduría que encierra y desde ahí con generosidad retribuirles todo lo que ya entregaron a la sociedad y en medio nuestro, sabiendo a consciencia que nadie está libre en este mundo de requerir en algún momento de la vida la ayuda de un prójimo”.
Sin duda, es un desafío enorme
“El desafío es inmenso. Hay mucho por hacer, hay muchas necesidades que cubrir, pero sin duda con el apoyo de la fraternidad Dulce Nombre de Jesús, de la Provincia de la Santísima Trinidad y de la comunidad, con el cariño y sus oraciones sin duda será más fácil. Sólo agradecer el apoyo y las muestras de cariño”.