La eucaristía de clausura del Año Jubilar, convocado por el Papa Francisco, fue presidida por monseñor Isauro Covili, ofm, obispo de la diócesis de Iquique y concelebrada por el Hermano Miguel Ángel Correa, ofm, Guardián del Convento San Francisco; el Hermano Mauricio Javier Herrera, ofm, párroco de San Francisco de Asís de la Alameda y el Ministro Provincial, Hermano Carlos Paz, ofm, entre otros. Cientos de personas acompañaron la celebración al mediodía de este domingo 29 de octubre.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Además, también concelebraron la eucaristía los Hermanos del Gobierno General de la Orden de Hermanos Menores (OFM) venidos desde Roma: Hermano Ignacio Ceja Jiménez, ofm, Vicario General; y el Hermano César Külkam, ofm, Definidor General para la Conferencia Brasil, Cono Sur y Bolivariana.
Recordemos que este Año Santo se inauguró el domingo 23 de octubre de 2022, con una eucaristía presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, para conmemorar los 400 años del Convento de San Francisco de Asís de la Alameda, ícono histórico y espiritual de la ciudad de Santiago.
El pobre y necesitado al centro
A la luz de las palabras proclamadas en la eucaristía, monseñor Isauro Covili, ofm, señaló que Dios no se revela en la grandeza de sistemas socio políticos, económicos o por la fuerza de los triunfadores, “sino que se revela por sobre toda norma, por muy legal que sea, y que se encuentra en el centro de la revelación de Dios y en el corazón del Evangelio de Jesús. Desde ese fondo y centro, evoco el tema clave de la preocupación de Dios por los pobres huérfanos, viudas y extranjeros, hambrientos, exiliados, desnudos, enfermos, encarcelados”.
Asimismo, agregó que clausurar el Año Jubilar con todas las gracias que significa: el amor a Dios y al prójimo, a través de todo tiempo, siendo hijos e hijas de San Francisco, “se nos constituye en un imperativo evangélico en clave de vocación y misión, encendiendo nuevos juegos desde la proximidad con los pobres, huérfanos y viudas, migrantes, leprosos”.
Vocación y misión
Otro punto que se rescató en la eucaristía fue el Sínodo de la Sinodalidad que se llevó a cabo en octubre, donde se animó a los fieles a ver la importancia de ser hijos de Dios, a través de la variedad de los dones, carismas, ministerios, servicios y vocaciones que existen al interior de la Iglesia.
Fue en esa línea, que se invitó también a los fieles – siempre a la luz de San Francisco– a comprometerse con el cuidado de la Casa Común, los valores de la justicia, la paz y el cuidado de la Creación, entre otros valores.
Signos de un mismo espíritu
Diversos signos marcaron la solemne eucaristía de este domingo 29 de octubre por los 400 años. Así, en una primera instancia, se presentaron ante el altar la Estola Morada y el Decreto de Convocatoria, como signo de este Año Jubilar; la Cuerda del Hábito, que simboliza la consagración religiosa de los Hermanos Franciscanos; el Ramo de Flores, como signo de los frutos de este año; y el Pan y el Vino.
Luego de la comunión, se realizó otro signo importante que fue el Rito de Cierre de la Puerta Santa, donde todos los asistentes se dirigieron en procesión hasta la Capilla de la Virgen de Fátima -lugar que se transformó en la Puerta Santa- junto con la imagen de Nuestra Señora de Fátima, la cual fue restaurada para esta ocasión tan importante para la Orden Franciscana en Chile.
Gracias por estos 400 años
Antes de culminar la eucaristía, el Hermano Miguel Ángel Correa, Guardián del Convento de San Francisco, realizó una memoria emotiva y agradecida de todos quienes han sido parte en la historia de estos 400 años. “Historia que para nosotros ha sido una historia de salvación, porque hemos visto el paso de Dios por nuestras vidas. A nombre de toda la comunidad Franciscana agradecemos a Dios por todo lo que nos ha concedido”, valoró.