Durante el mes de julio, Salamanca se vistió de gala para desarrollar la cuarta peregrinación de la Virgen del Carmen. En total, fueron 568 kilómetros recorridos, más de 80 horas de peregrinación, 34 comunidades rurales, además de villas, poblaciones y servicios públicos de todo Salamanca que vieron pasar la sagrada imagen de la Patrona de Chile.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Recordemos que dicha peregrinación, nace de la motivación que la “Hermandad Carmelo Alto Choapa” ha mantenido por años para mantener vivo el modelo de amor de la Virgen del Carmen para todo el pueblo chileno.
Es por ello, que bajo el lema “Madre del Carmelo, enséñanos a ser iglesia peregrina”, sus organizadores hicieron eco de este llamo y se unieron bajo un mismo objetivo: misionar bajo el manto de la Carmelita. Así lo explica José Francisco Peña, Presidente de la Hermandad Alto Choapa, quien destaca inicialmente, el gran trabajo por medio de los equipos de las parroquias de la comuna, “quienes dieron vida a un trabajo mancomunado, voluntario y en unidad, no exentos de problemas, donde cumplimos con nuestro objetivo de entregar un mensaje de paz y esperanza, el cual finalizó con una gran fiesta”, señala.
En equipo y aferrados siempre a Dios
José Francisco agrega que la fiesta – que fue llevada a cabo gracias a la colaboración de instituciones, colegios, comercios, empresas y personas anónimas que aportaron con un granito de arena- pudo atender a más de 650 personas integrantes de los 16 bailes religiosos que acompañaron, además de la participación de la comunidad cristiana de Salamanca, quienes se dieron cita con una hermosa eucaristía en la Plaza de Armas y con posterior procesión por las calles de la comuna.
“Para nosotros como hermandad, fue un gran desafío, el cual podemos decir con orgullo, que cumplimos con creces, por lo que reiteramos nuestros agradecimientos de todo corazón a toda la comunidad, especialmente a los hermanos franciscanos que confiaron y nos apoyaron en todo momento. Nos ha quedado la vara muy alta, pero estamos seguros de que con la unidad de equipo que logramos la llevaremos adelante”, agradeció el Presidente de la Hermandad Alto Choapa.
Mensaje de fe y esperanza
Andrea Osben, Voluntaria de la Hermandad Carmelo Alto Choapa, por su parte, agradeció en primer lugar, a Dios y a la Virgen del Carmen permitirle poder acompañarla en todas las rutas peregrinas y llevar un mensaje de esperanza a cada lugar visitado. “Me embarga la emoción recordar como en cada comunidad nos esperaban con tanto amor, cariño y respeto hacia nuestra Madrecita. Recuerdo tantos pañuelos blancos hasta en los lugares más alejados e inhóspitos. Había globitos en el frontis de las casas, todo adornado para el paso de la caravana. Vi mucha humildad en los hogares. Siempre había una bandera chilena flameando y jugando con el viento, o los altares a la orilla del camino acompañando a los habitantes de los hogares, incluso muchas veces en la madrugada, u otras en la más profunda oscuridad de la noche”, recordó.
Asimismo, Andrea Osben rememora lo hermoso de ver la fe de la gente. “En los altares, seguramente estaban las peticiones más profundas de sus corazones, seguramente también había agradecimientos por favores concebidos y eso me emocionaba mucho. Ver el llanto, ese que no se controla por la emoción del momento, por el paso de la imagen por sus calles. Vi que dejaba paz y tranquilidad, pero también la emoción de la despedida”, valoró.
Por último, la Voluntaria de la Hermandad Carmelo Alto Choapa se queda con la alegría y el corazón lleno de gratitud por haber sido parte de esta ruta peregrina y haber entregado lo mejor de ella en todo lo que le encomendaban. “Admire la paciencia de la gente que esperaba por horas en algunas rutas la llegada de nuestra Madrecita. Ahí estaban, esperando con alegría y devoción. Vi en sus rostros la emoción de recibir a la Madre. Hombres, mujeres, niños, abuelitos llenaban las pequeñas capillas de sus localidades y se preparaban para recibirla. Cantaron tonada, bailaron lanchas, los niños recitaron poemas y bailaron, cantaron versos, bailaron cueca, cabalgata de huasos, entregaron ofrendas. Todo esto no se improvisa, pues cada comunidad entregó lo mejor que tenía para homenajear a nuestra Madrecita”, manifestó.
El futuro es ahora
Finalmente, la Hermana Carmen Bravo, Misionera Sierva del Espíritu Santo, también tuvo palabras para lo vivido en el mes de julio. “Ha sido una experiencia de sentirnos familia, de Iglesia viva y de crecimiento espiritual, siempre con la ayuda de nuestros pastores en sus homilías con bondad, perdón, generosidad, entrega y sencillez”, resaltó.
En esa línea, la Hermana Carmen reforzó el gran espíritu de sacrificio que se vio cada día. “A pesar de que cada fin de semana había que levantarse muy temprano e irse tarde a descansar, siempre el corazón estaba llenito por los encuentros y experiencias lindas con el Pueblo de Dios, quienes con tanto cariño recibieron a la Madre, rezaron, cantaron, bailaron y en algunas comunidades donde la Virgen se quedó a dormir, hicieron vigilas toda la noche en carpas, incluso con braseros”, precisó.
“Que maravilloso es ver la fe de las familias enteras con niños, jóvenes, adultos mayores que estaban deseosos de manifestar su cariño a la Madre de Dios y en Ella a Jesús. El futuro de la Iglesia está en salir al encuentro de la gente. Solo me queda agradecer estas experiencias profundas que nos tocan el alma y nos llevan más cerca de nuestro amado Señor Jesucristo a través de su Madre, con la advocación de la Virgen del Carmen. Gracias, a toda la gente linda que, con su fe sencilla, sigue siendo esperanza para un mundo mejor”, cerró la Hermana Carmen Bravo, Misionera Sierva del Espíritu Santo.