El Equipo de Servicio (jóvenes y frailes) junto a otros jóvenes cercanos a la Casa San Felipe de Jesús vivieron y celebraron el santo Triduo Pascual en fraternidad. Días de profundo encuentro con el Señor y los hermanos, en momentos de oración, contemplación y espacios de convivencia, marcaron la experiencia de los jóvenes durante el fin de semana santo.
Por Enrique Astudillo Baeza, periodista
Un Triduo Pascual diferente vivió un grupo de jóvenes que fueron invitados por el Equipo de Servicio de la Casa San Felipe de Jesús para celebrar estos días santos que la Iglesia Católica nos regala.
Desde el jueves 6 hasta el domingo 9 de abril, los jóvenes en las dependencias de la Casa, pudieron orar y celebrar los diferentes momentos y signos del Triduo Pascual y profundizar en el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Fe en el mañana
María Teresa Toledo, quien está por ingresar al grupo COFRADA, señalo que, para ella, la Semana Santa siempre la vive con mucha pena, “porque casi siempre es enfocado en el sufrimiento de Jesús y dejaba su resurrección en segundo plano,”, pero agrega, “está vez como jóvenes, vivimos la esperanza de que Jesús iba a resucitar, porque siempre hay que tener esperanza”.
Respecto de la jornada, explica que tuvieron momentos de reflexión, “en dónde hubo muchos sentimientos encontrados, el apoyo mutuo y el vivir en fraternidad fue un renacer. Hoy en día los jóvenes están muy alejados de la iglesia por estándares antiguos y me da mucha pena que no puedan vivir como uno está espiritualidad, pero tengo la gran esperanza que nos conocerán y querrán vivirla como nosotros, así como Dios murió y resucitó”. Asimismo, destaca que tiene la esperanza que los jóvenes volverán “y nos darán una oportunidad, tanto a nosotros como a Jesús vivo y esperanzador”.
Comprometidos con la Iglesia
En tanto, Martín Orazio Artigas, quien es parte del Consejo de la Pastoral Juvenil de San Bernardo, expresa que la actividad fue una linda experiencia, sobre todo en el ámbito de compartir con otros jóvenes y con los hermanos Franciscanos, ya que le permitió adentrarse en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. “Esta Semana Santa la viví desde el punto de vista de la meditación cristiana, de la reflexión y la oración, donde pude estar más íntimamente con Cristo”.
A lo anterior, reconoce que observó a los demás jóvenes con un respeto profundo, una devoción, una alegría y una fraternidad hacia el Triduo Pascual. “Participamos con mucho respeto en las ceremonias, Lavado de pies, Vía Crucis, Vigilia Pascual y la Misa de Resurrección. Hay una actitud muy crítica de los jóvenes con todo lo relacionado a la Iglesia- y no me refiero a los de este grupo, sino el de otros- pero también hay jóvenes que están comprometidos con la Iglesia y trabajan diariamente en las pastorales juveniles. Eso abre las puertas para que muchos más puedan integrarse”, anhela.
La fe fortalecida
Carolina León Gaete, del Equipo de Servicio de la Casa de Jóvenes San Felipe de Jesús, finalmente, considera que estas instancias no sólo le dan un significado a su vivir cristiano, sino que también le dan un sentido desde lo fraterno y lo espiritual, “donde puedo ser yo con Cristo y con los hermanos, y mi fe se ve fortalecida por la experiencia del otro”.
Además, opina que pudo observar a los jóvenes muy seguros en los espacios brindados y al mismo tiempo se sintieron interpelados en su encuentro personal con Cristo, a través de los textos que fueron entregados y los momentos litúrgicos compartidos. “Los vi muy receptivos -algo muy clave- y con apertura a todo esto y con una actitud orante”.
“A diferencia del año anterior, observé una mayor cantidad de jóvenes participando de las diferentes instancias que realizamos como equipo, pero lo más importante fue que en cada joven que participó, había una búsqueda profunda de conectarse con Cristo, esa búsqueda de vivir realmente la Semana Santa y el Triduo Pascual”, concluyó.