Parroquia San Francisco de Concepción realizó valiosa ayuda a afectados por incendios en Santa Juana  

Atendiendo las necesidades que vive el sector de Santa Juana tras los voraces incendios de febrero pasado, la parroquia de San Francisco de Asís de Concepción inició un trabajo comunitario para ayudar a un grupo de personas y familias afectadas por estos siniestros. La comunidad parroquial con más fuerza que nunca, dio una mano evangelizadora a través de oración y de ayuda en materiales para reconstruir sus hogares.

Por Enrique Astudillo Baeza, periodista

Para el Hermano Claudio Salgado, ofm, Guardián de la parroquia de San Francisco de Asís de Concepción lo primero que iniciaron entre la gente fue una campaña de motivación y sensibilización, acción que permitió- al igual que otras parroquias de la diócesis- generar una campaña de alimentos no perecibles, la cual se entregó directamente en el Obispado, “donde se reunieron todos los aportes y desde la Pastoral social, distribuyeron a los lugares y familias afectadas por los incendios”, señaló.

Posteriormente, ya a nivel parroquial, un grupo de hermanos donó su tiempo para hacerse presente en los lugares afectados y acompañar a las familias afectadas. “Realizamos un trabajo de acuerdo con las necesidades que se necesitaban hacer”, prosiguió el Hermano Claudio.

Manos a la obra

De esta manera, el día 5 de marzo, cuatro personas llegaron hasta Santa Juana y junto al padre Ricardo Valencia, párroco del lugar, iniciaron el primer trabajo. “Conversamos largamente con el padre, quien nos fue compartiendo toda su experiencia, el trabajo que están realizando, los proyectos que tienen y luego de escucharle, le pedimos que nos diera un contacto de alguna familia que necesitase nuestra ayuda”, explicó el Hermano Claudio Salgado, ofm.

Ya en terreno, los hermanos comenzaron el trabajo de ayuda. El lugar fue en Colico Bajo, por medio de una familia afectada por el incendio, quienes perdieron su casa y también perdieron a la madre de la familia en el siniestro. Allí, conversaron con parte de la familia, escucharon sus dolores y rezaron junto a ellos, para luego comprometerse a volver nuevamente.

Para lograr esa promesa, iniciaron nuevamente una campaña en la parroquia que esta vez fue de dinero y así compraron los materiales necesarios y el día 18 de marzo, volvieron al lugar, pero esta vez no con cuatro personas, sino que con doce. “Nos acompañaron personas de la comunidad y también un matrimonio que participa en la misa, quienes escucharon esta invitación y se sumaron a esta ayuda presencialmente también”, valoró el Hermano Claudio.

Comenzamos muy temprano en la mañana. Tomamos desayuno, luego hicimos un momento de oración y armamos los equipos de trabajo. El trabajo arduo contemplaba partir de cero, es decir, hacer hoyos, cierres, perímetros, alambrados; mientras que el otro equipo salió a visitar otras familias de alrededor. A eso del mediodía, nos encontramos todos juntos y compartimos el almuerzo, descansamos y nuevamente a pleno sol, iniciamos el trabajo”, continuo narrando muy emocionado el Hermano Claudio Salgado, ofm.

Finalizado los trabajos en grupo, se reunieron nuevamente en la tarde y compartieron un sándwich y un refrigerio. Luego visitaron la tumba de la madre fallecida por el incendio y también realizaron un momento de oración por todos aquellos que han perdido la vida por estos incendios.

Sobre lo anterior, el Hermano Claudio analiza. “Vi en los rostros de las personas que ayudaron mucha alegría, ya que para algunos era algo nuevo, mientras que para otros era encontrarse en un trabajo muy distinto al que normalmente realizan a diario”, por ello agradeció la disposición, entrega, alegría y también la generosidad de todos los voluntarios, “no sólo de aquellos que fueron a trabajar, sino de aquellos que se sumaron a esta campaña y que de alguna manera, a través de sus aportes, pudieron hacer posible poder realizar este trabajo”, enfatizó.

Del dolor a la evangelización

Finalmente, para el Hermano Claudio Salgado, ofm, sin duda no hay nada que cubra el dolor y el sufrimiento de los afectados, pero también tiene la certeza que en Dios podrán encontrar la esperanza y la fuerza que necesitan para empezar a reconstruir y levantarse. “Con todos aquellos que pudimos conversar jamás vi una sensación de rebelarse contra Dios o de sentir que esto es un castigo, sino que los vi muy serenos, muy tranquilos, sólo esperando que el Gobierno haga lo suyo. Así que agradecemos a todos quienes ayudaron de una u otra manera para hacer posible esta ayuda. Vi a la gente muy generosa, el padre Ricardo nos dijo que ha sentido gran apoyo de mucha gente y aún hay voluntarios que están trabajando”, manifestó.

Esta experiencia hermosa es una nueva forma de hacer misión hoy en día. En medio de las catástrofes hay que hacer presencia y dar a conocer allí en esa realidad, el nombre del Señor”, cerró el Hermano Claudio Salgado, ofm.