Recogiendo los frutos de evangelización que dejó en su paso por la tierra y sobre todo en suelos chilenos, la Orden Franciscana rezó este 14 de octubre, por la pronta beatificación de Fray Andresito. Con dos eucaristías como ya es habitual, los fieles que llegaron hasta el Templo Recoleta pidieron por el Venerable y por sus propias intenciones.
En la primera eucaristía del mediodía, el Hermano Nicolás Alfaro, ofm, Guardián de la Fraternidad Recoleta Franciscana, precisó al comienzo de su homilía, que es siempre una alegría el poder reunirse para encontrarse como comunidad de creyentes en torno a Fray Andresito como el que nos conduce a Jesús. “Fray Andresito descubrió en su vida un tesoro grande, el tesoro del amor de Dios, algo tan fácil de decir, pero a la vez, de una hondura tremenda, una hondura que implica un misterio, no como algo oculto, sino como un camino de descubrimiento del querer de Dios en nuestra propia vida”, afirmo.
Luego, recordó en sus palabas que Fray Andresito descubrió a Cristo en la misión, “donde dejó su tierra para encontrarse con Jesús, dejó un continente, dejó sus seguridades. Fray Andresito dejó comodidades para encontrar a Jesús en medio del enfermo, del pobre, en medio de este Chile tan diverso y distinto al que hoy tenemos, porque se sintió amado. Descubrió el amor”, exhortó.
A la luz de las palabras proclamadas, el Hermano Nicolás Alfaro, ofm, también advirtió a los fieles que Dios al amarnos con locura, nos dejó una tarea difícil de llevar. “Muchas veces mostramos una imagen a los demás que no se condice con lo que de verdad hay en nuestro interior. A veces nos creemos superiores, mejores que los demás en muchos aspectos, pero en el fondo de nuestro corazón, somos fragilidad, donde nos avistan deseos e intenciones que no vienen de Dios. Por eso siempre para el cristiano que se encuentra con Jesús será un desafío que lo que creemos en el corazón, se vea exteriorizado en nuestra vida y que sea un testimonio cristiano, que es el camino de la conversión”, manifestó.
Finalmente, enfatizó a imagen de San Francisco y su gran legado de fe que “el amor de Dios es tan grande que nos ama como nosotros somos, pero depende de nosotros que abramos nuestro corazón a su amor y es allí donde surge mucha resistencia (…) Dios a los cristianos jamás les dijo que no sufrirían, que no llorarían, la promesa de Dios es que no nos dejaría solos y les enviaré mi espíritu”, clamó.
La eucaristía de la tarde fue presidida por el Hermano Luis Mauricio Aravena, ofm, Maestro de Profesos temporales, y en ambas misas como ya es habitual, se concluyó con la oración que clama por la pronta beatificación de Fray Andresito.