Con este llamado, relata la experiencia en Chile Fray Pablo González Pacheco, OFM, Hermano de la Provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata, Argentina, quien está de paso en nuestro país.
Lo primero que le preguntamos a Fray Pablo González, ofm, es cómo fue su infancia y de inmediato nos dice que tiene muchos recuerdos felices de su niñez. “El jugar en la vereda en las tardes y correr hasta el cansancio, gritar y reír con amigos y amigas mientras nuestras familias tomaban mate con algo rico (galletas, bizcochuelo, etc.) en los jardines o entradas de las casas. Es una de las primeras imágenes que aparece con mucha vida cada vez que recuerdo aquellos años”, relata.
Sobre qué es lo que más le marcó de la Orden Franciscana cuando la conoció, nos dice que la basé estuvo en los tiempos de búsqueda vocacional. “Tuve la posibilidad de compartir espacios de encuentros o retiros con diversos grupos y congregaciones dentro de la iglesia, pero algo especial sucedió al encontrar la Orden Franciscana. La experiencia de la alegría en lo sencillo, la cercanía y cuidado fraterno, el compromiso activo con los más pobres y vulnerables reconociendo en ellos hermanos. En sí, la vida y testimonio radical de Francisco de Asís, su estar loco de amor por el Cristo pobre, humilde y crucificado que se expande a toda la Creación”, recuerda.
Reglón seguido, la pregunta sobre cómo considera que ha sido este tiempo en la Orden es inevitable. Allí, nos manifiesta que ha sido un tiempo intenso, “de conocerme como persona, de aprender valores propios de la vida franciscana, ¡el aprendizaje no acaba nunca! Ha sido y es un tiempo de profundizar en la oración, en el vínculo con Jesús, iluminado por tan rico carisma. Tiempos felices de recibir a nuevos hermanos, nostálgicos de despedir a otros muy queridos. Tiempos de poner el poner el corazón, el esfuerzo físico e intelectual en la Institución (Provincia Franciscana) que me permite acceder a la forma de vida”.
Respecto de cómo ha sido su experiencia en Chile y qué es lo que más le ha llamado la atención de nuestro país, Fray Pablo González, ofm, sostiene que sin lugar a dudas ha sido muy grata, de escucha profunda y de gratitud. “Es mi primera vez en Chile y me llevo recuerdos muy bellos de momentos compartidos con los hermanos de las Fraternidades de la Recoleta y de Totoral que fraternalmente me recibieron y con otros frailes a los que conocí o me reencontré durante la estadía de un mes. Me llevo también algunos rostros y dolores por los cuales seguir rezando, entre ellos la realidad precaria de la vida de tantas personas: chilenos, chilenas y del colorido abanico de inmigrantes, realidad que ocupó mi atención”, desglosa.
En esa línea, Fray Pablo González, ofm, también analiza qué es lo que más le ha llamado la atención desde el punto de vista de la precariedad y la necesidad de las personas. “Estos días tuve la dicha de ser parte del trabajo diario que realiza de lunes a viernes, el comedor “Fray Andresito” y en la escucha y compartir con los hermanos y hermanas en situación de calle era notoria la necesidad de ser escuchados, mirados a los ojos, tenidos en cuenta en su plena dignidad de personas”.
A lo anterior, agrega. “Sin dudas la crisis humana y económica que tristemente asola especialmente a países de Latinoamérica es muy notoria. Se expresa, por ejemplo, en el consumo de drogas, alcoholismo, desempleo, la carencia de un lugar digno para vivir, la realidad de “hogar”, la falta de reglamentación al día por parte de inmigrantes, la prostitución a la vista, casas de apuestas, niños desprotegidos, discriminación por raza o procedencia sobre todo entre pobres, falta de asistencia sanitaria general, odontológica, etc”, enumera.
Pero, Fray Pablo González, ofm, no se queda ahí en su análisis. “Ante esta dura realidad el trabajo informal, la venta ambulante resulta una opción para la supervivencia en el día a día; la necesidad que despierta a la creatividad que instaura pequeños comerciantes por doquier, eso me llama mucho la atención, la fuerza de la vida ante la muerte”.
Es en esta exhortación, la que lo lleva a reflexionar también, dónde la Orden debiera poner el foco en el futuro. “El mundo tan herido, los más pobres y vulnerables que claman ser reconocidos y amados. La realidad de la inmigración que trae consigo una florida diversidad de culturas de la que mucho podemos aprender, el cuidado respetuoso de toda persona humana y de la creación entera como gran “casa común”. Creo estamos llamados a “gastar las sandalias” caminando en la calle, en fraternidad, alimentando el corazón en oración y contemplación y el intelecto mediante el estudio sostenido en el tiempo para escuchar y responder con fundamento las complejas realidades contemporáneas”, precisa.
Antes de cerrar, Fray Pablo González, ofm, no quiere dejar de agradecer a Dios el paso por nuestra tierra. “Agradecer especialmente a cada uno que conocí en este mes de experiencia, el trato fue sumamente alegre y cordial. A todos desearles mucha fuerza y coraje para seguir luchando por la justicia y el bien común, especialmente en este tiempo de discernimiento personal y colectivo de votaciones para la implementación de la nueva Constitución Nacional. Les deseo también empatía y cordialidad entre tantos rostros que configuran la realidad pluricultural del país”, clama.
Finalmente, a los creyentes católicos los anima a vivir una fe con alegría, que incluya a todos sin juzgar a nadie, ni escandalizarse con facilidad, que sepa recibir con los brazos abiertos y el corazón repleto de misericordia. “Que cuiden toda vida, fortalezcan los vínculos humanos de las comunidades y familias y se comprometan con los más pobres, con Chile en sus múltiples realidades y el mundo entero. Gracias por tanto bien recibido. Están en mis oraciones”, concluye.