El valor de escuchar y acompañar en lo recóndito

Con una tradición que data de más de 30 años, la parroquia San Francisco de Parral, sostiene y acompaña mes a mes a las diversas capillas rurales del territorio parroquial. La fraternidad, la acogida y la contingencia, son los temas que mensualmente y a través de su Consejo Parroquial Rural, los reúne bajo la imagen del pobre de Asís.

Esta es una tradición de muchos años acá en Parral. Una tradición que comenzó el padre Francisco Garcés en los años 80. Su función era acompañar y animar a las comunidades. En ese entonces, la parroquia tenía más de 30 capillas y era muy difícil llegar a todas ellas con información o encuentros fraternos”. Así describe los inicios de esta hermosa iniciativa, el Hermano Julio Campos, párroco y Guardián del Templo San Francisco de Asís de Parral.

La historia de cercanía con el pueblo rural, tiene por función principal el de promover un espacio de compartir, de oración y de formación permanente, siempre con la condición de ser una vez al mes y cada segundo miércoles. Así, “con más de tres décadas esto aún funciona”, valora el Hermano Julio.

Eso sí, las dificultades también son parte de esta larga experiencia. “Increíblemente la llegada de los animadores a este consejo no es tan fácil. El problema de transportes y la lejanía dificultan esta labor. Sin embargo, muchos de ellos, se la juegan por completo”, destaca.

Otra de las barreras que presenta este consejo es la pandemia. Las consecuencias del covid impactaron negativamente, lo que se refleja en sus números. En la actualidad, son 23 capillas las vigentes y de ellas, sólo 16 logran estar presentes en dicho consejo. “Ahí tenemos un desafío como comunidad de poder lograr que aquellas capillas que por diferentes motivos no pueden llegar, puedan asistir post pandemia y poder recuperar la confianza de que todo esto es seguro y que es posible”, ruega el párroco.

La riqueza del compartir

Cada miércoles de mes, el Consejo Parroquial Rural comienza con un desayuno. Le sigue un momento oración y posteriormente, ponen los temas de interés acordes al mundo rural- campesino y al mundo cristiano. La espiritualidad Franciscana también se hace presente acá y lo intercalan con la contingencia, con temas del medio ambiente, la relación con el agua y la propuesta de una Nueva Constitución, entre otros temas.

El futuro lo proyectan animadamente. En noviembre, por ejemplo, tendrán un retiro, en agosto profundizarán sobre la fiesta de la Porciúncula o perdón de Asís y también en la figura de Santa Clara. Las Fiestas Patrias también son un tema que ven con buenos ojos de cara al mes de septiembre.

Es una oportunidad muy bonita, porque mucha gente es mayor y lleva muchos años acompañando. Muchos de ellos son fundadores y es gente muy cariñosa. Hay gente que ha llegado y le da mayor agilidad también. Es una oportunidad de hacer fraternidad, de conversar con ellos. Desde el campo surgen otras inquietudes, otros diálogos que no son los mismos de lo urbano. Son otras preocupaciones”, agradece el Hermano Julio Campos.

La señora Anita Ibarra es de la capilla San Juan Bautista y es parte de los inicios del Consejo Pastoral Rural. Llegó a la parroquia para hacer su Primera Comunión y de ahí no se ha movido más. “Poder participar en estos consejos es una experiencia maravillosa muy bonita, donde uno aprende, se prepara para atender, está con la gente, se anima, anima los otros y lo más importante es que nos nutrimos de la Palabra. Para nosotros es muy importante poder tener estos encuentros desde la lejanía y poder hablar de lo rural y de lo cristiano. Estoy muy agradecida”, describe.