
En entrevista ad portas de su ordenación como nuevo Obispo de la Diócesis de Iquique (que fue este sábado 18 de junio) Fray Isauro Covili, ofm, se sincera y analiza sus desafíos y proyecciones a la luz de este nuevo encargo pastoral que la Iglesia de Chile le encomienda. Todo, bajo el amparo de San Francisco de Asís.
Respecto de cómo han sido estos últimos meses después de dos nombramientos importantes, Fray Isauro Covili, ofm, respondió que han sido tiempos no fáciles y complejos. “Son cuestiones que, puedo decir, que nunca estuvieron presentes en mi cabeza. Son cosas que nunca he buscado en mi vida. En medio de todo esto siempre ha estado presente la paz en el corazón y la tranquilidad”.
Al nuevo Obispo de Iquique, le preguntamos en qué está hoy y nos manifestó que está rezando mucho. “Estoy dándole más tiempo a la oración y pedirle al Señor la ayuda necesaria para esta misión que el Papa ha hecho para la Iglesia de Iquique. Ha sido un tiempo para conocer la Iglesia de Iquique. Estoy tratando de disponerme para aprender. Ser Obispo no es una cosa que se nace con ello. Me animó la cercanía de la gente, ser un Obispo que camine, que esté con la gente, con la comunidad, que escuche y que aprenda, que abre los ojos y ayude a mirar a los ojos a las personas”.
En esa línea el Hermano Isauro, precisó que la noticia del nombramiento como obispo de Iquique le tomó con bastante asombro. “Lo he recibido con mucha confianza, sobre todo por el discernimiento que la Iglesia ha hecho. Estaba en un momento de decirle si o no al Papa. Pero por, sobre todo, lo tomo con tranquilidad y paz”.
Le consultamos además si ha tomado contacto con la gente de Iquique y esbozó que este último tiempo ha estado con un mayor contacto. “He llamado a algunas congregaciones, con la Pastoral Social, con sacerdotes, con el Administrador Diocesano y laicos también”.
Sobre dónde visualizan los principales desafíos con este nombramiento, Fray Isauro, precisó que la Diócesis está reflexionando sobre un plan pastoral, por lo tanto, “lo seguiremos juntos en la oración. También hay desafíos que tiene que ver con el tema migrantes, que ha sido un tema complejo en el último tiempo, pero que, a la vez, requiere un tratamiento internacional con los países vecinos. Pero, por otro lado, también requiere de un acercamiento solidario, misericordioso, fraterno con respeto a tantas personas que ingresan al país con su documentación regularizada y otros por pasos que no le permiten regularizarlos. También acojo lo de la Iglesia Universal, que tiene que ver con la sinodalidad, con el camino de retorno al Evangelio a Jesús y cómo ser una Iglesia comprometida con la historia, con la realidad concreta de hombres y mujeres que sufren, que se alegran y reconocen a Jesús en los pobres y en los más necesitados de esta parte del país”.
En esa línea, la migración aparece como una de las prioridades. Ante ello, el recién nombrado Obispo de Iquique, explicó que es un tema que está muy presente en la Pastoral Social de la Diócesis, con las religiosas con Colchane y con la estructura que la Diócesis tiene respecto a ello. “Requiere un trabajo pastoral, de cercanía, justamente en esta realidad de dolor, de esperanza también ante ello. Una de las primeras cosas que haré llegando a Iquique será ir a Colchane”, aseguró.
También se dio el espacio para confidenciarnos cómo animará a toda la gente que espera de la Iglesia hechos concretos en materias de educación, salud y seguridad, entre otros. Allí, desglosó que son temas de preocupación a nivel país y “son temas que de una otra manera como Iglesia, tenemos que abordar y reconocer. La Nueva Constitución también es un desafío, ya que es un tiempo que se abre para estudiar, para conocer, para informarse, para votar en conciencia, buscando el bien y lo bueno que el documento tenga. Cada uno podría situarse, pero amerita un tiempo de estudio y de verlo juntos como Iglesia”.
Finalmente, el Hermano Isauro Covili, ofm, le deja un mensaje a todos los católicos y católicas de Chile. “Estamos pasando todavía un tiempo muy duro, por el tema de los abusos, por una desconexión de la jerarquía, de los obispos, del clero con la realidad y por lo tanto, yo diría que es un tiempo para volver a lo esencial, para centrar nuestra vida en una vida de profunda oración. Necesitamos reconstruir, y buscar los valores humanos y que sean un gran aporte hoy en día para que los pueblos puedan rearmarse, reconstruirse. Necesitamos hacer de estos valores cristianos, pero también humanos, que le dan una identidad para caminar por la vida”, cerró.