Este domingo 17 de octubre, la Alianza Interreligiosa y Espiritual por el Clima participó de una acción global que busca que los gobiernos que se reunirán en la Conferencia del Clima COP26 en noviembre, actúen de forma inmediata y contundente para hacer frente a la emergencia climática. La jornada, concluyó en el Templo San Francisco de la Alameda.
La serie de acciones para hacer frente a la emergencia climática que vive el mundo, comenzó a las 10:30 de la mañana con la llegada al jardín de la sede Brahma Kumaris para iniciar diversas celebraciones, llenas de creatividad, conversación y contemplación. Tras ello, vino un almuerzo y charla de Rodrigo Herrera, ingeniero forestal y coordinador Mesa Ciudadana sobre Cambio Climático.
La jornada, continuó con la caminata y celebración Interreligiosa por el clima, que puso el foco en evitar la deforestación y analizar una eventual Constitución Ecológica. Asimismo, durante la mañana, también hubo espacios para trabajar un lienzo y su bordado, además de rincones para el diálogo y la contemplación/meditación.
Allí, la caminata tomó fuerza con sus respectivos lienzos: “Fe por la Justicia Climática: ¡No más deforestación!”, y “El cambio comienza contigo: Cuidemos los árboles”, que incluyó un peregrinar por las calles Seminario, Marín, Parque Bustamante, Diagonal Paraguay, para llegar al Museo Franciscano en Alameda. Allí, la caminata y ceremonia interreligiosa, contó en todo momento, con el uso obligatorio de la mascarilla, la distancia y uso de alcohol gel.
Con la llegada al patio grande del Museo Franciscano, se llevó a cabo una nueva ceremonia interreligiosa, donde compartieron todas las tradiciones presentes y destacaron el valor que tienen, según su religión o cosmovisión, los árboles. También, se plantaron varios árboles y se leyó una declaración en apoyo a una Constitución Ecológica.
Para los espacios de conversación, los asistentes dialogaron con objetos que simbolizan la espiritualidad de su organización. Para el bordado, por su parte, usaron figuras de telas que representaron la espiritualidad de la comunidad. Para las caminatas, se llevaron instrumentos religiosos o campanillas para hacer «sonar la alarma» sobre la emergencia climática que vive el país y el mundo entero. Por último, para la ceremonia interreligiosa en el Museo San Francisco, cada tradición u organización, preparó palabras, poesías y gestos simbólicos, para darle valor a los árboles, según su tradición religiosa o cosmovisión.
Voces que claman un cambio
Hermano Máximo Cavieres, Delegado Provincial de JPIC en Chile: “Sin duda estas actividades vienen a reforzar el compromiso de nuestra espiritualidad con el cuidado de la creación. Más aún, es una expresión de las diversas espiritualidades existentes en nuestro entorno, lo cual lo hace más significativo, porque hay un sentido de comunión, ya que esta urgencia global integra también la oración y aporta el discernimiento de qué es lo que tenemos que hacer frente a esta realidad que estamos viviendo. Nosotros como Franciscanos, al ser parte de esto, también nos ayuda a profundizar nuestra espiritualidad y nuestra vocación para un mejor trabajo pastoral en nuestras diferentes presencias se lo largo de Chile, donde también tratamos de transmitir este espíritu a las personas de las comunidades”.
Arianne van Andel, Coordinación general: “Le estamos pidiendo al Gobierno frente a la crisis climática que se pongan en acción. Que hagan lo que tengan que hacer para hacer un cambio sistémico urgente y que para nosotros también sea un cambio cultural y espiritual. Necesitamos urgente una mayor ambición frente al tema, ya que estamos sintiendo estos grandes impactos en la crisis climática y así la gente más vulnerable. No queremos más deforestación, no más tala en la Amazonia, y una protección de los defensores ambientales. Juntos tenemos que hacer un gran giro para enfrentar esta crisis”.
Pedro Contreras, Caritas Chile: “Una de las acciones principales para manifestarse el malestar frente a la crisis climática es trabajar de manera colaborativa, y trabajar de manera colaborativa implica hablar de nuestras propias experiencias y voces sobre el sentido y el clamor de la tierra, que es un grito desconsolado y que nos genera tanta angustia. La crisis climática nos tiene al límite, por eso el actuar debe ser ahora”.