Rapel de Navidad celebró a su Patrona con solemne y emotiva eucaristía

Cada 24 de septiembre la Iglesia Católica celebra a la Virgen de la Merced. El nombre, alude a la misericordia de Dios con sus hijos, que nos ha dejado en la persona de la Virgen María una auténtica madre, un canal de gracia y una cabal intercesora. En Rapel de Navidad, la Orden Franciscana celebró la santa eucaristía en honor de esta advocación mariana y como la Patrona de su pueblo.

“Hoy nos encontramos llenos de alegría porque Nuestra Señora de la Merced es la mirada perfecta de la Madre. Ella ha sido durante generaciones en nuestras comunidades, un refugio seguro y un adviento para seguir avanzando por los caminos. En ella, hemos visto siempre una presencia divina, que nos asegura también la cercanía del Padre Creador con todos y cada uno de nosotros y nosotras”, se alabó al comenzar la eucaristía.

La eucaristía del mediodía de este viernes 24 de septiembre, fue presidida por el Hermano Lino Miranda, quien al comenzar la celebración recordó la importancia y trascendencia de esta festividad: “Hemos querido reunirnos para que nuestra Señora de la Merced interceda por nosotros, por lo que pase en nuestras familias, por lo que pase nuestro pueblo y especialmente también por lo que lleva viviendo y experimentando nuestra comuna, en donde como bautizados, como cristianos, estamos haciendo peregrinar por tantos y tantos en esta vida”.

Ya en su homilía, el Hermano Lino, manifestó que “estamos celebrando a la Patrona de nuestro pueblo de Rapel, quien por tantos años, ha acompañado la vida de tantas familias, y esas familias, también han transmitido a sus hijos y a sus nietos este cariño por la mamá de Jesús, y especialmente a través de Nuestra Señora de la Merced, a quien se le contempla como mujer y la Madre de Jesús, que intercede especialmente por aquellos encarcelados, aquellos que se ven afligidos, aquellos que no pueden gozar de la libertad”.

Agregó, “la tradición de la Iglesia, nos muestra esta imagen de María que cuida a aquellos que están privados de libertad, aquellos que han sido apresado por la causa del bien, por aquellos que han sido perseguidos y por todos aquellos que de alguna manera en la vida, se sienten atados por tantas situaciones de dolor, de pecado, de caídas y que con el tiempo se van arrastrando, y no son capaces de poder ofrecer esa realidad al Señor para que la perdone, para que se abra la posibilidad de la reconciliación y poder desatarse de todo aquello que no permite moverse con libertad o experimentar la vida con libertad”.

Además, el Hermano Lino aprovechó la eucaristía, para llamar a todos a ser constructores del proyecto de Dios. “María se nos presenta como aquella que vive esta experiencia, que vive esta invitación y particularmente Nuestra Señora de la Merced, nos invita también a desatarnos de todas aquellas ataduras que no nos permiten vivir con libertad nuestra fe”. También, preguntó a quienes asistieron a la misa y a quienes la siguieron vía online, cómo están descubriendo a Jesús en sus vidas. “No importa si la fe es simple, sencilla o es erudita, o si es una fe que se pone en práctica en tantas actividades de solidaridad para con los demás. Pero esa fe que el Señor me ha regalado, cómo está, cómo se vive cotidianamente, cómo la cultivo, cómo ofrezco a Dios mis necesidades, pero también las de los demás. María nos puede ayudar a eso”, exhortó.

Por último, el Hermano Lino, invitó a que esta celebración fuese una Acción de Gracias por tantas cosas bonitas que el Señor regala, “y que a veces no se hacen tan presentes, porque dedicamos más tiempo a las dificultades, a esas cosas que son difíciles para nosotros, que son parte de nuestra vida y a veces ocultan también las cosas simples y sencillas de ellas que se dan en lo cotidiano y que nos hablan de un Dios que no nos deja solos. Descubramos lo bueno que el señor hace nuestra vida”, clamó.

La eucaristía concluyó con la oración de la Virgen de la Merced dedicada al pueblo de Rapel de Navidad, sus familias y sus alrededores, para un mejor porvenir y prosperidad.

Asimismo, tras la oración, se bendijo las cintas que brotan de los pies de la imagen y que los asistentes pudieron llevar a sus hogares como un signo de evangelización y por la tarde, se desarrolló la tradicional peregrinación por el pueblo de Rapel como señal de protección de la Patrona del pueblo.

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