En una carta dirigida a las autoridades Federales de México, a los estados de Jalisco, Durango, Zacatecas y Nayarit; a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a las Comisiones Estatales de Derechos Humanos y a todas las personas de Buena Fe, las Comisiones de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la Familia Franciscana de México, Centroamérica y el Caribe, con profundo dolor lamentaron el fallecimiento del Hermano Juan Antonio Orozco Alvarado, perteneciente a la Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago en México, animador JPIC y compositor del Himno de la Revolución Laudato Sí.
¡Que el Señor les dé su paz!
Repudiamos los hechos ocurridos el día 12 de junio del presente año a las 11 horas., cuando nuestro hermano se dirigía a celebrar la Eucaristía en la Comunidad Tepehuana de Pajaritos, perteneciente al municipio del Mezquital, Durango, de manera lamentable, fue privado de la vida en el fuego cruzado durante un enfrentamiento armado de los cárteles del crimen organizado que se encuentran en disputa por el territorio de aquella zona.
La violencia sistemática que se vive en el territorio Nacional mexicano derivada de la actividad del crimen organizado no puede ser invisibilizada; así como tampoco, el poco o nulo compromiso y capacitación por parte de las autoridades federales, estatales y municipales para, no sólo proteger a la ciudadanía, sino también, para realizar una adecuada investigación para procesar y sancionar este tipo de delitos, transgrediendo con ello el derecho humano a la vida, la dignidad y la seguridad de la población en general.
Por ello, exigimos a las autoridades en sus tres niveles:
1. A la Fiscalía General del Estado de la entidad correspondiente, la cabal integración de la carpeta de investigación, en el que se asegure la correcta recolección de evidencia y la exhaustiva investigación de la escena del crimen para que no quede impune el asesinato de nuestro hermano Fr. Juan Antonio Orozco.
2. A las autoridades judiciales, el respeto al debido proceso, así como la reparación del daño hacia las víctimas.
3. En el caso de que hubiere más víctimas, solicitamos sean atendidas con dignidad y respeto a sus Derechos Humanos, ello conforme a lo establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los diferentes estándares internacionales de Derechos
4. A la autoridades federales, estatales y municipales, exigimos la creación de Políticas Públicas destinadas a garantizar la defensa de la seguridad de la población en general conforme a los estándares internacionales, garantizando con ello, el orden público.
Nos comprometemos como franciscanos y franciscanas, a seguir anunciando la justicia y la paz, en un compromiso activo con otras organizaciones e Iglesias cristianas que defienden los Derechos Humanos y a las víctimas de este sistema de violencia institucional.
Por otro lado, nos solidarizamos con el dolor de la Familia de Fr. Juan Antonio Orozco Alvarado, OFM., y le pedimos al Dios de la Vida, que reciba con los brazos abiertos a este nuevo mártir y, que su muerte sea para nosotros un signo de esperanza y de lucha para que en nuestro país la justicia sea la bandera con que los cristianos levantemos la voz para decir “Alto a la violencia”, la cual, contamina nuestra sociedad y ha ido permeado a nuestras familias.
¡Que su muerte sea semilla de esperanza para los pueblos que luchan!
¡Paz y bien!
El Hermano Máximo Cavieres, Encargado de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la Familia Franciscana en Chile, se sumó a los lamentables hechos que acabaron con la vida al Hermano Juan Antonio Orozco Alvarado: “La muerte de Fray Juan Antonio Orozco de México, no es un hecho aislado de la situación que se produce en este país por el crimen organizado, sino que es muestra del circulo de violencia a la que toda persona, de cualquier parte del mundo, está expuesta por causa de la delincuencia y de la estructura criminal que atenta contra la vida humana. Vemos cómo falta una justicia que no solo castigue, sino que termine con las causas que producen en la sociedad grupos violentos que solo quieren someter a los demás para sus egoístas y perversos intereses”.
“Por ello nos unimos al llamado que nuestros hermanos y hermanas de las Comisiones de JPIC de la Familia Franciscana de México, Centroamérica y el Caribe hacen a las autoridades a ejercer su rol de proteger a las personas y defender sus derechos, y exhortamos a todas las personas de nuestras comunidades y naciones, a colaborar con la construcción de una sociedad justa, pacífica, fraterna y solidaria, que impida el maltrato y la violencia social y ambiental que hoy padecemos”, clamó.