El Ministro Provincial de la Orden en Chile, Hermano Isauro Covili, en su mensaje por la Fiesta de la Santísima Trinidad, recordó que San Francisco entra en este misterio, el día que descubre a Jesucristo y también cuando Jesús sale al encuentro de su vida. A la luz de la contingencia social y eclesial que vive el país, precisó que el Pobre de Asís, descubre en este proceso una palabra para los leprosos y los hermanos cuando van a la fraternidad.
Respecto de su experiencia creyente, el Hermano Isauro agrega que “toda la vida y misión de San Francisco no fue otra que un hombre fascinado por el misterio de la Santísima Trinidad y poder acompañar a otros para que fuesen adoradores de este misterio. Este misterio nos desafía a nuestra vida fraterna. Descubrimos que, en nuestra vida fraterna o la fraternidad desde esta exhortación apostólica del Papa Francisco, funda sus raíces en el misterio de la Santísima Trinidad, por lo tanto, nuestra vida fraterna está invitada a reflejar el amor de Dios”.
Añade que “la Santísima Trinidad es modelo y es la mejor comunidad que pueda existir. Esta relación del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es una relación de amor, de donación permanente hacia otros”.
Sobre la contingencia, el Hermano Isauro analiza: “Podemos descubrir también que es modelo de sociedad. Hoy estamos ad portas de comenzar a escribir una hermosa carta o una nueva carta de Constitución para el país. Y este texto que se va a escribir, ojalá contenga elementos y valores sublimes, como el valor de la verdad, la justicia, la bondad y cómo aquellas cosas, también van a reglamentar nuestra vida hacia adelante. Que este texto Constitucional de una otra manera, sea reflejo también de esta búsqueda de lo mejor para una ciudad, un pueblo o un país y que podamos tener este misterio de la Trinidad en el fundamento y en el centro de todos aquellos que escriben este texto o en aquellos que profesan su fe cristiana”.
Al final de su mensaje, enfatiza que la Santísima Trinidad es además modelo de iglesia y de comunidad: “El Papa nos ha convocado a una Asamblea Eclesial, donde estamos todos convocados a un tiempo de escucha de este Dios que se caracteriza por escuchar los gritos, los anhelos, las alabanzas, pero a la vez también, para sostener la vida de todos sus hijos e hijas”.
“En esta fiesta podamos renovar nuestros sueños, anhelos, nuestra fe, nuestro amor a Dios y nuestro amor también hacia los hermanos, especialmente a los más pobres”, cerró.