Misión, evangelización y responsabilidad como ejes pastorales para el anuncio de Jesucristo

En la actividad, que se transmitió por las redes sociales de la Orden Franciscana este sábado 29 de mayo desde las 16:00 horas, se dieron a conocer las Orientaciones para el Servicio Pastoral que servirán para todas las presencias Franciscanas a lo largo del país.

El Hermano Isauro Covili, Ministro Provincial, dio la bienvenida a la jornada y recordó que es un espacio de formación de fraternidad y de animarnos mutuamente a caminar juntos con toda la experiencia que hemos ido experimentando desde el año pasado hasta esta fecha. “Son orientaciones que no solamente están direccionadas hacia la pastoral de la parroquia, sino que hacia todas nuestras presencias y lugares donde estamos. Es un documento que significó un buen tiempo de reflexión, de compartir, de muchas reuniones, de encuentros de agentes pastorales, por lo tanto, tiene una linda historia sinodal donde muchos laicos han participado de ese proceso. Es una experiencia muy hermosa que nos alegra en este camino que hemos realizado juntos en bien de la vida y de la evangelización”.

Responsabilidad compartida

El Hermano Claudio Salgado, de la Secretaría de Evangelización y Misión de la Orden Franciscana, señaló en su intervención que estas orientaciones no son nuevas, sino que son una continuidad de unas orientaciones ya trabajadas y que se entregaron desde el año 2006: “Por lo tanto, son orientaciones que nos vienen acompañando por 10 a 12 años aproximadamente. Lo que hemos hecho es una actualización de estas orientaciones y por eso, es tan importante compartirlas con todos ustedes. Este documento, a diferencia del anterior, habla de orientaciones para nuestras presencias, mientras que el anterior, hablaba de orientaciones para las parroquias”.

Agregó que, en esta nueva versión se habla de una manera importante sobre la responsabilidad compartida de frailes, laicos y laicas: “Otro tema importante en este documento es la acogida y el acompañamiento, no solamente pensando en el tema de la evangelización, sino que la acogida y el acompañamiento en estas nuevas realidades que hoy se nos presentan. La responsabilidad dentro de la fraternidad, llama la atención que al momento de elaborar nuestro proyecto de vida fraterna y comunitario se debe tener presente la espiritualidad franciscana”, cerró.

Dentro de los puntos que el Hermano Claudio desglosó el abordaje pastoral en las parroquias. Allí, precisó que el objetivo de las orientaciones, “es organizar y planificar nuestra vida fraterna y comunitaria, teniendo presente las líneas generales de la Conferencia Episcopal y de las Iglesias locales, incorporando lo propio de nuestra espiritualidad Franciscana y que la tarea o servicio encomendado es a la fraternidad de hermanos, valorando e incorporando a los laicos presentes”.

En esa línea, relevó que “no se debe olvidar que somos hermanos menores enviados a evangelizar en fraternidad, a tener respeto por los que están y han estado, por la historia y fortalecer el trabajo con los laicos y laicas en esa misión compartida, cuidando la espiritualidad y fortaleciendo las relaciones con la Familia Franciscana”.

Sobre los desafíos para el presente y el futuro, puntualizó que se debe elaborar un proyecto de evangelización como provincia, “que señale por dónde se debe navegar, que el trabajo con laicos y laicas sea fruto de un diálogo y de una búsqueda en común y que toda nuestra vida de fe en los diversos servicios o tareas pastorales, esté marcada por el evangelio y por la impronta franciscana”, y para que el mensaje sea presente y traspase fronteras, debe incorporar una evangelización a través de los diversos medios de comunicación social, entre otros consejos.

Desafíos en la Evangelización

El Hermano Luis Alberto Nahuelanca, en tanto, entregó algunas claves que ayudarán a bajar estas orientaciones para el trabajo misionero y pastoral Franciscano en su inmensa diversidad.

Partió diciendo que es muy importante saber leer el contexto en el cual estamos situados. Saber leer nuestro tiempo, saber discernir lo que el Espíritu Santo nos está hablando en la complejidad de un momento y de un tiempo pandémico nunca antes visto: “Hay un elemento de orden sociocultural que no podemos pasar de largo. El tiempo de la pandemia no es sólo un tiempo que tiene relación con el tema sanitario, también es un cambio de época, porque ha ido dejando al descubierto y ha ido desenmascarando muchas vulnerabilidades y falsas seguridades como dice el Papa Francisco. Vulnerabilidades con las que nosotros habíamos construido las agendas sociales, gubernamentales y de la Iglesia, incluso con lo que habíamos proyectado con nuestras prioridades. Todo eso ha cambiado, por lo tanto, hablamos de un cambio epocal”, dijo.

Este cambio, añade, “los Franciscanos y Franciscanas tenemos que ponerlo como prioridad, porque repercute directamente en quiénes son los interlocutores de nuestra evangelización, de nuestra gente dolida, herida, asustada y muchos de ellos desesperanzados, a los cuales tenemos que llegar y abrazar bondadosa y amorosamente”.

Sobre la eficacia de la evangelización, señaló el Hermano Nahuelanca, que pasa por la fuerza carismática del evangelizador, de la evangelizadora y de los agentes pastorales, “quienes son capaces de traducir en signos elocuentes los valores del Reino. Y esos signos importantes están en la persona de Jesucristo y la entrega de su propia vida. Su pasión, su muerte y su resurrección es el referente ideal por donde pasa la cualificación del servicio del discípulo misionero, por lo tanto, la evangelización Franciscana tiene un dinamismo Pascual que debe traducir, y las pequeñas y grandes tareas donde está en juego a la dignidad humana a la cual nos debemos”.

Enfatizó: “Si el Franciscano o la Franciscana no abraza la dignidad humana y su mensaje por el Reino, no lo lleva a generar liberación y pierde toda fuerza y todo contenido esa evangelización”.

La evangelización a la luz de la justicia

El Hermano Máximo Cavieres, Delegado Provincial de la Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de los Hermanos Franciscanos en Chile, expuso en su presentación esta unión entre JPIC y la evangelización y misión. “Hoy estamos recuperando esa mirada holística para nuestras reflexiones, no solamente dentro de la iglesia, sino que el mundo entero se está planteando este legado de que todo está conectado como diría el Papa Francisco. De una u otra forma, hay que aprender a recuperar que somos personas y seres integrados, que no sólo somos un cuerpo con direcciones físicas o psíquicas por separado. La misión no es una parte y la justicia y la paz es otra. Por eso, a pesar de que estos temas pueden parecer no tener relación, si lo tienen y desde siempre lo han tenido, especialmente cuando contemplamos y podemos meditar los textos evangélicos”.

Asimismo, sostuvo que “los Franciscanos estamos obligados a llevar una vida evangélica, es decir, el espíritu de oración y de comunión fraterna, el dar testimonio, la penitencia, abrazando en la caridad a todos los hombres y a todas las personas y a todos los seres humanos, anunciar el Evangelio al mundo entero, a predicar con las obras la reconciliación, la paz y la justicia, y a mostrar un sentido de respeto hacia la creación”.

Apuntó: “Es importante entender que toda raíz de la actividad, sea por la justicia, por la paz, por el cuidado de la creación o por la evangelización, tiene por base el anunciar y el vivir el Reino de Dios, y como discípulos misioneros, estamos llamados entonces, a manifestar esta dimensión, esta realidad de nuestro entorno en nuestra vida y en nuestras relaciones. El desafío, sin duda, está en que cada uno de nosotros vivamos esta dimensión no solamente al interior de nuestras comunidades o fraternidades, sino que lo llevemos también a ámbitos exteriores de nuestra vida como el trabajo, el estudio, el barrio, la junta de vecinos, es decir, con tantas otras dimensiones como partidos políticos. Por eso es clave recuperar esta visión más integral y holística de nuestra vida y nuestras acciones.

La misión compartida

Mariela Salazar de la Oficina de Evangelización, cerró la jornada contando la relevancia que tiene para la Orden Franciscana un modelo de Iglesia participativa y corresponsable. “Necesitamos la misión compartida, necesitamos mirarnos como Iglesia y como Pueblo de Dios. Que se amplíe a todos en igualdad de dignidad y como bautizados, sin esta Iglesia piramidal y de jerarquía donde el pueblo estaba abajo. Hoy hablamos de un pueblo de Dios donde somos todos”.

Entre sus puntos, habló de una Iglesia inclusiva donde cada uno asume su responsabilidad, con relaciones horizontales de diálogo, sin miedo y eliminando actitudes de clericalismo. A la luz de esa sinodalidad, recordó una frase de San Francisco que señala que es un camino eclesial que tiene un alma que es el Espíritu Santo y que, sin el Espíritu Santo, no podría existir.  “Se tiene que transformar en un estilo de vida, donde necesitamos discernir lo que Dios nos quiere decir en este servir. No es dialogar sobre lo que yo quiero, sino que lo que le espíritu de Cristo nos quiere decir a través del Evangelio, de la oración, de la meditación, pero también de la confrontación”.

Además, entregó tres claves sobre la misión compartida y la sinodalidad. Primero manifestó que “en la Iglesia sinodal toda la comunidad libre y rica en su diversidad de sus miembros, es convocada para orar, escuchar, analizar y aconsejar para que se tomen las decisiones pastorales más conformes con la voluntad de Dios”. Luego, esbozó que “una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable, que está llamada a articular la participación de todos y que se funda sobre el hecho de que todos los fieles están habilitados y son llamados para que cada uno ponga el servicio de los demás, los respectivos dones recibidos por el Espíritu Santo”. Por último, recordó que “se pide que los laicos deben participar del discernimiento, la toma de decisiones, la planificación y la ejecución”.  

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